Alianza Social de Trabajadores de la Industria Mexicana

viernes, 23 de noviembre de 2012

ASTILLERO- Mujeres, bajo la barbarie social- La cuarta guerra de Calderón: el ecocid

Astillero
Mexi Co.
Ocurrencias felipistas
SG más SSP: ¡gulp!
Toranzo, censor en SLP
Julio Hernández López
Foto
CONTRA LA VIOLENCIA HACIA LA MUJER. Jesús Peña, Diego Palacios y Ana Guezmez ofrecieron una conferencia de prensa en el contexto del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, que se realizó ayer en las oficinas de la ONU en México
Foto Yazmín Ortega Cortés
 
Ya en plena ociosidad, mientras canta corridos de muertes violentas (El perro negro, en Michoacán, durante una gira de trabajo) y viendo a la PGR y la SSP despedazarse a causa del ataque a gringos y un marino en Tres Marías, Felipe Calderón tuvo la ocurrencia de proponer que le cambien el nombre al país que dejará de mal gobernar dentro de una semana.
Así como Vicente Fox advertía campechanamente que él podía decir cualquier tontera cuando corrían los días postreros de su sexenio, pues al cabo que ya se iba, ahora Calderón se pone a jugar con la nomenclatura, como si con un golpe de pila bautismal pudiera borrar el registro de lo que hizo durante su administración. Ironía inmisericorde: el panista que ha practicado un máximo entreguismo hacia Estados Unidos, permitiendo abierta operación policiaca, militar y política de esa potencia en México, ahora pretende distanciarse tan sólo de nombre.
 
 
Nada de Estados Unidos Mexicanos; solamente México, es la proclama de última hora que lanza quien tal vez así se quisiera concebir como nuevo padre de la Patria, tañendo la campana de la independencia y el ahorro de palabras no en Dolores (Hidalgo) pero sí en el contexto de los dolores que ha causado con su guerra contra el narcotráfico. Pinolero vacilador que bien podría pretender que en caso de concurrir ante algún tribunal internacional por acusaciones de genocidio y masacres podría defenderse alegando que él no gobernó ese país, el de las siglas EUM, sino otro llamado simplemente México o más actualizadamente, Mexi Co., a como van las cosas allí donde se compra la Presidencia de la República y se venden los bienes de la nación, como se pretende hacer en el caso de Pemex.
 
En la Cámara de Diputados, el peñanietismo se alza con una victoria al amparo de una cartulina que reza YoSoy333. Con esa cantidad de votos fue aprobada la desaparición del juguete (como cabeceó La Jornada en días pasados) de Calderón y Genaro García Luna denominado Secretaría de Seguridad Pública. Juguete criminal y diabólico, pues fue el instrumento civil que con amplitud contribuyó a la elevación enorme de las violaciones a los derechos humanos durante el sexenio que está por terminar.
 
La Policía Federal Preventiva, luego llamada Policía Federal, fue un ejército personal de Los Pinos que practicó secuestros, tortura y asesinatos. Genaro García Luna fue un hombre de creciente fortuna personal a contrapelo de la desgracia nacional, que lo mismo se permitía realizar montajes evidentes para difusión mediática (lo que le ganó el mote de cineasta, y a sus oficinas la etiqueta de García Luna Productions), aunque las relaciones diplomáticas con Francia crujieran, que desplegar una peculiar guerra en la que algunos cárteles aparecían favorecidos y otros perseguidos y en la que trató de constituir un mando policiaco nacional que debería haber terminado en sus cesaristas manos y una doctrina de seguridad nacional a su conveniencia, con pretensiones de transexenalidad.
 
Y sin embargo, el derribamiento de la institucionalidad podrida no da paso a expectativas de mejoramiento, sino tal vez lo contrario. En el sexenio por iniciar no habrá un García Luna sino algo potencialmente peor: una Secretaría de Gobernación que ejercerá funciones policiacas, al recibir lo que ha sido la SSP, y políticas. De quedar como titular de Bucareli el ex gobernador de Hidalgo Miguel Ángel Osorio Chong, las perspectivas son desalentadoras, pues él es parte de una de las corrientes más turbias dentro del peñanietismo, especializada en el uso del dinero para definir elecciones y de la presión y la represión para enfrentar disidencias. Con Osorio en Gobernación, y su paisano solidario Jesús Murillo Karam en la Procuraduría General de la República, se tendrían las condiciones ideales para combinar las artes policiacas del garcialunismo calderonista con las políticas propias del dinosaurismo clásico.
 
Si el fin del sexenio no muestra resultados buenos, tampoco la simulación de ofertas denominada El buen fin. Según la Asociación de Bancos de México (es decir, con oficinas en México, pues la mayoría de ellos pertenecen a accionistas extranjeros), 48 por ciento de las operaciones que se realizaron el fin de semana pasado correspondieron a compras a plazos. Es decir, casi la mitad de las ofertas seleccionadas por el público tuvieron como principal gancho el endeudamiento y no necesariamente los descuentos y los bajos precios. De esa manera queda demostrado que el carnaval mercantil promovido por doquier ha sido principalmente, como en otros tópicos de la vida pública, no se diga en lo político y electoral, mera maniobra de mercadotecnia, con propaganda engañosa, propuestas falsas y resultados preocupantes.
 
Astillas
 
Alejandro Encinas ha pospuesto la toma de decisión respecto a Morena y el PRD. Fue electo consejero nacional del movimiento que ahora busca ser partido, pero no acepta afiliarse a este proyecto sino sostenerse en el actual, el del sol azteca en cuya bancada está como senador.
 
Avanzó sin contratiempos el pacto entre panismo (FCH) y priísmo (EPN) para repartirse dos rebanadas del pastel de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, así que el Senado nombró como nuevos ministros a Alberto Pérez Dayán y a Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena.
Marcelo, Chuchos y Amalios se aprestan a cerrar el paso a los Bejaranos en la elección de dirigente del PRD en el Distrito Federal, con Vidal Llerena como aspirante.
 
El gobierno de Fernando Toranzo impidió que un reportero de La Jornada San Luis, Samuel Estrada, preguntara a embajadores que visitaban la capital potosina sobre las presuntas inversiones que se harían en la entidad. En lista de espera para hablar, y con el micrófono en la mano para hacerlo, el reportero vio que el coordinador de comunicación social hacía retirar el aparato, mandaba indagar exactamente qué plantearía el periodista de La Jornada San Luis, negaba el derecho con un gesto de desaprobación y daba por terminada la conferencia de prensa. ¡Feliz fin de semana!
Twitter: @julioastillero
Facebook: Julio Astillero
Mujeres, bajo la barbarie social
De acuerdo con un informe de la Convención sobre la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer, instancia de la Organización de las Naciones Unidas también conocida como ONU-Mujeres, el gobierno mexicano ha incumplido las recomendaciones que le fueron formuladas desde 2006, entre ellas, el brindar a las féminas acceso efectivo a la justicia, acabar con la cultura de la impunidad y eliminar figuras discriminatorias en códigos civiles y penales de algunas entidades. Mucho más grave, el Estado ha sido incapaz de poner un freno a la ola de feminicidios, a las desapariciones de niñas y adultas en todo el país y a la trata de personas, que desemboca por lo general en explotación sexual y laboral.
 

 
A decir de Ana Güezmez, representante en México de ONU-Mujeres, sólo en 2010 ocurrieron 2 mil 335 muertes con presunción de feminicidio, lo que implicaría más de seis mujeres asesinadas al día, en muchos casos con ingredientes de mutilación y violencia sexual. El dato, por cierto, hace aparecer como conservadora la cifra proporcionada hace dos días por la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) de 5 mil 202 feminicidios perpetrados en el curso del sexenio que está por terminar, toda vez que parece poco probable que la mitad de esos crímenes se hubiera cometido en uno solo de los seis años de la administración calderonista.
 
Pero el asesinato de una sola mujer por el hecho de serlo sería ya intolerable e inadimisble y es preciso ir más allá de las discrepancias en los números: baste decir que son muchísimas las mexicanas que han muerto como consecuencia de actitudes discriminatorias y de ámbitos de impunidad, y muchas más las que han padecido y padecen en forma regular o esporádica alguna forma de violencia de género o de discriminación por esa causa.
 
Ciertamente, la barbarie social contra las mujeres es un fenómeno con causas múltiples y complejas, históricas y culturales varias de ellas, y sería improcedente exigir a las autoridades federales, estatales y municipales que la erradicaran en pocos años. Lo que sí cabe exigirles, en cambio, es que eliminen los márgenes de impunidad y corrupción que han hecho posible el pavoroso incremento de feminicidios en diversas zonas del país, así como el auge del negocio de trata de personas y de explotación sexual. En los casos de Chihuahua y el estado de México, por citar sólo los más escandalosos, es claro que el feminicidio no habría podido convertirse en epidemia sin un contexto de ineficiencia y descomposición de los cuerpos policiales y acaso también de los organismos jurisdiccionales.
 
Otro factor contextual que ha incrementado la violencia de género es la estrategia oficial de combate a la delincuencia y al narcotráfico, así como sus efectos colaterales: un mayor control de diversas regiones del país por la criminalidad; la indefensión de sectores de la ciudadanía ante la delincuecia y ante los excesos de las corporaciones gubernamentales, y la incorporación masiva de mujeres a las actividades delictivas, impulsadas por situaciones de desintegración social, marginación, carencias educativas, pobreza y desempleo.
 
La administración federal entrante tiene ante sí, pues, la doble y complicada tarea de sobreponerse a antecedentes negativos en materia de protección a las mujeres y de formular políticas públicas y acciones concretas que permitan hacer frente a la discriminación y a la violencia de género, porque en tanto estos fenómenos subsistan, el país no tendrá autoridad moral para llamarse civilizado.
 
 
 Homenajeando a Vargas Llosa-Rocha
La cuarta guerra de Calderón: el ecocidio
Víctor M. Toledo
 
Este pequeño e inmisericorde aspirante a militar ha dejado un país en ruinas. La causa principal han sido sus guerras. Su guerra contra el narcotráfico, su guerra contra los trabajadores, su guerra contra los pobres y, finalmente, su guerra contra la naturaleza. Su belicismo obedece no solamente a la necesidad de legitimar una presidencia obtenida mediante el fraude electoral, sino a saldar y resolver resortes síquicos profundos ligados con la imagen que mira frente al espejo. Provinciano, mediocre, católico y corrupto, fue calificado por Raúl Vera, obispo de Saltillo, como el más cruel presidente que hemos tenido en México. El que se hizo llamar candidato del empleo envió a 15 millones de mexicanos a la miseria (según la Coneval), aumentó los impuestos, desmanteló sindicatos y restringió sus derechos a los que trabajamos, dedicó solamente 8 por ciento del presupuesto a los programas sociales (según la OCDE), dejó 7 millones de jóvenes sin escuela ni trabajo, y propició la muerte o desaparición de unos 100 mil mexicanos. También hubo impactos de sus decisiones en la dimensión ambiental y ecológica, en lo que fue su cuarta guerra.
 
Fiel a la doctrina neoliberal y a la maquinaria tecno-económica que la pone en práctica, Calderón terminó apoyando a y apoyándose en los monopolios nacionales y trasnacionales y en el Ejército y las fuerzas de seguridad. ¿Puede un presidente neoliberal pintarse de verde? Imposible. La causa primera y última de la crisis ecológica a toda escala, incluido el cambio climático, ha sido el modelo que busca mercantilizar los procesos naturales, explotar el capital natural. La contradicción fue enmascarada bajo una política doble: por un lado haciendo compromisos retóricos y concesiones irrelevantes mientras se facilitaban los grandes proyectos depredadores de la naturaleza. Como sucede en muchos países, en México la cosmética verde se ha vuelto una práctica común. Corporaciones, empresas, gobiernos y elites científicas se hacen la corte de manera recíproca, se conceden premios, se hacen cómplices, inventan espectáculos, guardan silencio y terminan formando parte de un círculo perverso.
 
Desde el inicio Calderón aprendió a manejar un discurso pintado de verde, pero su primera acción fue bajarle el presupuesto a la Semarnat en 21 por ciento. En la dimensión internacional estuvo siempre en sintonía con la corriente buscadora de un capitalismo verde, que intenta hacer negocios de cada asunto ecológico. Esto explica por qué organizó la Cumbre Mundial de Negocios para el Medio Ambiente (B4E, por sus siglas en inglés) en octubre de 2010. Lo anterior le permitió obtener el reconocimiento del PNUMA Campeones de la Tierra en 2011, y el Premio Ecología y Medio Ambiente, de la Fundación Miguel Alemán Valdés. Calderón fue no sólo puntual sino destacado en propiciar y facilitar una política ecológicamente destructiva de gran escala en cinco principales frentes.
 
El primero es el de la minería a cielo abierto. Durante el sexenio se otorgaron concesiones y permisos a casi 200 compañías canadienses, inglesas, estadunidenses, chinas, mexicanas, que se llevan oro, plata, cobre y otros metales prácticamente gratis, afectando y usurpando territorios comunitarios, y contaminando aguas, tierras y aire. Las emisiones tóxicas de la minería constituyen 70 por ciento del total, principalmente plomo, ácido sulfhídrico, cadmio, cromo, níquel y cianuro. Cada gramo de oro o cobre supone además un gasto descomunal de agua. Hoy, las concesiones mineras alcanzan una superficie de más de 50 millones de hectáreas, ¡la cuarta parte del territorio de México! De 2009 a la fecha los proyectos mineros han generado 54 conflictos con las poblaciones locales. Lo que las mineras han extraído en esta década equivale a ¡todo el oro y a la mitad de la plata extraída por la Corona Española en 300 años! El segundo frente tiene que ver con los megaproyectos turísticos, hidráulicos, urbanísticos y comerciales. Éstos afectaron cultivos, fuentes de agua, áreas forestales o manglares o arrecifes coralinos, e inundaron pueblos en al menos ocho estados de la República. El tercer frente es el de la producción de alimentos y otras materias primas. Calderón promulgó una Ley General del Cambio Climático, pero no hizo nada para detener el modelo agroindustrial que produce, a escala global, 28 por ciento de los gases de efecto invernadero. Los monocultivos agrícolas, forestales y ganaderos, orientados a la exportación, basados en agroquímicos, pesticidas, el despilfarro del agua y los altos costos energéticos, fueron objetivo central de la política agropecuaria y forestal de la Sagarpa. Como contraparte fueron mínimos los apoyos para incentivar, favorecer o fortalecer la agroecología dirigida a la soberanía y autosuficiencia alimentarias y a los productores tradicionales, no obstante que México es un país pionero a escala mundial en este campo.
 
A pesar de sus 35 millones de focos ahorradores, Calderón jamás adoptó una política de transición energética hacia las fuentes renovables. Ello implicaba poner en marcha apoyos sustantivos a la investigación aplicada, apoyos a la pequeña industria mexicana dedicada a generar tecnología, y programas masivos para la reconversión a escala de hogares. Finalmente debe citarse el caso trágico del maíz transgénico que las corporaciones (Monsanto, Syngenta, Dupont, Dow) intentan desde hace una década introducir en México en complicidad con las oficinas gubernamentales. Frente a ello, la resistencia campesina creció y se expandió por numerosas regiones del país y los científicos demostraron con hechos contundentes que todo el territorio mexicano es centro de origen y diseminación del maíz, además de emblema civilizatorio. Tan sólo en la península de Yucatán, la contaminación genética alcanzaría la producción de miel, donde 25 mil familias de apicultores mayas están amenazadas: su miel se exporta a Europa, donde se exigen productos genéticamente limpios. No tengo espacio para narrar la muerte de decenas de defensores, campesinos, asesores o activistas, que esta guerra también produjo. Sólo en Cherán, 12 comuneros han dado su vida en la defensa de los bosques. También el país tiene mártires ambientales. En unos días la cuarta guerra de Calderón habrá concluido. ¿Quién o quiénes recogerán los escombros?

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