Alianza Social de Trabajadores de la Industria Mexicana

jueves, 29 de noviembre de 2012

Gaza: prisión no... y la victoria de Palestina en la ONU- Energía, clima y cuates- Gringos blancos y viejos

Gaza: prisión no... y la victoria de Palestina en la ONU
Ángel Guerra Cabrera/II
Debo explicar a los lectores por qué en la segunda parte de este artículo realizo una modificación a su título original: Gaza: prisión no, campo de exterminio, idea que mantengo invariable. Se trata de una necesaria actualización periodística pues al concluir la primera no disponía de suficiente información como para calibrar el alcance del cese del fuego acordado entre Israel y
 Hamas por intermedio del presidente egipcio Mohamed Mursi –algo, por cierto imposible de lograr con el Egipto de Mubarak– ni la dimensión de la victoria que logrará Palestina hoy en la ONU.
 
Desde que Hillary Clinton se descolgó abruptamente de la gira asiática de Barak Obama para emplearse con frenesí en la negociación de Tel Aviv a El Cairo, se podía sospechar que algo le estaba saliendo muy mal al sionismo en la Operación Pilar Defensivo. Confirmado, es evidente que Hamas, lanzando al sur de Israel sus misiles caseros y unos cuantos más eficaces suministrados solidariamente por Irán le dobló el brazo al trío Netanyahu-Barak-Liebermann: paró el inclemente bombardeo contra la población de Gaza, impidió la ofensiva terrestre, orilló al agresor a aceptar sus condiciones y pese al tupido bombardeo apenas sufrió golpes en su aparato militar. Además, Washington y Tel Aviv reconocieron tácitamente a la organización palestina hegemónica en la franja de Gaza, al verse forzados a negociar –aunque fuera indirectamente– con quien culpaban del inicio de las hostilidades y ocupa un lugar destacado en la manoseada lista estadunidense de organizaciones terroristas.

Las concesiones hechas por Israel son menores aunque no es poco que dejara a un lado las condiciones que antes ponía para negociar con Hamas. El bloqueo seguirá pero cierta apertura de los pasos fronterizos cerrados hace cinco años es un alivio considerable para la asediada población del enclave. Israel no cambiará por ahora su naturaleza belicista pero lo pensará muy bien para volver a las andadas en un contexto regional e internacional de creciente aislamiento y de superior resistencia palestina y libanesa a través de la combativa Hezbolá.

Ahora bien, la derrota israelí es doble. Hoy la Asamblea General de la ONU –contra la opinión y pese a las amenazas y presiones hasta última hora de Washington, Tel Aviv y Londres– acordará por mayoría aplastante el ingreso de Palestina como Estado observador no miembro, que eleva su estatus y le permitiría, entre otras atribuciones, presentar casos en la Corte Internacional de La Haya, lo que horroriza a Israel. Promovida por Mahmoud Abbas, presidente de la Autoridad Nacional Palestina, la iniciativa recibió el aval del principal líder de Hamas, Jaled Machaal. Y es que existe un alentador proceso de acercamiento de posiciones y unidad entre la organización islámica y la histórica Fatah, asentada en Cisjordania, acelerado a partir de la última agresión contra Gaza. En un cambio de postura, Machaal comunicó telefónicamente a Abbas su apoyo desde El Cairo. Cabe recordar que el líder de la ANP envió un delegado a Gaza tan pronto inició el ataque sionista.
 
El acuerdo de hoy en la ONU llama al cumplimiento de todas las resoluciones del organismo sobre Palestina, de las que Israel se ha burlado impunemente con el apoyo incondicional de Estados Unidos, que ha ejercido el veto sistemáticamente en el Consejo de Seguridad en apoyo a los crímenes de su socio contra los pueblos árabes y, en especial, el palestino. Recupera su lugar en la agenda la retirada de Israel a su territorio anterior a 1967, la solución de dos estados con continuidad territorial, la distribución justa del agua, el desmantelamiento de los asentamientos ilegales de colonos judíos, el retorno y reparación de los refugiados palestinos y la destrucción del muro de la infamia.
 
Aunque las resoluciones de la Asamblea General no son vinculantes, como es notorio por las 21 condenas al bloqueo contra Cuba, la de hoy en apoyo a Palestina tiene un gran valor político y moral. Se produce en el 55 aniversario de la resolución de la ONU que dividió a Palestina, en el día internacional de solidaridad con Palestina, a unos días de la nueva derrota del sionismo en Gaza y demuestra la soledad de Israel en el mundo. Demuestra también su inviabilidad ulterior como Estado judío excluyente, colonial, agresivo y racista y que el futuro es de una solución política basada en el cumplimiento de las resoluciones de la ONU sobre el conflicto palestino-israelí.
Twitter: aguerraguerra
 
Energía, clima y cuates
John Saxe-Fernández
Vivimos tiempos en que los más rigurosos estudios apuntan, con gran urgencia, a limitar el calentamiento global a 2ºC por encima de la era pre industrial para evitar una catástrofe climática, luego de eventos más y más extremos, como la sequía que ha afectado la agricultura mexicana y a 80 por ciento de la tierra cultivable en Estados Unidos, o la megatormenta Sandy, que abatió el Caribe, destrozó Santiago de Cuba y siguió hacia Nueva York y Nueva Jersey. Pero las grandes empresas privadas de los combustibles fósiles siguen impertérritas especulando en los mercados financieros con programas de exploración y producción mundial de gas y petróleo (en 2012 por 600 mil millones de dólares) que de realizarse, sobrepasarían el margen de seguridad, máxime cuando el registro paleoclimático indica que esa meta que registra un aumento de 0.8ºC, subestima los impactos de aumentos mínimos de temperatura.
 
La burbuja fósil contenida en los mercados financieros es alentada por los principales tenedores de bloques accionarios de firmas tipo Exxon-Móbil, entre ellos Citigroup, dueño de Banamex, que persisten en promover proyectos de gas y petróleo no convencional en América del Norte y el mundo. Al capitalismo, a la burguesía, a los cuates, al uno por ciento que codicia y especula con los combustibles fósiles, al sistema que desde el Siglo XVII apuesta con y lo mercantiliza todo, como acumula con su propia destrucción, le tiene sin cuidado las graves advertencias de la ciencia paleoclimática. Apuesta con carbón, gas y petróleo convencional y no convencional, bajo tierra.

Datos y cifras oficiales indican que, como plantea Michael T. Klare en su sustancioso The Race for What’s Left (NY, Metropolitan, 2012), conforme la competencia por los recursos se agudiza también la propensión al clientelismo e intervencionismo. Esto incluye costosos esquemas y vínculos policial-militares tipo Iniciativa Mérida, expresión de la simbiosis Estado-empresa.

Como buitres, los cuates cercan los recursos no renovables y el agua, la tierra cultivable y las forestas. En torno al gas y petróleo de Estados Unidos, México y Canadá, los cuates de Citigroup celebran y auspician la explotación de los estratos no convencionales de gas y petróleo, las arenas bituminosas o el gas y crudo bajo el hielo polar o en aguas profundas. Citi, en pos de fortalecer su gran portafolio, aspira a que México deje el nacionalismo petrolero y abra Pemex aún más a firmas nacionales y extranjeras porque requiere tecnología. Para eso estará Peña (EPN) en Los Pinos y el BM detrás de él. Si usted desconoce el proyecto energético 2012-2018, revise Energy 2020: North America the New Middle East? (Citigroup, 20/3/12).
 
Haciendo referencia a varios estudios que muestran que 79 por ciento de los proyectos para aumentar la capacidad de producción de gas y petróleo en los próximos ocho años estaría por encima y más allá del nivel para mantener el calentamiento en rangos seguros, porque los proyectos en curso los sobrepasan en 22.5 millones de barriles diarios (MBD), Steve Kretzmann, de –thepriceofoil.org- (25/10/12) indica que la ruta actual, avalada por la AIE, implica un consumo de 94.6 MDB en 2020 y un aumento de 6ºC de calentamiento global promedio (CGP).
 
Un estudio de L. Maugeri, de Harvard, muestra que en 2020 la producción podría llegar a 110.6 MBD con CGP de más de 8ºC. Se trata de esquemas cuya producción, según el Banco Mundial –BM– (4ºC: Turn Down the Heat, Nov. 2012) lanzaría a la atmósfera suficiente CO2 como para elevar el calentamiento en 4ºC antes de fin de siglo. El BM advierte que (textual): el efecto de calentamiento de 4ºC no observaría una distribución igual en el mundo ni sus consecuencias serían una simple extensión del aumento de 2ºC. El mayor aumento se daría en tierra entre 4ºC y 10ºC. Aumentos de 6ºC o más de temperatura mensual promedio en verano ocurrirían en grandes regiones del mundo, incluido el Mediterráneo, África del Norte, Medio Oriente y los estados contiguos de Estados Unidos.
 
Detrás de los 4ºC hay una maquinaria en marcha hacia una catástrofe inimaginable, que es necesario imaginar para resistirla y abolirla. La financiarización y la militarización que le acompañan colocan en grave riesgo la vida del 99 por ciento de los más de 7 mil millones de habitantes del planeta. Y la industria fosilizada de los cuates del BM (el 1 por ciento), goza de subsidios globales estimados en 530 mil millones de dólares (mdd) que fortalecen sus bloques accionarios en las bolsas. Del portafolio de 6 mdd del BM para generar electricidad para los pobres, 4 mdd se destinan a plantas de carbón y para uso industrial y comercial.
 
Coda: en medio de esta letalidad atmosférica, en México hay vínculos de corte colonial visibles en la semejanza de las propuestas energéticas del equipo de EPN y el diseño de Citigroup/Exxon ¿a ser complementado con la receta policial-militar que padecemos desde 2006 y que, dice L. Panetta, costó 120 mil vidas?
 
Gringos blancos y viejos
Miguel Marín Bosch
Con su relección, el presidente Barack Obama ha asegurado que su paso por la Casa Blanca será visto como un éxito en la evolución política y social de Estados Unidos. De haberse limitado a un solo mandato, algunos hubieran interpretado su presidencia como un fracaso, como un accidente histórico.
 
Es más, con Obama se ha completado un ciclo que en muchos aspectos se inició en 1960. La vida de Obama (nació en 1961) ha coincidido con ese ciclo que empezó cuando John F. Kennedy se convirtió en el primer presidente de su país que no era protestante ni anglosajón. Con ello desquició en gran parte la idea del mundo de los WASP, es decir, de los blancos protestantes y anglosajones. Obama logró quitarle lo blanco al WASP.

La década de 1960 definió en gran medida lo que hoy es Estados Unidos. Fue un decenio turbulento que cambió para siempre a ese país. Fue una década violenta. John F. Kennedy y su hermano Robert, Martin Luther King y Malcolm X fueron asesinados.

Piensen en los grupos que votaron mayoritariamente por Obama el pasado 6 de noviembre: los jóvenes, las mujeres, los negros y otras minorías como los hispanos y asiáticos, los pobres y otros grupos que dependen de la ayuda que les ofrece el Estado, y la población gay. Hace medio siglo dicha coalición hubiese sido impensable.

Me tocó vivir buena parte de los años 60 en Estados Unidos. Pasé cuatro años becado en la Universidad Yale estudiando una licenciatura en historia, y luego un doctorado en Columbia. En 1960 Yale aún conservaba muchas de las características que motivaron su fundación en 1701: una institución de educación superior para hombres blancos, protestantes y de familias pudientes. Para finales de esa década había cambiado mucho.

Cuando llegué todavía era una institución bastante anticuada, por no decir retrógrada. Casi todos los profesores eran hombres y el enfoque de quienes impartían las clases de historia de Estados Unidos reflejaba una visión un tanto distorsionada del pasado de ese país.

En Yale los alumnos de licenciatura eran hombres. No fue sino hasta 1969 que admitieron a las primeras mujeres. El número de negros en cada generación podía contarse con los dedos de una mano. Había una veintena de latinoamericanos, casi todos hijos de ricachones. Los judíos eran relativamente pocos y los católicos un poco más numerosos. La gran mayoría eran blancos y protestantes. Pero las cosas empezaban a cambiar. Se abrían grietas en el mundo de los WASP. El cambio fundamental fue consecuencia de la lucha de la minoría negra y sus aliados dentro de la mayoría blanca por lograr el cabal respeto a sus derechos humanos. La sociedad estadunidense era (y en muchos aspectos sigue siendo) muy racista. Y el cambio se logró mediante la desobediencia civil y la no violencia.

El gobierno federal jugó un papel fundamental y venció a no pocos gobernadores reacios. Desde Washington el presidente Lyndon Johnson promovió unas leyes que cambiaron al país. Logró que el Congreso aprobara la Civil Rights Act y la ley del derecho al voto. También modificó las leyes sobre inmigración.
 
En el renglón social, Johnson luchó contra la pobreza e introdujo Medicare y Medicaid, el antecedente de la reforma del sistema de salud de Obama. Logró así fortalecer el papel del gobierno federal. Empero, al mismo tiempo, la guerra de Vietnam dividiría al país y acabaría con la carrera política del propio Johnson.
 
Los cambios sociales y políticos empezaron a reflejarse en las universidades. Por primera vez en décadas los estudiantes se politizaron. Y las instituciones de enseñanza superior se fueron adaptando a la nueva realidad.
 
La lucha por los derechos civiles empoderó a la población negra y aparecieron las carreras de black studies. El feminismo surgió como un movimiento sociopolítico importante y las universidades incorporaron cursos sobre temas de la mujer. A raíz de la revolución cubana, hubo un interés por el estudio del español y los asuntos latinoamericanos también se convirtieron en una licenciatura.
 
Junto con la población joven, esos son los grupos que llevaron a Obama a la presidencia. El Partido Republicano se ha quedado sólo con los hombres blancos ya mayores. Tendrá que reflexionar mucho ese partido si quiere volver a ganar la presidencia. Los herederos de los WASP cada día son menos y no parece que las tendencias demográficas les favorecerán en el futuro.
 
Los republicanos tendrán que redefinirse y dejar atrás al Tea Party, que agrupa a muchos de los elementos más reaccionarios de la sociedad estadunidense. Mitt Romney tuvo que darles por su lado para conseguir la nominación de su partido y luego se vio obligado a distanciarse de ellos para buscar el apoyo de los sectores más moderados de la población.
 
Hace ya tiempo que los estadunidenses se acostumbraron a ver caras negras en el Congreso, la Suprema Corte de Justicia y el gabinete presidencial. Johnson fue el primero en nombrar a un negro en el gabinete y en décadas recientes su presencia ha aumentado: Hazel O’Leary, Colin Powell, Condoleezza Rice y Eric Holder, por nombrar sólo algunos.
 
La elección de Obama en 2008 fue la culminación de un proceso que adquirió fuerza y forma hace medio siglo. Curiosamente los demócratas en 2008 tuvieron que escoger entre una mujer y un negro como candidato a la presidencia. Nadie en 1960 pudo imaginar tal disyuntiva.
 
Recuerdo muchas conversaciones con Magnus Mörner, uno de mis profesores en Columbia. Estudioso del mestizaje en América Latina, analizaba el problema de las minorías en Estados Unidos. En alguna ocasión llegamos a la conclusión de que antes que un negro llegaría un político de origen hispano a la Casa Blanca. Nos equivocamos.

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