Elecciones 2012
Gobierno incluyente y sin afectar a nadie, ofrece en la Macroplaza;
seguridad, en la urbe fronteriza
Multitudinarios cierres de campaña de AMLO en Monterrey y
Ciudad Juárez
Aspecto del cierre de campaña de Andrés Manuel López Obrador
en Monterrey
Andrea Becerril y David Carrizales
Enviada y corresponsal
Periódico La Jornada
Jueves 21 de junio de 2012, p. 9
Jueves 21 de junio de 2012, p. 9
Monterrey NL, 20 de junio. En la Macroplaza
de esta ciudad, repleta, desbordada de simpatizantes y acompañado en el templete
por empresarios que le hicieron público su respaldo, Andrés Manuel López Obrador
se comprometió a encabezar un gobierno incluyente, a respetar todas las
libertades y no afectar a nadie.
Frente a unos 20 mil neoleoneses de la capital y municipios conurbados, el
candidato de la izquierda sostuvo que a los empresarios de Nuevo León y de todo
el país les va a ir mejor que hasta ahora, si él gana la Presidencia. Les
detalló su programa económico y social, y se comprometió a mantener las finanzas
sanas y a no endeudar al país.
Antes de que él hablara lo hizo el empresario regiomontano Alfonso Romo
Garza, quien fue impulsor en 2000 de Vicente Fox y en 2006 de Felipe Calderón,
pero ayer reafirmó que su opción es ahora el tabasqueño. Lo recibió con:
Es un honor estar con Obrador.
Romo recalcó que
verdadero peligro para México es Enrique Peña Nietoy señaló:
Estoy aquí porque estoy cansado de los gobiernos del PRI, que nos tienen, principalmente en el norte, en la violencia y endeudados; son gobiernos muy corruptos.
Otros empresarios que asistieron al cierre de campaña de López Obrador en
Nuevo León fueron Alejandro Gurza y Armando Guadiana, de Coahuila, así como
Fernando Turner y Malaquías Aguirre, ex presidente de la Cámara de Comercio de
Monterrey, quien calificó al candidato presidencial del Movimiento Progresista
de
honesto, competente y comprometido.
López Obrador se congratuló de que los empresarios de Nuevo León le hayan
abierto las puertas y escucharan sus propuestas. Parte de su discurso de más de
una hora lo dedicó precisamente a echar por tierra las versiones falsas y dejó
en claro que no va a expropiar empresas ni va a quitar dinero a los ricos para
dar a los pobres.
Vamos a manejar las finanzas públicas con responsabilidad, habrá equilibrios macro, es decir, no vamos a gastar más de lo que tenemos, no vamos a endeudar más al país, ni habrá más impuestos, ofreció.
Planteó luego su proyecto de austeridad republicana que, aunado al cobro de
gravámenes a quienes más tienen y hoy no tributan lo que les corresponde,
permitirá ahorrar 800 mil millones de pesos para financiar el desarrollo.
Reconoció que esos recursos no serían suficientes para crecer a 6 por ciento
anual y generar el millón 200 mil empleos al año, pero convocará a una alianza
al sector empresarial para llegar a esa meta.
Al terminar el mitin, López Obrador tardó más de media hora en poder salir de
la Macroplaza, ya que todos querían saludarlo. Ya en su vehículo, una caravana
de jóvenes lo siguió a pie por más de cien metros.
Por la mañana, el candidato de la izquierda cerró su campaña en Ciudad
Juárez, Chihuahua , la ciudad fronteriza antaño llamada Paso del Norte y hoy
golpeada por la violencia y la inseguridad. Ahí, el tabasqueño ofreció impulsar
una nueva política para frenar al crimen organizado, diametralmente opuesta a la
que puso en marcha Felipe Calderón.
No creo que la violencia deba atacarse con más violencia, más soldados, marinos y mano dura. Sostengo que la paz y la tranquilidad son frutos de la justicia. Por eso vamos a atender las causas del delito, a reconstruir el tejido social, planteó.
Aquí va a comenzar la restauración de la República, dijo entre miles de juarenses, entre ellos una centena de muchachos y muchachas con camisetas blancas y el logotipo
AMLO 2012
Candidato en riesgo-Magú![]()
Astillero¡Al lobo, al lobo!PRI lanza alertaGobiernos votantes¿Fraude? ¿Protesta?Julio Hernández López
VISITA OFICIAL. El presidente Felipe Calderón, durante el almuerzo ofrecido al primer ministro británico David Cameron en el Alcázar de ChapultepecFoto Francisco OlveraEn las semanas recientes el PRI se ha aplicado en denunciar los presuntos preparativos para un conflicto poselectoral que estaría realizando el candidato de las izquierdas, Andrés Manuel López Obrador.El confuso episodio de la cena en Lomas de Chapultepec, en que un asesor uruguayo de la campaña andresina solicitó seis millones de dólares (como una estimación personal, puntualizaría luego Luis Costa Bonino), tuvo como incentivada consecuencia mediática la siembra pautada de especulaciones respecto a un eventual destino de esos fondos para la supuesta rijosidad programada para después del 1º de julio próximo.Ahora que el propio AMLO se ha puesto a recuperar de diarios y redes sociales la información relacionada con la asamblea en Toluca del cártel de los gobernadores, que se reunió para hacer compromisos electorales, y del modelo Veracruz para el fraude gubernamental en los próximos comicios, los máximos jefes de la estructura formal del priísmo, Pedro Joaquín Coldwell y Miguel Ángel Osorio Chong, han recurrido de nuevo al expediente de ese conflicto anunciado, utilizándolo como parapeto distractor para no ir al fondo del asunto: la creciente evidencia de que, en realidad, lo que parece estar en preparación es un magno fraude comicial que, de darse, tendrá como consecuencia natural la protesta ciudadana.Joaquín Coldwell fue uno de los principales participantes en una peculiar reunión a la que asistieron 16 de los gobernadores estatales pertenecientes al PRI. El orador central fue EPN y según las versiones recogidas por periodistas locales el tema importante fueron las elecciones y la manera en que esos mandatarios habrán de apoyar al candidato presidencial. El uso de recursos públicos para ese acto partidista fue evidente, pues el encuentro se realizó en la Casa Estado de México, que es la residencia oficial del gobernador de la entidad anfitriona. El corresponsal de La Jornada, Israel Dávila, señaló queen hermetismolos gobernadores habrían estado “durante tres horas con el candidato presidencial del PRI, Enrique Peña Nieto, y con el dirigente nacional del tricolor, Pedro Joaquín Coldwell” (bit.ly/LVXK67).El tema, publicado el 13 del presente mes, fue denunciado ayer por López Obrador, quien añadió que en el cónclave de Toluca habían sido fijadas cuotas electorales a los gobernadores presentes por Miguel Ángel Osorio Chong, ex gobernador de Hidalgo, secretario de organización del comité nacional priísta y operador tan de confianza de Peña Nieto que se le menciona como firme aspirante a ser secretario de Gobernación si Peña Nieto llega a Los Pinos.Como era obligado, Osorio Chong negó haber impuesto obligaciones electorales a los mandatarios estatales, pero aceptó que en instalaciones del gobierno mexiquense se realizó una sesión partidista. Eso sí, le adjudicó intenciones casi poéticas, bucólicas:fue para ver el panorama político. Dieciséis gobernadores, con el candidato presidencial y los líderes nacionales priístas, dedicados a observar desde ventanales toluqueños el transcurrir electoral. Eso sí, ayer, el ex gobernador de Hidalgo adjudicó la denuncia lopezobradorista a la desesperación derivada de la desventaja que le adjudican las encuestas de opinión y a que va preparando lacantaletadel fraude electoral, ahora incluso adjudicándola a teléfonos celulares que serían utilizados en las urnas para comprobar a compradores de votos que el sufragio fue emitido conforme al mercadeo convenido. Joaquín Coldwell, por su parte, dijo que AMLO piensa reventar el proceso electoral, como lo hizo en 2006.Al tema de los gobernadores obligados a entregar cuotas de votos para EPN, López Obrador añadió el hallazgo de un documento que muestra operación electoral priísta en un distrito de Veracruz.Todos con Coatepec y la región, se llama la asociación civil que tiene como coordinadores a Adelina Ronzón Costeño, Raúl Martínez Martínez y Raúl García Ronzón. Su propósito explícito es conseguir 6 mil 600 votos para Enrique Peña Nieto mediante un programa de tres semanas que contaría con 600 promotores, a cada uno de los cuales se le pagarían 600 pesos, en dos entregas, para que llevaran diez votantes más, entre amigos y familiares.En total, se piden 440 mil pesos (con lo cual cada uno de los 6 mil 600 votos acabaría costando, sólo en efectivo, unos 67 pesos), que incluyen50 desayunos de movilización de promovidos el día de la jornada,estímulos para dos brigadas de jóvenesyun capturista, además de gasolina ysaldo para celulares. Además se piden 6 mil 600unidades de propagandapro EPN, comolapiceras, sombrillas, destapadores, relojes, termos, trípticosyestímulos en especie para promotores, comodespensas, láminas, cemento, relojes.El programa de promoción priísta del voto denunciado por López Obrador es poca cosa; sin embargo, comparado con el plan Sumemos 10 que en esta columna fue denunciado días atrás y que en bit.ly/O0yxHq puede verse en detalle. En ese mismo distrito modélico, Coatepec, subsecretarios y directores de la Secretaría de Educación de Veracruz actúan como promotores del voto tricolor, mediante un esquema que analiza la situación electoral de cada municipio, secciones y colonias del distrito, con abundancia de datos y metas electorales a alcanzar en cada lugar. Esa misma secretaría de Educación del gobierno de Javier Duarte fue acusada de alojar en una de sus bodegas unamontañade material utilitario y propagandístico a favor de diversos candidatos priístas, proveniente no sólo del propio PRI sino también de una fundación de asistencialismo proselitista que juega con el apellido del mandatario y se denomina Ayudarte (antes, AyuDuarte).Conforme se acerca la hora de las urnas asoman más evidencias de que discursos, debates y campañas tienen frente a sí la implacable realidad de un intento de fraude electoral que pretende realizarse extracasillas, mediante la operación Ruleta y otras formas de compra del voto, aunque el IFE y sus voceros oficiales y extraoficiales se nieguen a aceptar una realidad creciente e inocultable. ¡Hasta mañana!Fax: 5605-2099 • juliohdz@jornada.com.mxMuy interesado-Hernández![]()
La última oportunidadNapoleón Gómez UrrutiaLas últimas décadas que ha vivido México se perdieron para el desarrollo, para la dignidad nacional y para la justicia social. Las perdió la nación entera, su pueblo y la historia moderna de México. Desearía presentar un panorama positivo, pero no se puede hacer otro balance de acuerdo con los resultados obtenidos, ni siquiera con la más optimista de las visiones.Sólo basta observar las cifras de pobreza, más de 50 millones de habitantes. Y las de ricos y muy ricos, que apenas rebasan las 300 familias y, dentro de éstas, los 30 supuestosdueñosde México. O las de muertes y desaparecidos por la absurda guerra contra el narcotráfico, que suman entre ambas más de 150 mil personas. O las cifras del desempleo, de más de 14 millones entre empleos formales e informales perdidos. O las cifras de la corrupción tanto gubernamental como privada, difícilmente calculables, pero que ascienden a centenares de miles de millones de pesos. O igualmente, la pérdida real del estado de derecho en renglones fundamentales, como la impunidad en que se encuentran los delitos de todo tipo, tanto los del fuero común como los decuello blancoque ejecutan adinerados que violan la ley y hasta son premiados.O las cifras de migrantes mexicanos a Estados Unidos en busca de un empleo que aquí no tienen, y que rebasan, según dramáticas mediciones reales, los 30 millones de personas, entre quienes ya se habían ido con anterioridad y quienes hoy se están yendo, lo cual representa todo un nuevo país migrante. O también las pérdidas de oportunidades para un desarrollo humano positivo, que igualmente se pueden medir en millones. Un panorama verdaderamente desolador.Especialmente, la pasada década ha sido perniciosa para México y los mexicanos. No hay quien con un mínimo de conciencia de la realidad social, pueda advertir o alegar que estos recientes 12 años han sido de progreso y desarrollo económico y social. Por el contrario, todas las evidencias y datos duros de la realidad nos llevan a saber que estamos ante un desastre nacional mayúsculo bajo los gobiernos conservadores del Partido Acción Nacional. Lo que hizo el gobierno de Vicente Fox y lo que sigue haciendo el de Felipe Calderón es devaluar la función pública y dañar gravemente la imagen del país en el exterior, bombardeando a la población con fantasías mentirosas sobre el estado real de la economía, con la complicidad de los más poderosos medios de comunicación social debidamente alineados a lo que llaman unproyectode nación, pero que no lo es. Inculcan en todos sus mensajes el miedo al cambio, un temor irracional a que las cosas sean mejores, pero una verdadera transformación sólo se alcanza perdiendo el rechazo a lo nuevo y luchando por un modelo más justo y equitativo de política económica y social.El mejor camino que los mexicanos tenemos para transformar este estado de cosas, es únicamente el de la legalidad y especialmente el de las elecciones, sin asustarnos ante los cambios, sino con valor para reconstruir al país. Dentro de 10 días emitiremos nuestros votos. Contra lo que han venido afirmando con todo lujo de exageraciones algunas encuestas, esta elección no está decidida. Ni lo estaba de antemano cuando se inició el movimiento de los posibles candidatos presidenciales, ni lo está hoy, ante la evidencia de las nuevas expresiones públicas que se han registrado en el electorado, en gran medida en respuesta a esa campaña mediática que tiende a hacernos creer que ya está definido el resultado electoral del 1º de julio, y por un supuesto amplísimo margen de ventaja.Pero en su estrategia de inyectar inseguridad e incertidumbre en la sociedad, dichas modificaciones en la inclinación electoral no las registran los medios que quieren que nada se modifique o se transforme en el país y que todo siga como hasta hoy. Ya ni siquiera juegan al Gatopardo, decambiar siempre, para seguir siempre iguales, sino que persisten sospechosamente en mantener inalterables los resultados que ellos mismos inventan y emiten, encubiertos en encuestas de muy dudosa veracidad, cuando aún no ocurre el fenómeno del voto popular masivo.Estamos ante la última oportunidad. La última que tenemos para sustituir una visión equivocada e injusta que quiere mantener el rumbo hacia el abismo. O México se renueva o nos espera un periodo más negro, destructivo y desolador que el de las últimas décadas perdidas. En estas elecciones, como quizás en ninguna anterior, está en juego el futuro real del país. O sin temor decidimos nuestro propio destino y elegimos el camino del cambio profundo de las estructuras políticas, económicas y sociales del país, o con miedo se mantiene el dominio de los intereses de unos cuantos sobre los de las inmensas mayorías. Eso es lo que efectivamente está en el debate nacional y ante las urnas electorales.Ante este panorama, sólo cabe señalar que ¡basta ya! de que los mexicanos sean manipulados, antes por la compra, la coacción o la cooptación del voto, hoy por el manejo manipulador de la televisión y de otros medios de comunicación, que responden a los intereses de quienes desean que México siga siendo el mismo país de la explotación despiadada del trabajo humano, el de los bajos salarios, el del desempleo creciente, el de la inseguridad y el de la impunidad de los poderosos que cometen delitos. México debe cambiar. No está bien que se elija a lomalo por conocidoy se olvide quelo bueno por venirestá en la conciencia de un pueblo que ha enfrentado tremendos retos en el pasado histórico y ha salido adelante en ellos, con nuevas esperanzas siempre para un futuro mejor.Hay que perder el despreciable miedo al cambio. Hace más de 2 mil años, el poeta latino Quinto Horacio, dijo:Quien vive con miedo nunca será libre. Los mexicanos de hoy estamos ante la última oportunidad. O cambiamos la actual ruta de desastre en que nos encontramos, o todos hundiremos más profundamente a nuestro gran país.No es lo mismo-Fisgón![]()
Bendita oposiciónSoledad LoaezaLa pluralización de nuestra vida política que encarnan los tres grandes partidos nacionales, y los pequeños partidos locales en activo en algunos estados, es el indicador más importante de que los cambios de los últimos 30 años no han sido en vano. La existencia de una oposición que contribuye al gobierno, y que es al mismo tiempo alternativa viable y creíble al partido en el poder, mide el carácter democrático de un régimen político, y hoy en México lo que hay es oposición partidista y posibilidad de alternancia. Es de tal importancia la oposición que en Gran Bretaña el líder del partido que perdió la elección recibe un sueldo, porque es considerado un funcionario público con responsabilidad de gobierno.Antes de quejarnos de la calidad de nuestras oposiciones, de los costos que representa su financiamiento, del comportamiento de algunos de sus dirigentes, o de la vacuidad de la campaña electoral actual, recordemos cómo era nuestra política cuando el único partido relevante era el PRI, y no había para dónde hacerse porque este partido y sus organizaciones afiliadas ocupaban todo el espacio político.Hagamos los mayores un breve ejercicio de memoria en beneficio de los más jóvenes, y pensemos en la elección de José López Portillo en 1976, que en realidad no puede llamarse tal, porque el PRI fue el único partido que presentó candidato a la Presidencia de la República, por consiguiente la oferta de las boletas electorales era limitada, en realidad no había nada que escoger. Durante meses el candidato priísta hizo una campaña que, de no ser por los actos multitudinarios que le organizaba su partido, lo habría convertido en un llanero solitario de triste figura. López Portillo se empeñó en superar esta adversidad, y recorrió todo el país a pesar de que sabía que ganaría incluso si se quedaba sentado en su casa leyendo. Además, encontró en las dictaduras militares que entonces gobernaban Argentina, Brasil, Bolivia, Chile, El Salvador, Nicaragua, Paraguay, Uruguay, entre otros, el contrincante que necesitaba para realzar sus pretensiones democráticas y exhortar a los votantes a participar. En el contexto latinoamericano de la época, México era una isla de democracia en un océano dictatorial.La lección de esta elección fue: si no hay oposición habrá que inventarla. Una vez en el poder, a unas cuantas semanas de la toma de posesión del presidente López Portillo, el secretario de Gobernación, Jesús Reyes Heroles, anunció en Chilpancingo que se presentaría al Congreso una iniciativa de reforma política cuya finalidad era la integración de las minorías políticas al gobierno del país, vía el Poder Legislativo, y a la competencia institucionalizada entre las fuerzas que se ofrecerían como alternativa al electorado. Quizá es necesario señalar que la LFOPPE partía del presupuesto de que el PRI representaba una inamovible mayoría que, como era tal, nada tenía que temer de las minorías.En 1976 Acción Nacional, que entonces era la principal oposición partidista organizada, atravesaba por una profunda crisis interna, uno de cuyos protagonistas fue Efraín González Morfín, quien vivía un proceso de radicalización que lo condujo a rechazar la vía electoral y partidista del cambio político, y a llevarse con él a un grupo importante de panistas distinguidos. González Morfín puso en juego todos sus recursos para evitar la participación del partido en la contienda presidencial, y bloqueó de manera sistemática la elección de Pablo Emilio Madero como candidato presidencial.La pugna entre los abstencionistas y los participacionistas en el seno del PAN surgió el mismo día de su fundación, en septiembre de 1939. Los primeros, capitaneados por Efraín González Luna, sostenían que participar en las elecciones era legitimar las trapacerías del partido oficial; Manuel Gómez Morín, en cambio, sostuvo siempre que de no participar el partido caería en la irrelevancia. El tiempo le dio la razón. Entre 1940 y 1970 en cada asamblea del partido algún grupo introducía el tema de la no participación en la agenda; cada vez, los panistas discutían apasionadamente el asunto. Muchos observadores y personas ajenas al partido se preguntaban con curiosidad por qué los panistas peleaban con tal denuedo un tema que era irrelevante para el buen funcionamiento del régimen, al menos en apariencia. Sin embargo, cuando triunfó el efrainismo y los panistas no participaron apareció con meridiana claridad que Gómez Morín había estado en lo correcto: el PAN estaba al borde de la irrelevancia. Su ausencia de las boletas presidenciales tenía un costo para los electores, pero ese costo era todavía mayor para el propio partido que en las elecciones para el Congreso, en las que sí participó, pero perdió casi cinco puntos de su ya de por sí exigua votación (11 por ciento). También hubo pérdidas para el régimen político.Intuyo que la existencia de una oposición fuerte y atractiva es una de las creencias democráticas que han arraigado en nuestra cultura política. Es cierto que muchos se quejan de los gobiernos divididos en los que la oposición ejerce su poder y frena las decisiones del Poder Ejecutivo; también es cierto que muchos políticos acarician el sueño de gobernar sin oposición. Sin embargo, estaríamos mucho peor si el gobierno volviera a estar en manos de un solo partido y de sus dirigentes, porque ahí está fincada la tentación autoritaria. No hay veneno más eficaz contra la democracia que la ausencia de la oposición.
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