Alianza Social de Trabajadores de la Industria Mexicana

sábado, 28 de abril de 2012

Los derechos laborales bajo la lupa- México SA

Los derechos laborales bajo la lupa
Miguel Concha
 
         Se aproxima el primero de mayo, día en que los trabajadores festejan sus luchas y conquistas por tener una vida digna. En México, sin embargo, el tema será el recrudecimiento de la injusticia laboral, la falta de libertad sindical y la violación recurrente de los derechos humanos laborales más elementales. Todo esto en el contexto de un sexenio que termina bajo el signo de la pobreza, la muerte y la criminalización de la lucha social.
En la denuncia de la situación tendrá un papel fundamental el Tribunal Internacional de Libertad Sindical, que este fin de semana sesiona en la ciudad de México.
Si bien es cierto que desde hace décadas México ha estado bajo gobiernos que han abandonado su obligación constitucional de proteger a la clase trabajadora, para declinar en favor de los patrones, la actual administración se ha distinguido por llevar esta política a extremos verdaderamente inimaginables. Para ello ha echado mano de instrumentos tan perversos como la tercerización (outsourcing), los contratos colectivos de protección patronal, la dilación y discrecionalidad en la impartición de la justicia, la arbitrariedad de las autoridades laborales y su complicidad con sindicatos fantasma, hasta llegar a la violencia física contra los trabajadores y sus organizaciones, a través del uso de golpeadores o paramilitares, como los utilizados para romper la huelga minera de Cananea en 2010.
Aunque constantemente se ven rebasados por actos que buscan impedir su organización, es cierto que han ocurrido algunos cambios que favorecen su protección legal. Es el caso de la reforma constitucional de junio de 2011, que, merced a la modificación del artículo 102-B, da a las Comisiones de Derechos Humanos facultad para conocer en el ámbito laboral. O la del artículo 1, que permite que lo relativo a los derechos humanos, incluidos los laborales, se interpreten en consonancia con la misma Constitución y los tratados internacionales en la materia, como el Convenio 87 de la Organización Internacional del Trabajo sobre libertad sindical.
Por su parte la Suprema Corte de Justicia de la Nación emitió la tesis jurisprudencial 32/2011, con la que limita la competencia de la Secretaría del Trabajo y de las Juntas de Conciliación y Arbitraje para verificar la legalidad de las elecciones dentro de los sindicatos y en el proceso de entrega de la toma de nota, y con ello impide que la autoridad laboral haga revisión o investigaciones que, sin importar lo asentado en las actas correspondientes, desautoricen las resoluciones de la asamblea sindical. Esto por lo menos en el papel devuelve a los trabajadores su derecho a elegir libremente a sus representantes, aunque todavía hace falta vigilar que se cumpla.
En contraposición encontramos el anticonstitucional decreto del pasado 27 de octubre de la Junta de Conciliación y Arbitraje en el DF, que con el eufemístico nombre de criterios de funcionamiento impuso una verdadera reforma laboral regresiva que violenta la libertad sindical, al imponer a los trabajadores que buscan organizarse sindicalmente unos 330 requisitos. Con ello, la Junta Local dejó por escrito lo que cotidianamente se realiza: la violación de los derechos laborales colectivos. Las y los trabajadores deben atravesar un verdadero vía crucis para contar con un sindicato auténtico, aunque casi nunca lo consiguen, perdiendo en ello muchas veces su trabajo y arriesgando incluso su integridad física.
En México, pues, no existe prácticamente el derecho de libre asociación sindical y contratación colectiva. Y democratizar la vida laboral es indispensable para hablar en serio de democratización del país y de respeto a los derechos humanos básicos.
Ante esta situación un grupo de sindicatos y organizaciones de México, Estados Unidos, Canadá, España y varios países latinoamericanos, se dieron a la tarea de crear y mantener una instancia civil de peso internacional y de indiscutible calidad moral, que juzgue y resuelva sobre estos graves problemas. De ahí el surgimiento del Tribunal Internacional de Libertad Sindical.
Ante este Tribunal, creado en 2009, ha comparecido un sinnúmero de sindicatos y movimientos para denunciar los atropellos sufridos por patrones y autoridades laborales. Los más significativos han sido los sindicatos Mexicano de Electricistas, Minero, de Telefonistas, de Trabajadores Unidos de Honda, de Vidriera del Potosí, Unión de Técnicos y Profesionistas Petroleros, entre muchos otros. Estos gremios han encontrado ahí una caja de resonancia a su problemática.
Con base en las pruebas y testimoniales presentadas por trabajadores de todo el país, el Tribunal ha condenado al gobierno mexicano por ser el principal responsable de las violaciones a la libertad sindical. Dichas sentencias han sido entregadas a instancias de los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial, así como a comisiones de derechos humanos. También se han presentado a nivel internacional a diversas instituciones, lo que ha servido para que en distintas latitudes se conozca la realidad de las y los trabajadores mexicanos.
Para dar continuidad y permanencia a sus trabajos, el Tribunal sesiona nuevamente en la ciudad de México. Sus miembros abordarán también su consolidación como Tribunal Permanente de Libertad Sindical para América Latina, opción que deriva del prestigio que ha logrado con la visibilización de la problemática mexicana, con sus resoluciones jurídicamente impecables, y con la necesidad de contar con una instancia de este nivel, expresada por sindicalistas de los países del sur del continente.
México SA
México, paraíso bancario
Ordeña multimillonaria
¿Quiénes pagan el festín?
Carlos Fernández-Vega
 
         Producto de la reprivatización, primero, y la extranjerización, poco más adelante, del sistema financiero que opera en México, los silenciosos habitantes de este país, quiéranlo o no, han cargado durante 17 años (y les falta otro tanto, cuando menos) con un pesadísimo fardo conocido como rescate bancario, vía Fobaproa-IPAB, y por si fuera poco con el saqueo permanente que practican las instituciones bancarias propiedad del capital foráneo, resultado de la capitalización temporal (Guillermo Ortiz dixit, en 1995) que el gobierno zedillista propuso y los diputados avalaron.
Diecisiete años después de tan brillantes decisiones, alrededor de 90 por ciento del sistema bancario que funciona en el país pertenece a trasnacionales financieras que, sin duda alguna, en México encontraron El Dorado. Aquí obtienen utilidades paradisiacas, y un trato de faraones por la parte gubernamental, mientras la clientela debe soportar –calladamente, como es costumbre– el permanente asalto vía intereses, comisiones y conexos, mismos que el capital extranjero no se atreve a cargar en sus respectivas naciones de origen. Gravísimo, pues, que el sistema financiero esté en manos de intereses foráneos (¡y qué tipo de intereses!). Ni siquiera Estados Unidos, paladín –en el discurso, obviamente– de la apertura y la globalización ha permitido que el control de tal sistema se le vaya de las manos. Pero México es otra historia.
Resulta que el director general del Grupo Financiero Banorte (el único que, tras la reprivatización de 1991-1992, permanece en manos de sus compradores originales, de capital nacional), Alejandro Valenzuela hizo público que los bancos extranjeros con actividades en México están ordeñando al país; el hecho de que esas firmas foráneas pagan a sus accionistas dividendos en proporción tres veces mayor que los bancos de capital nacional ha significado una reducción en la oferta de financiamiento a la economía mexicana. Las filiales de bancos extranjeros en México pagan a sus accionistas un dividendo por el equivalente, en promedio, a 70 por ciento de las ganancias que obtienen aquí, aunque en algún caso el dividendo equivale a 130 por ciento de las ganancias (La Jornada, Roberto González Amador).
Valenzuela redondeó con lo siguiente: dicha proporción “contrasta con la de los bancos de capital nacional, los cuales pagan a sus accionistas un dividendo de 20 por ciento, en promedio, de las ganancias que generan. En el caso de Banorte esa proporción es de 18 por ciento. Entre 2003 y 2011, los dividendos pagados a sus accionistas por las filiales de bancos extranjeros que operan en México suman 20 mil millones de dólares, una cantidad que, si se hubiera quedado en el país como capital de las instituciones para otorgar créditos ahora la penetración financiera en el país –medida como la relación entre el financiamiento y el producto interno bruto– sería superior a lo que se registra actualmente”.
Lo denunciado por el funcionario de Banorte no sólo es escalofriante, sino documentable: sólo entre 2001 y 2011 –los dos felices gobiernos panistas del cambio y el para vivir mejor– los cinco mayores bancos extranjeros que operan en México obtuvieron utilidades cercanas a 400 mil millones de pesos, 77.36 por ciento del total. De este monto alrededor de 268 mil millones se quedaron en manos de dos de ellos: el española BBVA-Bancomer (que en este país obtiene 30 por ciento de sus utilidades netas globales) y el estadunidense Citi-Banamex (con quien el gobierno mexicano fingió absoluta demencia –léase viola la ley– cuando el gobierno del vecino del norte se convirtió, como parte del rescate a la trasnacional, en accionista mayoritario).
Allí están más de los 20 mil millones de dólares denunciados por Valenzuela. En el mismo periodo (2001-2011) la totalidad del sistema bancario que opera en México reportó utilidades netas por poco más de 517 mil millones de pesos, de los que cerca de 400 mil millones, en números cerrados, se quedaron (en orden descendente) en BBVA-Bancomer (151 mil millones), Citi-Banamex (116 mil millones), la trasnacional española Santander (82 mil millones), la canadiense Scotiabank (27 mil millones) y, desde 2003, la británica HSBC (23 mil millones). Todos ellos pagan gruesos dividendos que terminan depositados o invertidos fuera de nuestras fronteras.
La trasnacional española BBVA llegó al paraíso, y se quedó con los siguiente bancos reprivatizados: Bancomer, Probursa, Promex, Unión, Oriente y Cremi. Citigroup apenas engulló a Banamex y Confía, mientras que Santander alcanzó a quedarse con Serfin (sólo su rescate le ha costado a los bolsillos de los mexicanos más de 10 mil millones de dólares), Scotiabank con Inverlat (que antes se llamaba Multibanco Comermex) y HSBC con Bital (Banco Internacional). En el periodo de referencia, BBVA-Bancomer y Citi-Banamex concentraron 67 por ciento del total de las utilidades netas reportadas por las cinco grandes trasnacionales financieras que operan en el país, y 52 por ciento del total obtenido por el sistema bancario que opera en México. Y toda la información citada proviene de una institución del gobierno mexicano, la Comisión Nacional Bancaria y de Valores.
Las dos mayores trasnacionales financieras están de fiesta, y no les importa, según lo han declarado sus directivos, quién se quede en Los Pinos, siempre y cuando no les modifiquen las reglas del juego. Por ejemplo, en el sexenio foxista, BBVA-Bancomer obtuvo utilidades netas cercanas a 49 mil millones de pesos; con Calderón (y falta el reporte de 2012), 102 mil millones. Para el caso de Citi-Banamex, la relación es de 48 mil y 68 mil millones, respectivamente.
Como bien lo apunta el directivo de Banorte, la proporción de dividendos respecto de las ganancias que han pagado los bancos extranjeros a sus accionistas es dinero que no se ha invertido en México... Si los bancos mexicanos pagan dividendos de 20 por ciento de sus ganancias y los extranjeros lo hacen en proporción de 70 por ciento, esa diferencia de 50 puntos porcentuales son recursos que no se han invertido en México, que si se hubieran canalizado en forma de financiamiento hubieran elevado la penetración del crédito respecto de la economía. Entonces, una cosa es pagar dividendos y otra ordeñar al país.
Las rebanadas del pastel
He allí la prometida banca moderna y democrática y quiénes pagan el festín, o lo que es lo mismo, un capítulo adicional del asalto a la nación... Felicidades, con su respectivo abrazo, a Carmen Lira.

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