Alianza Social de Trabajadores de la Industria Mexicana

sábado, 28 de abril de 2012

LAS MAS DEL 28 DE ABRIL DE 2012 DE LA PORTADA DE LA JORNADA

El gobierno beneficia a empresas de carga que sirven a grandes firmas, acusan
Furia sobre ruedas
Fracasan las negociaciones
Mariana Chávez
Corresponsal
Periódico La Jornada
Sábado 28 de abril de 2012, p. 3
Querétaro, Qro., 27 de abril. Las negociaciones entre autoridades de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), la Policía Federal y la Alianza Mexicana de Organizaciones de Transportistas Asociación Civil (Amotac) se rompieron al no haber un acuerdo después de casi 10 horas de pláticas.
Rafael Ortiz Pacheco, dirigente de la agrupación, anunció que continuarán las movilizaciones en el país, y advirtió que si las autoridades no atienden sus demandas tomarán medidas drásticas, entre ellas estrangular totalmente las vías de acceso a la capital del país.
Luego de la reunión, que comenzó a las 11 horas en las instalaciones de la SCT en la entidad, Ortiz Pacheco calificó de ridículos los ocho puntos propuestos por funcionarios de la dependencia federal, entre ellos la disminución en 4.5 toneladas del peso total que transportan los camiones de doble remolque, cuando en promedio estas plataformas tienen capacidad para 80 toneladas.
Criticó que la SCT los emplace a que en dos meses certifiquen tanto física como mecánicamente los camiones, ya que, afirmó, sólo existen 244 talleres autorizados para miles de unidades que circulan en territorio mexicano.
Denunció que el gobierno federal protege a las grandes empresas, al permitir que utilicen camiones de doble remolque para transportar el producto que comercializan, lo que, subrayó, representa un riesgo para los automovilistas por las enormes dimensiones de las unidades.
No se cederá a presiones
En tanto, el director de autotransporte de la SCT, Miguel Elizalde Lizárraga, declaró que para Ortiz Pacheco no fueron suficientes las medidas propuestas por la dependencia, pero señaló que tienen la disposición para reiniciar las pláticas en el momento que el líder de la Amotac lo decida.
Explicó que el dirigente exige que se suspenda la circulación de camiones de doble remolque, para lo cual se tendría que derogar el reglamento de peso y dimensiones, así como la norma 12 de la SCT en la que se especifican características y dimensiones máximas permitidas para los vehículos, lo que no es posible porque representaría dejar en total arbitrariedad al país.
Advirtió que no cederá a presiones de manifestantes ni otorgará beneficios a una sola organización transportista, y si hay bloqueos o se circula a baja velocidad por las carreteras se actuará en consecuencia

La asamblea de accionistas del Consejo de Administración de La Jornada ratificó ayer a Carmen Lira Saade como directora general. Además aprobó los resultados del ejercicio financiero 2011 de la empresa Desarrollo de Medios, SA de CV. En la gráfica le acompañan Armando Carrillo, representante del despacho de asesoría legal; Miguel Concha Malo, y Hugo Gutiérrez Vega, presidente del consejo Foto José Carlo González
Los socios avalan también resultados del ejercicio financiero 2011 de la empresa
Por unanimidad, accionistas ratifican a Carmen Lira al frente de La Jornada
Destaca la directora la consolidación de un medio fiel a la sociedad, pese al entorno de crisis
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La recién ratificada directora general de La Jornada, Carmen Lira Saade, al término de la asamblea de accionistas, con el director fundador Carlos Payán VelverFoto José Carlo González
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Los socios manifiestan su votoFoto José Carlo González
De la redacción
Periódico La Jornada
Sábado 28 de abril de 2012, p. 15
Por unanimidad, la asamblea de accionistas del Consejo de Administración del diario La Jornada ratificó a Carmen Lira Saade como directora general. En su sesión ordinaria, los socios propietarios del diario aprobaron también, sin objeciones, los resultados del ejercicio financiero de la empresa Demos Desarrollo de Medios SA de CV, correspondiente a 2011, con sus respectivas utilidades positivas y una lectoría que el año pasado alcanzó los 400 mil diarios.
La consolidación de un medio fiel a la sociedad pudo ocurrir a contracorriente, en un contexto de crisis en la que la industria de la prensa escrita sufre una contracción por cuarto año consecutivo. Esto se logró, según destacó la directora ratificada, gracias al difícil equilibrio para mantener un medio crítico que no recurre a la estridencia, que no renuncia a su visión de país, pero que es capaz de registrar con honestidad la diversidad de posturas y no sucumbe a la tentación de convertirse en vocero de sí mismo.
A dos años de cumplir tres décadas de presencia e influencia en la industria mediática nacional; con 28 años de ser un grano de utopía puesto en la realidad, en palabras de la directora en su informe frente a los accionistas, el director general fundador, Carlos Payán Velver, propuso la ratificación en su cargo de la actual directora. Además, instó al colectivo jornalero a reconocer y valorar de verdad lo que hoy en día, despegando el segundo periodo electoral mexicano del siglo XXI, este diario ha logrado, al consolidarse como un periódico progresista que surgió en 1984, sin dinero siquiera para asegurar la circulación del ejemplar del día siguiente.
Una vez consumada la ratificación unánime, Payán apuntó como una reflexión a la comunidad de accionistas: Hoy tenemos activos que han crecido; tenemos un edificio; salimos todos los días a la calle; tenemos influencia en el escenario del país. Y detrás de esto está el trabajo arduo, honesto y tenaz de Carmen Lira.
Fue el propio Carlos Payán, director en los tres periodos iniciales de La Jornada, quien propuso que en este cuatrienio, la actual directora general fuera electa para la conducción de este diario por quinta ocasión consecutiva. Su propuesta fue corroborada por el voto unánime y un prolongado aplauso de una asamblea general de accionistas que, con la presencia de más de 100 socios, contó con un quórum sin precedente.
En su informe ante los accionistas, la directora Carmen Lira destacó el hecho de la solvencia y sobrevivencia misma de este diario, que el año pasado apenas redujo en ocho su plantilla de personal, de un total de 348, sin recurrir a ningún despido.
Nuestro logro principal en estas décadas ha sido el de sobrevivir y el de consolidarnos. En este lapso ha desaparecido la mayor parte de los periódicos que dominaban la escena en 1984 (año de la fundación de este diario), y los que subsisten han cambiado tanto en su forma y en su esencia que resultan ya irreconocibles.
Vivimos tiempos de pánico, entre periódicos moribundos
Al citar el contexto, o ecosistema en el que se desarrolla la vida de los periódicos impresos contemporáneos, Lira Saade recordó los sobresaltos persistentes en la industria de la prensa escrita mundial, sujeta a importantes caídas de circulación, recortes tajantes de ingresos por publicidad desde principios del siglo; crisis recurrentes que han tocado incluso a medios icónicos como The NewYork Times, orillado a hipotecar haberes y vender acciones a empresarios externos para salvarse de la quiebra; endeudamientos masivos que han forzado a titanes de la prensa hispana, como El País, a asociarse con empresas estadunidenses como Liberty Holding y a despedir a 18 por ciento de su personal; situaciones adversas que han forzado a importantes medios a abandonar las plataformas de papel para replegarse a versiones digitales, como el caso de Jornal do Brasil y Público, de España, un caso particularmente doloroso para nosotros por las afinidades que unen a La Jornada con aquel diario europeo.
Parafraseando a un veterano periodista de The Times, la capitana de esta empresa –que según la contabilidad propia y registros de BIMSA cuenta con un universo de 400 mil lectores, sea por vía en internet o por copias impresas– expresó que vivimos tiempos de miedo y pánico, entre grandes periódicos muertos o moribundos; en una carrera donde los nuevos periodistas están sometidos a la urgencia y donde poco importa hacer periodismo de calidad; en un medio vertiginoso donde no hay siquiera tiempo para contrastar la información, corregirla y confirmarla”; en tiempos donde el futuro de géneros de excelencia, como lo son la crónica y el reportaje de investigación, son inciertos. Mantener su vigencia, con calidad y dentro de las tendencias de las redes sociales y las plataformas digitales, subrayó, es nuestro reto.
Frente al panorama adverso, indicó la directora de este diario, el reciente año La Jornada consolidó nueve periódicos regionales: Puebla-Tlaxcala, Morelos, Guerrero, Veracruz, Aguascalientes, Michoacán, Zacatecas y San Luis Potosí.


Fallujah, Irak, 27 de abril. Para el pequeño Sayef no habrá primavera árabe. Apenas de 14 meses
de edad, yace en una pequeña frazada roja sobre un colchón barato tendido en el suelo.
A veces llora; su cabeza es dos veces más grande de lo que debería ser, y está ciego y paralítico.
Sayeffedin Abdulaziz Mohamed –su nombre completo– tiene un rostro gentil y dicen que sonríe cuando otros
niños lo visitan y cuando familias y vecinos iraquíes entran en la habitación.
Pero Sayef nunca conocerá la historia del mundo que lo rodea, nunca disfrutará las libertades de
 
 
el nuevo Medio Oriente. Sólo puede mover las manos y toma únicamente leche embotellada,
porque no puede deglutir. Pesa tanto que su padre apenas puede levantarlo en brazos.
Vive en una prisión cuyas puertas estarán cerradas para siempre.
Es tan difícil escribir esta nota como lo es entender el valor de su familia. Muchas de las familias
 de Fallujah cuyos niños nacieron con lo que los médicos llaman anomalías congénitas
   
Víctimas de los ataques con explosivos perpetrados el pasado 19 de abril en Bagdad Foto Reuters
 
Niños deformes: el legado de EU en Fallujah
Robert Fisk
Periódico La Jornada
Sábado 28 de abril de 2012, p. 36
Fallujah, Irak, 27 de abril. Para el pequeño Sayef no habrá primavera árabe. Apenas de 14 meses de edad, yace en una pequeña frazada roja sobre un colchón barato tendido en el suelo. A veces llora; su cabeza es dos veces más grande de lo que debería ser, y está ciego y paralítico. Sayeffedin Abdulaziz Mohamed –su nombre completo– tiene un rostro gentil y dicen que sonríe cuando otros niños lo visitan y cuando familias y vecinos iraquíes entran en la habitación.
Pero Sayef nunca conocerá la historia del mundo que lo rodea, nunca disfrutará las libertades del nuevo Medio Oriente. Sólo puede mover las manos y toma únicamente leche embotellada, porque no puede deglutir. Pesa tanto que su padre apenas puede levantarlo en brazos. Vive en una prisión cuyas puertas estarán cerradas para siempre.
Es tan difícil escribir esta nota como lo es entender el valor de su familia. Muchas de las familias de Fallujah cuyos niños nacieron con lo que los médicos llaman anomalías congénitas prefieren mantener las puertas cerradas a extraños, pues consideran a sus hijos una marca de vergüenza familiar, en vez de una posible prueba de que algo terrible ocurrió aquí, luego de dos grandes batallas de estadunidenses contra insurgentes en 2004, y otro conflicto en 2007.
Aunque primero negaron haber usado proyectiles de fósforo durante la segunda batalla de Fallujah, las fuerzas estadunidenses reconocieron haberlos disparado contra edificios de la ciudad. Reportes independientes hablan de una tasa de defectos congénitos en Fallujah mucho más alta que en otras regiones de Irak, ya no se diga en países árabes. Nadie, por supuesto, puede mostrar evidencia irrebatible de que las municiones estadunidenses han causado la tragedia de estos niños.
Sayef vive –tal vez uso la palabra después de sopesarla– en el distrito al-Shahada de Fallujah, en una de las calles más peligrosas de la ciudad. Los policías –todos musulmanes sunitas, como los pobladores– montan guardia con sus armas automáticas en la puerta de la casa durante nuestra visita, pero dos de ellos, de uniforme azul, entran con nosotros y miran visiblemente conmovidos al bebé indefenso en el suelo; mueven la cabeza con incredulidad y su expresión refleja una impotencia que Mohamed, el padre del niño, se niega a dejar traslucir.
“Creo que todo esto es por el uso de fósforo por los estadunidenses en las dos grandes batallas –dice él–; he oído muchos casos de defectos congénitos en niños. Tiene que haber una razón. La primera vez que llevamos a nuestro hijo al hospital vi familias que tenían exactamente el mismo problema.”
Estudios realizados a raíz de las batallas de 2004 han mostrado fuertes incrementos en la mortalidad y el cáncer infantil en Fallujah; el más reciente, entre cuyos autores está un médico del hospital general de la ciudad, señala que las malformaciones congénitas ocurren en 15 por ciento de todos los nacimientos en la localidad.
“Mi hijo no puede valerse por sí mismo –dice Mohamed, acariciando la cabeza agrandada del pequeño–, sólo puede mover las manos. Le damos leche del biberón; no puede deglutir. A veces ni siquiera puede tomar la leche, y entonces tenemos que llevarlo al hospital para que le pongan suero. Nació ciego. Además, su riñón ha dejado de funcionar. Quedó paralítico. La ceguera se debe a la hidrocefalia.”
Mohamed sostiene las piernas inservibles de Sayef y las mueve gentilmente hacia arriba y abajo. Cuando nació lo llevé a Bagdad; los más importantes neurocirujanos lo revisaron. Dijeron que no podían hacer nada. Tenía un hoyo en la espalda, que le cerraron, y luego uno en la cabeza. La primera operación no funcionó. Tuvo meningitis.
Mohamed y su esposa son mayores de 30 años. A diferencia de muchas familias tribales de la zona, no están emparentados entre sí y sus dos hijas, nacidas antes de las batallas, gozan de perfecta salud. Sayed nació el 27 de enero de 2011.
“Mis dos hijas quieren mucho a su hermanito –relata Mohamed–, y a los doctores les cae bien. Todos participan en cuidar al niño. El doctor Abdul-Wanab ha hecho un trabajo asombroso; sin él, Sayef no estaría vivo.”
Mohamed trabaja en una empresa de mecánica de riego, pero reconoce que, con un salario de apenas 100 dólares mensuales, tiene que recibir ayuda económica de sus familiares. Durante el conflicto no estaba en la ciudad, y cuando regresó a su casa, dos meses después, la encontró minada; en 2006 recibió financiamiento para reconstruirla. Durante nuestra conversación observa largamente a su hijo y luego lo toma en sus brazos.
“Cada vez que lo miro, muero por dentro –dice, y las lágrimas corren por sus mejillas–. Pienso en su destino. Cada vez pesa más. Es más difícil cargarlo.”
Le pregunto a quién culpa del calvario de su hijo. Espero una retahíla de improperios contra los estadunidenses, el gobierno iraquí, el Ministerio de Salud. La gente de Fallujah ha sido pintada durante mucho tiempo como pro terrorista y antioccidental en la prensa mundial, a partir del asesinato y cremación de cuatro mercenarios estadunidenses en la ciudad en 2004: el suceso que marcó el principio de las batallas en las que perecieron 2 mil iraquíes, civiles e insurgentes, junto con casi 100 efectivos estadunidenses.
Pero Mohamed calla por unos instantes. No es el único padre que nos ha mostrado a su hijo deforme.
“Sólo pido la ayuda de Dios –dice–; no la espero de ningún ser humano.”
Lo cual demuestra, creo yo, que Fallujah, lejos de ser una ciudad de terror, es hogar de unos hombres muy valerosos.
© The Independent
Traducción: Jorge Anaya

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