Alianza Social de Trabajadores de la Industria Mexicana

martes, 20 de noviembre de 2012

Gaza: poner fin a la agresión- ¿Hacia el precipicio?

Gaza: poner fin a la agresión
Ayer, mientras la franja de Gaza vivía una nueva jornada de bombardeos aéreos por el ejército israelí –en los cuales han muerto un centenar de personas en los pasados seis días–, prosiguieron sin éxito los intentos del presidente egipcio, Mohamed Musri, de lograr una tregua negociada entre el movimiento palestino Hamas –autoridad en Gaza— y el gobierno de Tel Aviv: los dirigentes del primero, reunidos en El Cairo, señalaron que el alto al fuego debe ser declarado primero por el gobierno de Israel; el segundo insistió en que sus incursiones aéreas sobre Gaza no se detendrán en la medida que no cesen los lanzamientos de misiles palestinos contra objetivos israelíes, al tiempo que alistó una reserva de 75 mil efectivos para una eventual incursión militar en la franja, perspectiva que, de consumarse, arrojaría una nueva oleada de asesinatos de palestinos.
Sin desacreditar de antemano la mediación internacional en el añejo conflicto de Medio Oriente, la exigencia de que las partes cooperen con todos los esfuerzos encabezados por Egipto para alcanzar un alto el fuego inmediato –formulada por el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, el pasado domingo– pone en perspectiva una asimetría adicional en la confrontación palestino-israelí: la que implica exigir a un grupo de resistencia, que opera en un territorio devastado por la agresión militar y el bloqueo económico inmisericorde, que contenga la exasperación imperante entre sus habitantes y ejerza sobre ellos controles propios de un Estado nacional constituido.
En efecto, el lanzamiento de misiles sobre Israel –por integrantes de las Brigadas al Qassam, el brazo armado de Hamas– es condenable por cuanto van dirigidos contra la población civil, pero otro tanto puede decirse de los sistemáticos bombardeos israelíes sobre Gaza, con el agravante de que éstos no son perpetrados por organizaciones armadas autónomas, sino por una potencia militar ocupante, y que se cometen en una porción territorial previamente cercada, sometida al aislamiento económico y al hacinamiento poblacional, privada de energía eléctrica buena parte del tiempo y despojada del control de sus fronteras y su espacio aéreo.
En dicha circunstancia resultan improcedentes los señalamientos del viceprimer ministro y titular de Asuntos Estratégicos de Israel, Moshe Yaalon, quien dijo que si lamentablemente hay muertos civiles (en Gaza), toda la responsabilidad es de Hamas, que se esconde detrás de ellos, cuando es claro que, dadas las condiciones de vida y el hacinamiento que prevalecen en la martirizada franja, cualquier bombardeo israelí, por quirúrgico que sea, redunda inexorablemente en la masacre de inocentes.
En tal circunstancia, es necesario que los integrantes de la comunidad internacional, empezando por los cinco gobiernos que integran el Consejo de Seguridad de la ONU –Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Rusia y China–, exijan al Estado hebreo suspender su operación militar, la cual de todos modos no logrará erradicar en forma permanente el peligro en que se encuentran los pobladores de algunas regiones de Israel –como no lo consiguió siquiera la criminal operación Plomo Endurecido, lanzada contra Gaza en diciembre de 2008 y enero del año siguiente–, pero multiplicará la cuota de sufrimiento y devastación humana y material en esa conflictiva región del mundo y profundizará la degradación que experimenta el régimen israelí por su sistemático atropello al derecho internacional, al sentido común y a los principios humanitarios elementales.
 
 
¿Hacia el precipicio?
José Blanco
Respecto del llamado precipicio fiscal estadunidense, algunos datos parecen indicar que Obama está en posición más favorable para negociar con los republicanos el rumbo económico a corto plazo de la economía estadunidense. Una debacle social habría estado en el futuro cercano del vecino (que nos arrastraría), si el multimillonario Romney hubiera sido el elegido. Por lo pronto, el pasado viernes, día del primer encuentro de Obama con sus rivales, el Dow Jones, S&P, y el Nasdaq cerraron con números negros, modestos ciertamente, pero índices positivos que contrastan con las tendencias negativas de las bolsas europeas y su economía en recesión.
Y es que los republicanos no cuentan con muchos argumentos.
A partir de 2007, Wall Street, tras haber arrastrado consigo al resto del mundo a una colosal crisis financiera, fue rescatado por los contribuyentes, por decisión de Obama. No obstante, posteriormente los obesos tiburones de las finanzas se indignaron con el presidente por haber insinuado tímidamente en algunos discursos de campaña que, quizá, como banqueros, no se portaron del todo bien, desatando la crisis que aún perdura. Los banqueros de inversión, que generalmente se habían inclinado por los demócratas, huyeron hacia Romney y forraron su campaña de dinero, con la seguridad de que favorecería sus intereses, entre otras cosas deshaciéndose de la tímida reforma financiera de Obama. Hoy Obama no le debe nada a Wall Street. Debería no es un arma menor.
Más significativos aún son los cambios que están ocurriendo en la composición social del voto estadunidense. Después de los cuatro días de conteo en Florida, Obama llegó a 332 votos electorales contra 206 del engendro de la derecha. Un voto que parece reflejar la tendencia hacia una nueva composición social con la que Obama conectó con ofertas de política social que el elefante republicano califica ahora de regalos a los históricamente menos favorecidos.
Paul Krugman lo resume de este modo: “El verdadero Estados Unidos se impuso al ‘verdadero Estados Unidos’. Durante mucho tiempo, la derecha –y algunos expertos– han vendido la idea de que el ‘verdadero Estados Unidos’ era la tierra de la gente blanca no urbana, y el grupo demográfico al que ambos partidos debían conquistar. Mientras tanto, el electorado de verdad se estaba diversificando racial y étnicamente, y también volviéndose cada vez más tolerante. La coalición de 2008 de Obama no fue casualidad; era el país en el que nos estamos convirtiendo. Y, claro está, ese país más diverso y, si me lo preguntan, mejor, ganó a lo grande. Fíjense también en que, en la medida en que los temas sociales han influido en estas elecciones, lo han hecho en favor de los demócratas. Los dioses, las pistolas y [las alusiones a] a los gays no lograron poner a los votantes del lado de los intereses empresariales; más bien, la dignidad humana para las mujeres hizo oscilar los votos en otro sentido”. El hecho de que Obama sea el primer presidente que es elegido con más de 7 por ciento de desempleo, probablemente es un producto de esa nueva composición social.
Recuerde usted ese otro suceso: el candidato a senador por Indiana Richard Mourdock dijo que si una mujer violada quedaba embarazada era por designio de Dios. Perdió así una senaduría que era republicana desde hace muchos años. Algo está cambiando en la composición social y en las mentalidades estadunidenses.
La noche de la derrota de Romney, el Tea Party envió un mail espeluznante a sus partidarios: Con la catastrófica derrota del candidato de las élites republicanas, patriotas como ustedes son la última esperanza de EU para restaurar sus principios fundacionales. La cruzada kukluxklanesca a la que invita la adocenada extrema derecha estadunidense está en una posición que enigmáticamente parece caminar al basurero. Frente a la sociedad que surge, los republicanos trocaron el elefante por un iguanodonte.
La numeralia fue así: por Obama votó 55 por ciento de las mujeres, 62 por ciento de las solteras y 62 por ciento de las mujeres que trabajan; 60 por ciento de los jóvenes entre 18 y 29 años, y 52 por ciento de quienes tienen entre 30 y 44 años. También lo hizo 76 por ciento de las personas gay, 69 por ciento de los judíos, 93 de los afroestadunidenses, 73 de los estadunidenses de origen asiático y 71 de los de origen iberoamericano. Obama también ganó el voto de 69 por ciento de quienes viven en ciudades con más de medio millón de pobladores y 58 de quienes viven en ciudades de entre 50 mil y medio millón de habitantes.
La tendencia a la consolidación de una nueva composición social parece sólida: el homogéneo bloque de hombres blancos, en su mayoría protestantes y mayores de 45 años, que llevaba más de 200 años decidiendo quién debía gobernar ese país, se reproduce con la más baja tasa de crecimiento de todos los grupos.
Nada está escrito y Obama puede fracasar porque la sabiduría de los capataces que resguardan los sacratísimos bonos, puede acabar imponiendo la austeridad frente al déficit, porque para estos tenaces bucéfalos la austeridad es económicamente expansiva por cuanto genera confianza. Desde 2007 nos están diciendo esta tontería, mientras comprobamos cotidianamente lo contrario, como ocurre hoy en la Unión Europea que está siendo hundida por una austeridad de plomo que por ahora las movilizaciones sociales no han podido parar.
Un cordial abrazo para Juan Ramón de la Fuente

No hay comentarios:

Publicar un comentario