Alianza Social de Trabajadores de la Industria Mexicana

viernes, 23 de noviembre de 2012

El capitalismo europeo bajo el pangermanismo- Paz con justicia social para Colombia- Benito Juárez defiende a la nación

El capitalismo europeo bajo el pangermanismo
Marcos Roitman Rosenmann
Son años de incertidumbre. Los derroteros por donde transita el capitalismo abren las puertas a un orden totalitario. Las nuevas formas de dominación no auguran un futuro democrático. El aumento de las desigualdades y la pérdida de derechos políticos, económicos, culturales y sociales de las clases populares y unos degradados sectores medios, cuyos sueños de consumo se esfuman, coincide con el establecimiento de un sistema que usa la violencia física como arma privilegiada para reprimir manifestaciones. Los principios de igualdad, libertad y fraternidad, nacidos de la revolución burguesa y democrática, no tienen posibilidad de prosperar en el neoliberalismo. Resistir las reformas, sean constitucionales, laborales, educativas, sanitarias, se transforma en un acto estéril. Las clases dominantes, los poderes fácticos, entre ellos los financieros y trasnacionales, hacen oídos sordos.
 
Está en juego la pervivencia del capitalismo, cuya hegemonía se proyecta bajo nuevos principios. Otro imperialismo aflora y sus pasos no vaticinan nada halagüeño. Entre los amos del mundo hay consenso. El capital financiero tiene la batuta y dirige la orquesta. Impone su ritmo. Las elites políticas deben seguir el compás. Cambiar de programa muestra debilidad. Cueste lo que cueste y caiga quien caiga se impone un itinerario. El patrón de acumulación de capital no debe sufrir cambios de última hora. Es peligroso saltarse la bitácora. El futuro está en marcha y quien lo cuestione, que se atenga a las consecuencias. No caben alternativas. El proyecto dibuja un Estado neo-oligárquico de exclusión social bajo la égida de unas fuerzas de seguridad con patente de corso para reprimir cuanto sea y donde sea.

En este proceso histórico vive Europa desde los años 70 del siglo pasado. Ningún país ubicado en su geografía ha nadado contra corriente. Ni qué decir de los procesos abiertos tras la caída del Muro de Berlín y la hecatombe soviética. Polonia, Hungría, Bulgaria, Rusia y el conjunto de estados emergentes Bosnia, Croacia o Serbia se acoplan sin rechistar. De enemigos declarados del liberalismo han pasado a ser miembros de la Unión Europea y otros hasta se integran en la OTAN.

Visto en perspectiva, pareciera que estamos en presencia de un proyecto perfectamente construido y con directrices concretas. Reformar el Estado para facilitar la desregulación, la privatización y la descentralización. Sin embargo, no todos estaban en las mismas condiciones ni partían de la misma realidad. Hubo países que buscaron recuperar su papel hegemónico y convertirse en un factótum de poder en una Europa que se redefinía a marchas forzadas. Alemania veía cómo la reunificación la hacía más fuerte y con ello su voz cobraba más peso en el escenario de post guerra fría. Fortalecida y bajo el mando de la democracia cristiana, fue ganado terreno. Su papel hegemónico tendrá, con la llegada del euro, su puesta de largo. Entre 1991 y 2002, fecha de entrada en circulación del euro, Alemania emprendió un ciclo de reformas estructurales y logró situarse en la avanzada. El desarrollo de Alemania del Este costó 2 billones de euros y ha sido descrito como el mayor programa keynesiano de la historia. Exigió nuevos impuestos, grandes desembolsos sociales para cubrir a millones de nuevos parados y jubilados, enormes inversiones ambientales y en infraestructura. La política de Kohl en la reunificación fue una victoria política que desencadenó una crisis económica de 10 años. Se atacó a los sindicatos, se bajaron los salarios y de paso se emprendió una expansión hacia los viejos países comunistas. Su aliado, como siempre en la historia, será Rusia. El rearme económico, los cambios en la estructura productiva y su aumento de la competitividad, bajando salarios, y la entrada del euro, desembocan en una explosión exportadora de los productos alemanes, que ganan mercado a costa de sus competidores europeos. Desde 2002, la industria alemana dobló sus exportaciones, pasó de representar 20 por ciento de su PNB a fines de los 90 a ser 46 por ciento en 2010. En 2007 Alemania obtuvo un superávit comercial aproximado de 200 mil millones de euros. Mientras tanto, 19 de los 27 países de la UE registraban un déficit en su comercio exterior.
 
Los cambios introducidos en la economía germana han creado el mito de ser un país que cumple, que se ciñe a los acuerdos, que no despilfarra, ajusta el déficit público y de paso crea empleo y crece. Mito que se desvanece si consideramos que el aumento de empleo deviene de la precarización. El sector de salarios bajos, que en 1995 representaba a 15 por ciento de los trabajadores, en 2011 emplea a 25 por ciento. El 42 por ciento de ex empleados del sector tradicional que han perdido su empleo encuentran trabajo en el sector de salarios bajos y la estadística oficial señala que 71 por ciento de los nuevos empleos son precarios, parciales o temporales. Hay 8 millones de empleados a tiempo parcial, con contrato limitado. El milagro alemán no lo es tanto. Sin embargo exportan su receta al resto de países de la UE. Dictan políticas, definen tiempos y califican economías y primas de riesgo según sus intereses. Para ellos, los países que hoy están siendo rescatados lo son por su ineficiencia y por el despilfarro del gasto público. Además, consiguen ser vistos como los adalides de la nueva Europa.
 
La simbología nazi es pasado, al menos en cuanto a la parafernalia se refiere, no así en cuanto ideología nacionalista que domina la mente de los líderes y dirigentes que hoy tienen el poder en la Alemania de post guerra fría. Sus deseos de control de Europa guían las políticas económicas de los teutones. No resulta extraño que el ex canciller Helmut Schmidt hable de bravuconería autoritaria cuando se refiere al discurso nacionalista que emana de la canciller Ángela Merkel, el Bundestag y los poderes económicos reunidos en el Bundesbank.
 
Hoy emerge un nuevo pangermanismo, cuya fuerza radica en el control económico y político de las instituciones europeas. No ha sido necesario recurrir a la esvástica, la Gestapo, invadir países y mostrar la fuerza militar. Tampoco les hace falta contar con un Führer atrincherado en la superioridad étnica de la raza aria para elevar la moral del pueblo alemán. Les basta con mover los hilos de sus bancos, trasnacionales y crear comisiones ad hoc en los países en crisis, recordándoles su rol de comparsas y la obligación de arrodillarse. En esta lógica se puede entender que representantes de las dos sindicales más importantes de España, Unión General de Trabajadores y Comisiones Obreras, pidan audiencia a la canciller Merkel para exponerle sus demandas, y que una comisión de diputados alemanes se entreviste con los indignados del 15-M para escuchar sus propuestas. La pérdida de soberanía en países del viejo continente a favor de Alemania expresa en el sobrepoder que gana un pangermanismo afincado en los deseos de dominar el mundo. Primero Europa, luego veremos...
 
Paz con justicia social para Colombia
Gilberto López y Rivas
¿Habrá paz en Colombia?, es el titulo del libro editado por Ocean Sur con motivo de la instalación de la mesa de diálogo entre las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo (FARC-EP) y el gobierno colombiano, anunciada el 17 de octubre en Oslo, Noruega, y en el que se incluyen entrevistas al comandante Timoleón Jiménez, así como diversos documentos suscritos por esta organización, referidos a este cuarto esfuerzo para poner fin al conflicto armado y construir una paz estable y duradera en esa nación hermana.
 
Este oportuno texto de escasas 96 páginas constituye una respuesta concisa y coherente a la orquestada campaña de estigmatización que han sufrido las FARC-EP durante décadas. El término de guerra de cuarta generación, precisamente, hace referencia a la guerra mediática que forma parte de las operaciones sicológicas de la contrainsurgencia. De ahí que el libro inicie con una nota introductoria de la delegación de paz de las FARC-EP en la que se autodefinen como una organización insurgente colombiana, orgullosamente subversiva, que nada tiene que ver con la delincuencia, el bandidaje y el terrorismo. Al tener normatividad, unidad de cuerpo y mando, estructuras permanentes emplazadas en un territorio, sustento popular que respalda su accionar, se legitiman como fuerza beligerante que hace uso de la lucha guerrillera como una forma legítima de conquistar los derechos de los pueblos.

Así, los integrantes de la delegación declaran el 31 de octubre en La Habana: Para nosotros la guerra no es un fin. Por eso siempre mantenemos en alto la bandera y las propuestas de paz. Han sido el Estado, la clase dominante incluida la Casa Blanca y los diferentes gobiernos, los que al no obtener la rendición incondicional que han pretendido, concluyen rompiendo los intentos de buscar la paz por los caminos del diálogo... Este es un nuevo intento. Lo abordamos con certeza y confianza. Es posible avanzar en la medida que se resuelvan las causas de la guerra.

El comandante Jiménez identifica esas causas en el terrorismo de Estado que apoyado en el paramilitarismo prácticamente exterminó a la oposición con tiros y motosierras, al tiempo que con métodos bestiales cercenó más de 200 mil vidas colombianas y desplazó a más de 10 por ciento de su población. Asimismo, señala los intereses del Estado colombiano articulados a las urgencias de dominación global mediante la fuerza y el terror por parte de Estados Unidos, a las exigencias de los grandes centros de poder económico mundial y su obsesión explotadora, a los reclamos de los sectores ligados al latifundio, el narcotráfico y el paramilitarismo, opuestos de modo radical al menor menoscabo de su propiedad y sus proyectos agroindustriales y ganaderos.

Los rebeldes conciben el proceso de paz como la llave que podría abrir las compuertas de la democracia en Colombia. Para ello, exhortan a la sociedad toda a actuar: “La construcción de la paz –afirman– comienza con la participación activa de la inmensa mayoría en los asuntos más importantes de la vida nacional… La clase trabajadora, los campesinos, los indígenas, las negritudes, los estudiantes, los sin empleo, los quebrados por el libre comercio, todos los afectados por el capitalismo salvaje deben saber que este proceso de paz es su oportunidad para reclamar lo suyo, la puerta para ingresar con efectiva presencia en el mundo de la política, la posibilidad real, conquistada con sudor, lágrimas y sangre, de comenzar a ser respetados frente a la toma de las grandes decisiones”.
 
Ante la pregunta ¿Cuál es el mínimo imprescindible, razonable, que las FARC-EP aspiran a obtener en este proceso de diálogo, a partir del cual estarían dispuestas a proseguir su lucha política por medios y métodos legales?, la respuesta del comandante Jiménez es contundente: Nuestra vieja aspiración a una solución política a la confrontación pasa porque se ponga fin al terrorismo de Estado y se abran las posibilidades para la aprobación de profundas reformas democráticas en los campos económico, político y social... Nuestro alzamiento en armas no obedece a un amor enfermizo por la violencia, sino a que la oligarquía colombiana nos cerró hace medio siglo todos los espacios para hacer política por vías pacíficas. Creemos que si esos espacios fueran abiertos verdaderamente, el pueblo movilizado podría conquistar muchas cosas. Que lo haga por vías legales o mediante la fuerza, depende del tipo de resistencia planteado por el poder. Jamás desistiremos de ese ideario.
 
Los integrantes de la delegación son conscientes de los obstáculos que se interponen para lograr la paz. Tal vez el principal radica en que el gobierno de Juan Manuel Santos repita los errores de sus predecesores, esto es, llegar a la mesa a exigir rendiciones, sin voluntad real de atender a la solución de las causas que dieron origen y siguen alimentado la confrontación. También debe tomarse en cuenta que en los tres intentos anteriores de diálogo-negociación, el último de ellos, desarrollado en San Vicente del Caguán, fue el Estado el que se levantó de la mesa, confiando siempre en la salida militar y en la derrota-rendición de los insurgentes. Aunque los dirigentes de las FARC-EP no niegan que han recibido golpes severos con la muerte de cuatro miembros de su Secretariado Nacional, en ningún momento el diálogo actual significa que la más antigua organización guerrillera del continente esté vencida. Aseguran que los relevos no se improvisan y que 48 años de lucha continua han producido un formidable engranaje. Seguimos adelante, con dolor en el alma, pero más avezados y convencidos de nuestras razones. El diálogo mismo y el acompañamiento de cuatro gobiernos como facilitadores y garantes certifican la beligerancia y representatividad de la guerrilla en su búsqueda por la paz.
Preparándose para el juicio-Fisgón
Benito Juárez defiende a la nación
Víctor M. Quintana S.
Cuando al inicio de la asamblea ejidal de Benito Juárez, Buenaventura, Chihuahua, el 17 de noviembre, se pasó lista y se leyó el nombre de Ismael Solorio Urrutia, caído hace un mes, junto con su esposa, Manuelita Solís, en defensa del territorio de su comunidad, 240 voces conmovidas de ejidatarias y ejidatarios gritaron un enérgico ¡Presente!. Voces que con la misma emoción se pronunciaron por unanimidad para exigir la salida de la minera El Cascabel, filial de la canadiense Mag Silver, en un plazo de 48 horas y para negarle todo permiso de exploración o explotación en las tierras ejidales cuando menos durante 100 años.
 
Nunca se había reunido el quórum oficial del ejido a la primera convocatoria. Nunca habían respondido tan al unísono hombres y ahora muchas mujeres ejidatarias. Sólo en el funeral de Ismael y Manuelita, el 24 de octubre, se había visto una acción tan firme, tan decidida, a pesar de las amenazas externas, de este pueblo enclavado en el desierto de Chihuahua.

Son testigos de la legalidad de la asamblea y del resultado de la votación, así como de la libertad para expresar todas las opiniones, los representantes de Procuraduría Agraria, la Secretaría de Gobierno del estado de Chihuahua y la propia Comisión Nacional de los Derechos Humanos. Además, formaron un cerco afuera del recinto de la reunión representantes de varias organizaciones sociales, como El Barzón, el Centro de Derechos Humanos de las Mujeres, y Contec, Asesoría Técnica Comunitaria.

Sin embargo, la minera Mag Silver, en lugar de sacar su maquinaria y equipo del territorio ejidal, como lo exigió la asamblea, sacó dos comunicados infamantes en su su sitio web: www.magsilver.com. En dichos comunicados, fechados en Vancouver, el mismo día de la asamblea ejidal y el lunes 19 de noviembre y firmados por Dan Maccinis CEO y director, y con una pésima traducción al castellano: la trasnacional hace saber a sus accionistas: “…su firme opinión de que la asamblea fue llamada (sic) ilegalmente y orquestado (sic) por un pequeño grupo de activistas radicales agrarios conocido como El Barzón, que se oponen al desarrollo minero e industrial de la región”. Añade que las firmas clave necesarios (sic) para llamar correctamente la reunión fueron fraudulentas. Amenaza con buscar soluciones legales para declarar nula y sin efecto la asamblea del 17 de noviembre y se realice una nueva asamblea ejidal para que sean respetadas las normas de procedimiento y gobierno y con utilizar todas las medidas legales y diplomáticas para defender sus derechos. Concluye que los acontecimientos del 17 de noviembre parece ser un paso más en un plan cuidadosamente orquestado para socavar los derechos legales del MAG y frustrar la voluntad de la comunidad en general y advierte que tiene la intención de defender enérgicamente sus derechos a través de los canales legales y diplomáticos y que tome medidas para garantizar que las actividades ilegales y equivocada de un grupo marginal no pueden interferir con la voluntad de la comunidad más grande de Ejido.
 
Es un ataque directo para la soberanía de la nación que una empresa extranjera se arrogue funciones de procuraduría agraria, de procuraduría de justicia, de vocera del supuesto bien de una comunidad. Es intolerable ver cómo se apropia de la interpretación de la ley de un país que no es el suyo y ver cómo viene a nuestro país a realizar explotaciones mineras con técnicas prohibidas en su país de origen. Es además un alarde de hipocresía amenazar con acudir a instancias legales mientras ha violado la NOM 120, pues no ha hecho ningún estudio de impacto ambiental, y ha realizado perforacioes por debajo del nivel del acuífero.
 
Mag Silver puede hacer todo esto y mentirle a sus accionistas y al público mexicano porque la ley minera del salinismo resulta más entreguista que la porfiriana y sacrifica a los pueblos en aras del interés general de una nación abstracta, otorgándole primacía al uso minero del subsuelo, por encima de la voluntad de las comunidades, tal y como reza en su artículo 6: “La exploración, explotación y beneficio de los minerales o sustancias a que se refiere esta ley son de utilidad pública, serán preferentes sobre cualquier otro uso o aprovechamiento del terreno…”
 
Por todo esto, la resistencia ejemplar e histórica de las y los ejidatarios de Benito Juárez es un ejemplo de un pueblo concreto que defiende no sólo su territorio, sus recursos naturales, su agua, su medio ambiente. Defiende también la justicia, la dignidad y la soberanía de la nación.
 
En estas circunstancias, el Senado de la República tiene la obligación de llevar a la práctica el punto de acuerdo que emitió por unanimidad el martes 6 de noviembre para parar en seco las mentiras y la ofensiva de la trasnacional Mag Silver. Debe también reformar de inmediato la ley minera para eliminar el principio de primacía del uso minero del suelo y del interés público de la actividad extractiva. Sólo así podrá defender a este y a otros pueblos que se la rifan por la nación.

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