Alianza Social de Trabajadores de la Industria Mexicana

domingo, 22 de abril de 2012

AMLO: Los comicios del 1º de julio, última oportunidad para salvar al país- ¡Ah que, las encuestas!- Los empresarios y las elecciones-

Elecciones 2012
El candidato presidencial de la izquierda realizó una gira por la península de Yucatán
Los comicios del 1º de julio, última oportunidad para salvar al país: AMLO
Insiste en los dispendios en la campaña priísta y en lo imprescindibles que son los debates para la contienda
Foto
Andrés Manuel López Obrador fue recibido por miles de personas en el acto proselitista que encabezó en la ciudad de Mérida, YucatánFoto Carlos Ramos Mamahua
Fabiola Martínez
Enviada
Periódico La Jornada
Domingo 22 de abril de 2012, p. 9
 
        Mérida, Yuc., 21 de abril. Andrés Manuel López Obrador advirtió que la del 1º de julio será una elección definitoria, la última oportunidad para salvar al país. En su opinión, si no triunfa la opción que encabeza, se agravará la crisis económica y social.
Durante un recorrido de 12 horas por la península de Yucatán, el candidato presidencial de la coalición de partidos de izquierda insistió en que en esta contienda son imprescindibles los debates, especialmente los convocados por la televisión.
A sabiendas de la oratoria de su oponente, aseveró que el PRI no permitirá que su abanderado Enrique Peña Nieto sea expuesto. Lo cuidan mucho; no se les vaya a trastabillar, ironizó.
Desde Mérida hasta Playa del Carmen, López Obrador no soltó el tema del gasto de la estructura priísta, y aunque manifestó su beneplácito porque el IFE prometió indagar las erogaciones de la publicidad en vía pública, dijo que el dispendio del mexiquense es inocultable: lastiman la vista con tanto espectacular; contaminan la visión. ¡Ni la cocacola ni la pepsicola tienen tanta publicidad!.
El tope de campaña es de 330 millones de pesos y el Movimiento Progresista cuenta con 220 millones, recursos procedentes de los tres partidos que postularon de nueva cuenta al ex jefe de Gobierno capitalino.
En esa perspectiva, el perredista exhibe, en su discurso y en el propio modus operandi de su campaña, la austeridad; declara que una vez a la cabeza del gobierno se acabará la parafernalia de la gestión pública.
Con base en los ahorros –afirma– se pueden canalizar recursos al combate a la pobreza y a la obra pública.
Precisamente escogió Yucatán para anunciar la construcción de un tren bala en México, que costaría unos 80 mil millones de pesos. Es un transporte veloz, de 600 kilómetros por hora, como los que hay en Europa, que correría de Palenque, Chiapas, a Cancún, Quintana Roo.
Una propuesta similar hizo en tiempos de campaña la actual gobernadora priísta Ivonne Ortega, obra que no prosperó.
Austeridad. Otra vez ese concepto. Lo repite ante reporteros y en los concurridos mítines en la histórica Valladolid y en Playa del Carmen. Arremete contra los machuchones, como llama a los poderosos; asegura que –de ganar la contienda– reducirá sueldos de servidores públicos, anuncia que seguirá viajando a ras de tierra y hasta ofrece vender los aviones y helicópteros de la Presidencia de la República.
Él sigue viajando por carretera y en aerolíneas comerciales; su equipo de campaña es pequeño y come donde se puede. Este sábado almorzó tacos de barbacoa en un puesto callejero a la salida de la capital yucateca, literalmente a ras de tierra suelta.
Se va a acabar la robadera, insiste.
Por la tarde, en Playa del Carmen, López Obrador adelantó que en caso de ganar las elecciones no permitirá que la dirigente del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), Elba Esther Gordillo intervenga en el tema educativo.
Sin moverle mucho y con educación, le vamos a decir que ella no va a seguir manejando la educación en México, advirtió.
El candidato de las izquierdas a la presidencia reiteró que existe un acuerdo entre Enrique Peña Nieto y Elba Esther Gordillo para que esta última asuma la Secretaría de Educación en caso de que el PRI gane los comicios.
Priístas y gustos musicales
Antes de subir al avión que lo llevó a Mérida, de pronto se escuchó en la sala 68: ni modo de dejarle todo Yucatán al candidato. El de la voz es el yucateco Jorge Carlos Ramírez Marín, vicecoordinador de la campaña de Peña Nieto, quien, afable, se acerca al tabasqueño en un mero acto de cortesía, pero también para romper el hielo durante el vuelo 509. Ya en tierra, el priísta, a cargo de la relación con los opositores políticos y de amarrar si su candidato va o no a los debates, abraza al oponente y le desea suerte. López Obrador no habla, permanece serio ante el emisario de Peña, aunque devuelve la cortesía con un apretón de manos.
Por estos días, en el tricolor comentan que pese al desprecio público del tabasqueño por concederle carácter científico o premonitorio a las encuestas –son herramientas propagandísticas, reitera–, deberán seguirle la pista estadística sin parpadear, pues podría ser –dicen– quien se enfile para ser el principal opositor en las urnas.
El candidato de izquierda evita dar crédito a cualquier termómetro que provean los sondeos; no hace aspavientos ni acerca de las que lo ponen en ventaja respecto de la panista Josefina Vázquez Mota. Eso sí, concede alta importancia al amplio bloque de los electores indecisos; asegura que hasta priístas y panistas van a votar por él y repite que ante episodios como las declaraciones de Vicente Fox a favor de Peña Nieto, el PAN hace a un lado a la ex secretaria de Educación.
La gente, dice, va a reflexionar muy bien el sentido de su voto, porque es la última oportunidad. Está muy grave la situación del país, alerta. Ayer estuvo a punto de perder el vuelo de regreso a la ciudad de México por toda la gente que quería saludarlo y dificultaba la salida de las camionetas que lo transportan. Ahí, de refilón, le dijo a los dirigentes y militantes de partidos de izquierda que quien se quiera seguir peleando se vaya al PRI.
Como sea, López Obrador anda de buenas; reseña los apoyos recibidos en diversos sectores, en las redes sociales y entre la comunidad académica, artística y cultural. Hasta habla de sus gustos musicales: En los trayectos de carretera escuchamos música; como estos jóvenes de Zoé y Calle 13. Me gustan.


El Despertar
¡Ah que, las encuestas!
José Agustín Ortiz Pinchetti
 
       Las encuestas políticas pueden servir para conocer la verdad o para perpetrar fraudes contra la opinión pública. En un país como México, las auténticas, por lo general, no se publican. Quienes las mandan a hacer las guardan bajo siete llaves y las utilizan para sus decisiones estratégicas. Ninguna encuesta que no esté certificada por la autoridad es enteramente confiable. Aquí no hay tal requisito. Cualquiera puede inventar una y hasta una empresa encuestadora. Los sondeos mañosos en época electoral intentan inducir el voto popular o preparar un fraude. Su publicación se justifica para aliviar la angustia ciudadana ante la incertidumbre del resultado.
En un país donde la información política está bajo control de un oligopolio mediático, controlado a su vez por una oligarquía, las encuestas que publica son sospechosas de favorecer al candidato favorito por esa oligarquía. Todos los comunicadores controlados por el oligopolio tenderán a considerar verdad absoluta los resultados de las encuestas y, como no existe una réplica crítica suficientemente fuerte, pronto estas verdades serán absorbidas por la población como indubitables.
Estos abusos son frecuentes, porque nadie certifica la metodología ni la congruencia de la investigación; si lo hicieren, se darían cuenta de que casi 75 por ciento de los encuestados rechazaron la investigación o dijeron que estaban indecisos. Así que el universo de entrevistados se reduce al voto duro de los distintos partidos. Una encuesta telefónica excluye a millones que carecen de teléfono fijo. Se supone que la gente se sube al carro del vencedor, quien impone como inevitable. Los efectos más perversos son la desmoralización de los equipos y partidarios del candidato o candidatos victimizados y, por supuesto, hacer creíble el fraude el día mismo de la elección porque los números falsos coincidirían con las encuestas trucadas.
Esta maniobra se vendrá abajo si se investiga mediante grupos de enfoque” cuál es el voto oculto en 60 o 70 por ciento de la población que no quiso definirse. No es improbable que otras empresas, nacionales o extranjeras, que no estén controladas por la oligarquía, saquen encuestas más confiables y entonces la inevitabilidad del triunfo del candidato de la oligarquía comenzara a derrumbarse.
He preguntado a los brigadistas de Morena por qué no se deprimen cuando saben que las encuestas indican que AMLO va abajo y no crece. Ellos contestan: La encuesta que nosotros hacemos en campo es casa por casa (un verdadero censo) y el resultado es que el obradorismo crece día a día. Si las encuestas dijeran la verdad, reflejarían lo que nosotros vivimos en la realidad.
Los empresarios y las elecciones
Arnaldo Córdova
 
      Una novedad en el proceso electoral en curso es que los empresarios y, más propiamente sus voceros, están demandando de los diferentes candidatos que pongan atención a sus propuestas para el próximo gobierno, las discutan, las tomen en cuenta en sus elaboraciones políticas y, también, que las debatan con ellos. Algo que antes hacían en lo obscuro, parlamentar e intercambiar opiniones, ahora cada vez más buscan ventilarlo en foros específicos que ellos mismos convocan y a los que invitan a los contendientes con ese objeto. Es un hecho notorio que ahora no intentan conformar un bloque cerrado y militante como en 2006, sino que se han diferenciado en distintas posiciones. Ya no van unidos, sino que buscan actuar cada uno por su lado.
Por lo menos, es esa la apariencia que quieren dar. Como todo en política, nada está escrito definitivamente y muchas cosas pueden suceder de aquí a julio próximo. Pero vamos a los hechos. Varios empresarios, por ejemplo, se han sumado abiertamente a López Obrador, buscando alternativas a lo que consideran una mala conducción de la economía por el gobierno y una política errónea y errática. Algunos de ellos han aceptado, incluso, formar parte del futuro gobierno en caso de que el tabasqueño triunfe en las elecciones. Fernando Turner aceptó ser su posible secretario de economía; Miguel Torruco Márquez, empresario hotelero, sería su secretario de turismo.
Durante un foro organizado el 13 de marzo pasado por la Americas Society, Turner criticó la política de los gobiernos derechistas, señalando que México tiene muchos años de estancamiento económico y ello ha generado problemas sociales, de seguridad y pobreza, por lo que el rumbo debe corregirse ya, mediante un cambio que no ofrecen ni el PRI ni el PAN. Estimó que el problema de nuestro país no radica en privatizar Pemex ni en imponer una reforma laboral a gusto de empresarios voraces, sino en la presencia de monopolios protegidos desde el Estado por los gobiernos de esos dos partidos.
Desde hace treinta años, observó, sus gobiernos aplicaron una receta equivocada, protegiendo a los monopolios y mostrándose insensibles con las mayores urgencias del sector productivo. En la crisis de 2008, el gobierno restringió a los bancos, se cayó el consumo interno y, además, aumentó los impuestos. La receta está equivocada: están poniendo la carreta enfrente de los bueyes. A ello replicó, del modo más estúpido, el asesor de la candidata panista, Miguel Székely Pardo, sintiéndose muy chistoso: poner los bueyes adelante puede tener muchos costos, atribuyendo el estancamiento en diversos sectores económicos, como lo hacen siempre los panistas, a la falta de acuerdos políticos.
Otro muy importante empresario, Alfonso Romo, el cual se ha significado por ayudar a López Obrador a buscar acuerdos con los empresarios de todos los niveles, recientemente declaró que, como él, muchos hombres de negocios van conociendo cada día en López Obrador a un hombre congruente, austero, sincero y con un gabinete fuera de serie. Dijo estar totalmente convencido de que el candidato de las izquierdas llevará a cabo la verdadera reforma estructural de México. Somos amigos de la honestidad y de la honradez. Sostuvo que ya quedó muy atrás la confrontación y que muchos grandes empresarios de distintas partes del país están cambiando, están estudiando; yo creo que ahorita estamos todos en el mismo barco (La Jornada, 17.04.2012).
Es obligado reconocer, desde luego, que los más poderosos dueños del dinero en México son horrorosamente conservadores y hasta reaccionarios, a los que más que a nadie espantan los cambios, como no estén éstos dirigidos a fortalecer sus intereses y a proteger sus privilegios. Muchos de ellos ya hicieron su elección desde hace tiempo. En particular, el duopolio televisivo está a morir con Peña Nieto, candidato que es su producto por excelencia y al que le ofrecen los más amplios espacios; mientras silencian permanentemente al candidato de izquierda, a la panista le dan también poco.
A muchos de ellos, resulta evidente, les tienen sin cuidado las burradas que los panistas cometen desde el gobierno o las pifias y las mentiras en las que incurren todos los días los funcionarios. Para ellos, es bueno todo gobierno que les ayude a ganar dinero a manos llenas o les permita sin más sus exacciones y sus robos en descampado a los consumidores. Que la sociedad se esté hundiendo por el mal gobierno les tiene sin cuidado. Muchos de ellos, además, no son sino personeros de grandes empresas trasnacionales a los que poco les importa el país.
López Obrador, con toda razón, ha sostenido que el llamado modelo de desarrollo que se sigue en México desde hace ya más de treinta años ha sido impuesto desde el exterior y que obedece a intereses ajenos a la inmensa mayoría de los mexicanos. Las famosas reformas estructurales, en los hechos, se cifran en abrir camino sin cortapisas a los capitales privados, la mayoría extranjeros, para explotar las riquezas nacionales (como ejemplo claro el de la minería, con 25 por ciento del territorio nacional cedido a las trasnacionales), someter a la más completa precariedad el nivel de vida de casi todos nuestros conciudadanos y a la sobreexplotación de su trabajo.
En un encuentro que López Obrador sostuvo el pasado 12 de abril con integrantes del Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas (Imef) y luego de exponer sus puntos de vista al respecto, el presidente del mismo, José Antonio Quesada Palacios, reconoció que el candidato izquierdista tiene razón cuando señala que las reformas estructurales conforman una agenda mundial impuesta a México. “Creo –dijo– que como ventaja le puedo poner que él resalta desarrollar una visión de un proyecto de nación. Sí hace falta un proyecto de nación y también tiene razón en que hay una agenda mundial impuesta y esta agenda mundial influye en muchos de los temas de las reformas estructurales” (La Jornada, 13.04.2012).
Unos días después, al participar en el Foro Mundial de Negocios organizado en el Tec de Monterrey, el premio Nobel de Economía 2008, Paul Krugman, afirmó que hay que tener cierto escepticismo al sostener que un conjunto de reformas puede lograr milagros. México abrió su economía desde principios de los 90 y ninguno de esos milagros se ha visto. Esas reformas estructurales se han venido operando desde entonces y ya mostraron su ineficiencia. Por ello, afirmó, creo que debemos poner menos énfasis en las reformas estructurales y más en educación, que da crecimiento a largo plazo (La Jornada, 18.04.2012).
Carlos Slim debe creer que nuestros problemas se resolverán si dejamos que los empresarios gobiernen en lugar de los políticos. Hace unas semanas lanzó una de sus acostumbradas ocurrencias: Creo que los hombres de negocios y los empresarios tienen más experiencia manejando recursos, y podemos resolver los problemas más fácilmente que los políticos, que tienen otras visiones; piensan en elecciones, piensan en popularidad (La Jornada, 08.03.2012). Él nos da la muestra: sus precios son monopólicos en telefonía y sus salarios, en los Sanborn’s, son de hambre, ya lo señaló nuestro colega Enrique Galván Ochoa.

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