Alianza Social de Trabajadores de la Industria Mexicana

sábado, 28 de abril de 2012

Confía López Obrador en el pleno respeto de la Iglesia al proceso comicial- Salud y seguridad social: la agenda vencida de Peña Nieto-Levy

Elecciones 2012
Se reúne en Jalisco con el cardenal Robles Ortega y reitera que no guarda rencores
Confía López Obrador en el pleno respeto de la Iglesia al proceso comicial
La honestidad, el eje central de mi gobierno, afirma el aspirante presidencial ante académicos
Foto
El aspirante presidencial Andrés Manuel López Obrador, en Santiago Ixcuintla, NayaritFoto Carlos Ramos Mamahua
Fabiola Martínez
Enviada
Periódico La Jornada
Sábado 28 de abril de 2012, p. 13
Guadalajara, Jal. 27 de abril. Yo no odio ni guardo rencores, ha dicho Andrés Manuel López Obrador durante su campaña en pos de la Presidencia de la República.
Hace unas semanas empezó a gestionar encuentros con jerarcas de la Iglesia católica –y de otras denominaciones religiosas– y hoy desayunó con el cardenal José Francisco Robles Ortega, sucesor de Juan Sandoval Íñiguez en el arzobispado de esta capital.
Lo que queremos es justicia, no venganza, reiteró el candidato de los partidos de izquierda, quien horas después del encuentro con el arzobispo manifestó su confianza en que la Iglesia, como institución, respete el proceso electoral, sea imparcial, que no intervenga. Ellos no van a actuar de manera partidista. Es evidente que se trata de un cardenal que tiene mucha integridad y que yo respeto mucho, aseguró.
La frase tiene sentido cuando se trae a la memoria el proceso electoral de 2006. Durante ese periodo, el arzobispo Sandoval Íñiguez pidió ayuda al gobierno de Estados Unidos para frenar el avance del perredista, según un cable de Wikileaks difundido por este diario el 22 de julio pasado.
El desayuno con el prelado fue a iniciativa de López Obrador y se preparó con plena discreción; forma parte de una ronda de pláticas con ministros de culto y de otras acciones vinculadas con este sector, ambos a veces tan parecidos, al menos en el uso de ciertos conceptos del perredista imbricados en amor, fe y esperanza. Este acercamiento empezó el mes pasado y continúa. Primero asistió a la misa que ofreció el papa Benedicto XVI durante su visita a nuestro país; luego, a la asamblea de la Conferencia del Episcopado Mexicano. La noche del viernes pasado se reunió con evangélicos y este viernes con el cardenal católico.
La víspera, aquí en Guadalajara, durante un mitin en una colonia popular, subrayó que está en favor del Estado laico, de la libertad de creer o no creer y, sobre todo, de impulsar la tolerancia.
En este punto manifestó su respeto a todas las religiones y propuso establecer un acercamiento ecuménico (entre todas las ramas cristianas); diálogo interreligioso y una comunicación amplia con creyentes y no creyentes.
El cardenal es considerado en sectores de la comunidad jalisciense un ministro de culto con una línea distinta a su antecesor.
A punto de cumplir un mes de campaña, las gestiones del equipo del candidato son intensas. No se limitan a grupos sociales sino también a políticos, académicos y del sector empresarial, por mencionar algunos.
Hoy, después de la conferencia en Guadalajara, encabezó un foro contra la corrupción, al que asistieron prestigiados académicos que explicaron los regímenes de excepción fiscal que existen en nuestro país y la necesidad de alcanzar una real transparencia en la información de este ámbito. El gobierno que propone López Obrador tiene en el concepto de honestidad el eje de la administración pública. Seré guardián de los dineros del pueblo, señaló.
Después del mediodía se trasladó a Nayarit; en Tepic comió con el empresario Alfonso Romo; en el restaurante estaba el ex gobernador de esa entidad Antonio Echevarría, quien se acercó a saludarlos. Los comensales detectaron de inmediato la presencia del perredista y se armó el jolgorio; casi todos se tomaron la foto con el candidato que, más tarde, fue a Santiago Ixcuintla, donde hay un movimiento que busca pedirle cuentas al ex gobernador de esta entidad Ney González.
Desde el templete, frente a varios miles de personas, invitó a los ciudadanos a estar atentos al debate del 6 de mayo, aunque, ironizó, Peña Nieto no quiere debatir porque está vacío; él actúa como un personaje de la televisión.
Soslaya el IFE gastos de Peña
En rueda de prensa matutina, López Obrador sostuvo que el IFE se está haciendo de la vista gorda ante los gastos del priísta Enrique Peña Nieto. Por lo que se escuchó, la república amorosa no llegó a los consejeros, a quienes criticó no sólo por su alto salario, sino por no cumplir con su función y ocupar parte de su tiempo en una rutina cómoda de acudir a buenos restaurantes.
El candidato aseveró que en breve hará públicos sus gastos.
De los planteamientos hechos hasta ahora por el priísta expresó: “Son buenos para copiar nuestras propuestas… No tienen vocación de cumplir lo que ofrecen; no le tienen amor al pueblo. Todo lo hacen por interés electoral”.
Otra expropiación-Helguera

Desfiladero
Diálogo de mordazas: el debate que viene
Jaime Avilés
         Atención anulistas: he aquí dos espléndidas razones para que sigan llamando a votar en blanco o simplemente a no acudir a las urnas. Primera: anteproyecto del artículo 299 del nuevo Código Federal de Procedimientos Penales (CFPP), propuesto por Felipe Calderón y que hasta ayer muy temprano impulsaban los legisladores del PRIANAL-Verde y los chuchos:
La policía, durante la investigación, podrá solicitar a cualquier persona la aportación voluntaria de muestras de fluido corporal, vello o cabello, exámenes corporales de carácter biológico, huellas digitales, extracciones de sangre u otros análogos, así como que se le permita fotografiar alguna parte del cuerpo, siempre que no implique riesgos para la salud y la dignidad.
Segunda: anteproyecto del artículo 300: La policía podrá realizar la inspección de un vehículo cuando existan indicios de que se ocultan en él (sic) personas, instrumentos, objetos o productos relacionados con el delito que se investiga. (...) Cuando se tengan indicios de que está en peligro la vida o la integridad física de una persona, la policía no requerirá autorización para la inspección y, salvo que las circunstancias lo impidan, la diligencia se ejecutará y podrá ser videograbada.
Como en 2007 no pudo imponernos la ley Gestapo, que habría permitido a la Policía Federal entrar a nuestra casa sin la orden escrita de un juez, en 2010 y 2011 Calderón cabildeó, también sin éxito, la reforma a la Ley Federal de Seguridad Nacional que habría legalizado los abusos cometidos por los miembros de las fuerzas armadas en perjuicio de personas inocentes, so pretexto de la guerra contra el narcotráfico.
Después de fracasar en ambas intentonas –y mientras ahora hace hasta lo imposible para obtener inmunidad (y evadir la acción de la Corte Penal de La Haya después de diciembre) regalándole, por ejemplo, 14 mil millones de dólares al FMI y 4 mil 800 más al BID–, el jefe mínimo volvió a la carga este año al tratar de añadirle al CFPP dos artículos tan monstruosos como el 299 y el 300.
Gracias a uno de ellos, como quedó asentado arriba, la policía podría solicitarnos, cuando se le antoje, una aportación voluntaria de semen, líquido vaginal, sangre, orina y excremento o, en su defecto, obligarnos a que nos practiquen extracciones de sangre u otros análogos, arrancarnos pelo de la cabeza y vello del pubis, introducirnos dedos o espejos en cavidades corporales y fotografiar cualquier parte de nuestra anatomía (artículo 299).
Tanto los propietarios de automóviles particulares, como los choferes de vehículos de carga o de pasajeros, no podrán evitar de ningún modo que la policía registre sus unidades, videograbe la inspección y siembre, ¿por qué no?, supuestas evidencias para culpabilizarlos. Todo ello acompañado, claro está, de múltiples violaciones más a las garantías individuales, que no pasaron de contrabando en el cuerpo de la ley Gestapo ni de la reforma a la Ley de Seguridad Nacional.
Ayer, en San Lázaro, no pocos diputados del PRI se rebelaron sorpresivamente, al exigir que el nuevo CFPP regrese a la comisión que lo redactó y, cuando sea revisado, quede en último lugar de la lista de asuntos pendientes. A tiempo comprendieron que ellos mismos iban a sufrir en carne propia tamañas aberraciones apenas perdieran el fuero. Ahora, no olvidemos que la aprobación del CFPP se frustró, en parte, porque Gerardo Fernández Noroña y Jaime Cárdenas Gracia, legisladores del Morena, tomaron la tribuna el jueves.
¿A qué obedece la insistencia calderónica de legalizar el terror de Estado? A una obsesión propia, pero también a exigencias de la Casa Blanca. Recordemos que, a principios de 2007, ordenó a los diputados panistas derogar la Ley Federal de la Neutralidad, que desde el periodo de Lázaro Cárdenas prohíbe a ejércitos extranjeros estacionarse en nuestro territorio. Esa maniobra, que también le salió mal, reveló su sometimiento a los intereses militares estratégicos de Estados Unidos.
Por fortuna, la agenda anexionista de Calderón y Hillary no se concretará antes de las elecciones, pero tampoco después, si la mayoría del pueblo entiende que los comicios de julio pueden inaugurar un proceso de liberación nacional. Sin embargo, ante los continuos tropiezos de los candidatos de las televisoras, entre los ciudadanos de a pie, y sobre todo entre los que se comunican a través de las redes sociales, crece la certeza de que el IFE, el TEPJF, el gobierno y los dueños de todo están montando un simulacro de elección democrática para incrustar en los pináculos del poder al supuesto puntero de las encuestas.
Como éste ha hecho una involuntaria pero rotunda ostentación de sus limitaciones retóricas, el debate que se celebrará el domingo 6 de junio fue reducido por el IFE a un patético diálogo de bocas amordazadas. Cada participante dispondrá de sólo dos minutos (¡120 segundos!) para expresar lo que piensa de cada tema de interés para los votantes, de acuerdo con las molestias que al respecto ha externado el político tabasqueño postulado por la coalición Movimiento Progresista.
Pero la estrategia del grupúsculo de magnates que aspiran a seguir manejando al titular del Ejecutivo durante seis años más resulta ya tan obvia que no será difícil predecir su desenlace. La noche del 6 de junio, después del show, en todos los televisores del país habrá cónclaves de sesudos politólogos que nos explicarán, como si fueran profesores de literatura china antigua, cuán pasmosas y deslumbrantes fueron las revelaciones que los candidatos de la derecha hicieron en sus brevísimos monólogos.
En seguida, las casas encuestadoras al servicio de los medios que a lo largo del sexenio no se han cansado de alabar a Calderón confirmarán al puntero en primerísimo lugar y, en aras de un poco de credibilidad, situarán lejos de éste, pero muy cerca del máximo dirigente opositor del país, a la señora que no consigue explicar por qué su eventual gobierno sería diferente al actual. Esta –como se dice en los oscuros tugurios donde se practica la trigonometría sobre fieltro– es una carambola cantada.
Desde que la televisión se erigió en nuestra cultura como supremo factor del poder, vivimos en dos realidades simultáneas: aquella que protagonizamos como personajes estelares de nuestra propia vida y la que vemos tramposamente deformada en la pantalla chica. Sin darnos cuenta preferimos ocuparnos de la realidad televisada para escapar de nuestra realidad personal: distraernos con comedias de risas grabadas, conmovernos con telenovelas de lágrimas de Vaporub, emocionarnos con gritos de narradores deportivos histéricos y convencernos con falacias de levantacejas sin escrúpulos.
¿Por qué se propaga la sospecha de que esta forma de control social está dejando de funcionar? ¿Por qué los candidatos de la televisión acusan, día tras día, signos de nerviosismo, provocados por acontecimientos que no aparecen en la televisión? ¿Por qué cuando les brotaron tantos colmillos y cuernos diabólicos quitaron súbitamente los retratos panorámicos del maniquí que tapizaba los muros de todas las calles del país para intoxicarnos con su omnipresencia? ¿Acaso la realidad que no sale en televisión es ya tan apabullante, insoportable, dolorosa y terrible que empieza a poner en ridículo la realidad televisada? No votar, compañeros anulistas, significará también votar por la supremacía de la pantallita.
Salud y seguridad social: la agenda vencida de Peña Nieto-Levy
Gustavo Leal F*
          ¿Dónde se ubica el debate de la salud y la seguridad promovido por Enrique Peña Nieto en México, la gran esperanza? Ciertamente fuera de aquello que importa a los ciudadanos colmados de derechos sociales universales que habitan su curioso estado eficaz: en la meta intermedia del financiamiento y el racionamiento tecnocrático de las prestaciones que amparan las actuales legislaciones IMSS-Issste. No en la meta final de todo estado de bienestar moderno: mejorar servicios y actualizar el cuadro de beneficios que a él corresponde.
Como ya ocurriera con Vicente Fox y Julio Frenk (Seguro Popular) y después con Calderón (Seguro Médico para una Nueva Generación, SMNG), ahora Peña busca exactamente el mismo racionamiento incorporado a los catálogos esenciales de esos fallidos programas, aunque por una ruta diferente y asistido por el tecnócrata Santiago Levy.
Como las de los panistas que tanto cuestiona, la agenda de Peña-Levy nace por tanto vencida: no sabe cómo mejorar servicios, ni cómo poner al día el cuadro de prestaciones del México del siglo XXI. Tampoco aspira a aprenderlo. Prueba de ello es que los contenidos seminales en la materia de su capítulo 5 (Un México sin pobreza) proceden de Levy quien, con su fatal gestión en el IMSS-Fox (2000-2005), demostró sobradamente que ignora todo en materia de calidad y mejora efectiva de servicios.
La propuesta del nuevo PRI enlista otra reforma financiera más a la larga serie de fracasos parciales carentes de sentido estratégico que soporta la política pública desde los tiempos de Soberón: ¡1982!; propuesta que reitera la ruta panista para acotar derechos constitucionales sirviéndose de la misma trampa del Seguro Popular: ampliar en el papel derechos ciudadanos recortados, pero incapaces de cumplirse en los hechos; empoderar a un ciudadano con cada vez menos beneficios efectivos pero muchos más derechos sociales universales.
Peña lo expresa claramente: propone un sistema de seguridad social universal como piso de protección social básico y gratuito dónde la condición de ciudadanía y no la participación en el mercado laboral debe ser el nuevo eje del sistema de seguridad social (p.115).
Pero esa ciudadanía ya la padecemos (desde 2003) en el Seguro Popular, donde se dilataron derechos en el papel, se recortaron prestaciones vía los paquetes básicos: Catálogo Universal de Servicios Esenciales y Fondo de Protección contra Gastos Catastróficos. Y a pesar de que el sector dispuso de la bolsa más cuantiosa de los últimos 30 años (vía impuestos generales) los servicios empeoraron.
Los derechos universales de Peña-Levy también son esenciales (básicos) y gratuitos: son paquetes básicos. Y aunque en su agenda critican el Seguro Popular (p.114), cuando Peña fue cuestionado sobre si lo desaparecería, respondió de ninguna manera. Todo lo contrario. Su propuesta, agregó, contempla que se “amplíe y complemente lo que actualmente tiene el Seguro Popular. Lo que propongo es que ese sea el sustento (Milenio Diario, 9.12).
Así que si ese es el sustento, no queda más que recortar prestaciones integrales del IMSS-Issste al nivel de las que ya raciona el Seguro Popular. La única diferencia sería que Peña aún no divulga la metodología tecnocrática con que Levy racionará su universalidad.
La agenda Peña reconoce también que para hacer realidad ese sistema universal se requiere una reforma fiscal integral (p.117) para financiarlo vía impuestos generales, que nunca detalla en el libro. Pero Levy lo ha anticipado: con IVA –a 15 por ciento– generalizado a fármacos, alimentos y servicios sin excepción. Además, Peña propone, la transformación de la legislación laboral para poner en sintonía a empresas y sindicatos con un nuevo esquema de derechos universales y de mayor productividad (p. 117).
Es decir, desprender el sistema universal básico y gratuito del derecho a la salud (Artículo 4 constitucional) desapareciendo la protección social vinculada al trabajo (Artículo 123 y apartados A y B de la Ley Federal del Trabajo). Así es como garantiza derechos incumplibles que tampoco mejoran servicios.
Si ya con la tercerización (outsourcing), servicios del IMSS-PAN, Ley Calderón del Issste, Seguro Popular y SMNG, el horizonte de la protección social está comprometido, ¿cómo concilia Peña su sistema universal con una reforma laboral que precarizará el empleo? Con protección social inferior, simbólica o básica.
La agenda Peña-Levy (y su impulsor Carlos Puig) repite las fórmulas de la vieja escuela. Es inadmisible que quienes hundieron la seguridad social (Levy) ostenten ir a su rescate.
Si de mejorar servicios se tratara, Peña debería empezar por integrar la cuantiosa bolsa del Seguro Popular y del SMNG en el Programa IMSS-Oportunidades, que es el que –muy ampliado– corresponde a sus escuálidos catálogos esenciales. Claro que inmediatamente chocaría con los 20 gobernadores priístas que se benefician opacamente de ella.
Y dotado de otro programa económico orientado a generar empleo formal de calidad podría abrir entonces el debate sobre la actualización del cuadro integral de las prestaciones incorporadas en la legislación IMSS- Issste.
Pero entonces, Peña tendría que rehacer su agenda vencida e imaginar otro futuro inmediato para la materia. Tendría que repensar otro estado eficaz no centrado en la meta intermedia del financiamiento. Y aún disponiendo de suficientes recursos, Peña tendría todavía que aprender a usarlos para mejorar servicios. Esa mejora es lo que hoy reclama la ciudadanía colmada de los derechos universales que tanto parecen fascinarlo, como antes ya se lo reclamó inútilmente a Fox. ¿Será capaz?
*Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco

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