Alianza Social de Trabajadores de la Industria Mexicana

sábado, 21 de abril de 2012

Peña Nieto y el costo de evadir los debates- Mi amigo es dealer-

Peña Nieto y el costo de evadir los debates

El aspirante presidencial priista, Enrique Peña Nieto. Foto: Miguel Dimayuga
El aspirante presidencial priista, Enrique Peña Nieto.
Foto: Miguel Dimayuga
MÉXICO, D.F. (apro).- Enrique Peña Nieto, “el galán de galanes”, parece no confiar en nadie que no sea su asesor de imagen, Aurelio Nuño. Sólo él y un par de Golden Boys que están en su primer círculo son dignos de ser escuchados por el candidato presidencial del PRI.
“El candidato” cree en lo que a su oído le susurran: que será el ganador indiscutible de la contienda electoral; que nadie lo iguala en carisma, que es inalcanzable y que ni por la derecha ni por la izquierda lo pueden rebasar sus contrincantes.
En suma, que el triunfo lo tiene en la bolsa. Entonces, ¿para qué debatir? ¿Para qué exponerse ante los otros candidatos? ¿Para qué dejar llegar preguntas incómodas? ¿Para qué evidenciar reacciones ante preguntas incómodas? ¿Para qué exponerse a la confrontación de ideas? ¿Para qué ver de frente a los universitarios y recibir cuestionamientos críticos, serios?
No. Nada de eso conviene a Peña Nieto, quien ha dado muestras de sobra que lo suyo no es improvisar, no es la agilidad mental ni responder de manera inteligente a preguntas incómodas.
Ejemplos hay más de uno, y ahí esta la entrevista que le hizo Jorge Ramos hace meses y ante quien titubeó cuando le preguntó de qué había muerto su exmujer, o la ya inolvidable participación que tuvo en la Feria Internacional del Libro en Guadalajara.
El asesor de imagen de Peña Nieto sabe que, sin apuntador, se arriesgan demasiado.
Pareciera que Aurelio Nuño, al igual que Peña Nieto, no confía. No confía en que su “producto político” sea capaz de responder sin equívocos garrafales, así es que ¿para qué arriesgarlo?
En el equipo de campaña de Peña Nieto sostienen que si tan arriba está en las preferencias electorales, no vale la pena exponerlo.
Por ello, la orden es “no a los debates”, por eso han decidido, por el momento, que no participará en el debate al que ha convocado la periodista Carmen Aristegui. “Quienes escuchan a Carmen no son sus votantes”, han comentado en el PRI.
El equipo de campaña ha medido el efecto que puede tener su no asistencia a esos encuentros. Seguros están que la preferencia que hoy tiene le permite darse el lujo de no asistir a un evento que ya se está volviendo incómodo para el candidato priista.
La soberbia de Peña Nieto y su propio equipo de campaña los está llevando al mismo error que cometió Andrés Manuel López Obrador en 2006, cuando decidió no acudir al primer debate. Eso le restó, sin duda, algunos puntos.
Los peñistas están convencidos de que a su candidato no le sucederá lo mismo. Además, no quieren exponerlo ante nada ni ante nadie. Y no se atreven a ver que esto sí les puede afectar y les está costando.
Por ejemplo, para responder a la campaña del PAN, Aurelio Nuño decidió que no contestaría Peña Nieto, sino el partido, y que tampoco lo haría el dirigente nacional del PRI, sino seis excolaboradores del entonces gobernador mexiquense, y a todos los llevaron a una “mesa de la verdad”, que más bien pareció la mesa de la risa.
A Peña Nieto no lo puede despeinar nada. Por eso en lugar de ir a un debate con estudiantes de la Universidad Iberoamericana, prefiere ir a una entrevista diferida con TV UNAM; por eso prefiere ir al programa Todo para la Mujer, de Maxine Woodside, antes que ir al estudio de radio con Carmen Aristegui.
Comentarios: mjcervantes@proceso.com.mx

Mi amigo es dealer

Una protesta a favor de la legalización de la mariguana. Foto: Alejandro Saldívar
Una protesta a favor de la legalización de la mariguana.
Foto: Alejandro Saldívar
MÉXICO, D.F. (apro).- Son empresarios y comerciantes que jamás probarán el éxito público. Están escondidos en la vergonzosa clandestinidad. ¿Su delito? Mercar con mariguana.
No son narcotraficantes a gran escala ni sicarios. Son jóvenes en plena edad productiva, la mayoría con un perfil emprendedor, inmersos en un completo ciclo productivo. Unos siembran la planta, otros la venden, algunos más comercializan los aditamentos para fumarla. Todos coinciden en algo: la revista Entrepreneur jamás publicará su rostro sonriente en la portada del mes.
Las grandes organizaciones criminales ya no ven en la mariguana su primordial fuente de ingresos. Antes privilegian los secuestros, las extorsiones y el tráfico de drogas duras. La cannabis es una planta silvestre que generalmente no necesita de modificaciones sustanciales para su consumo final. No obstante, esta hierba aún es venerada y consumida por amplios sectores de la sociedad, principalmente por jóvenes.
Los consumidores de drogas saben que entre los narcomenudistas escasea la mariguana. En consecuencia y dado la facilidad para producir la planta, ha brotado una subcultura de mini-fábricas de hierba.
La semilla es lo más fácil de conseguir. En internet la oferta de plantas es aún más basta que la diversidad de leches deslactosadas en un supermercado (mientras Monsanto no lo patente, el germen estará a salvo).
En sitios de anuncios clasificados en línea también hay centenares de artículos para que la siembra sea exitosa. Hay abonos, aditamentos de hidroponía, cursos, libros, lámparas y luces especiales.
También abundan páginas especializadas en brindar consejos de cómo obtener plantas más potentes http://www.marihuanacultivo.com/ y http://www.marihuanasemillas.es/ son dos de las más populares. En la red social Youtube sobran videos de cómo transformar la mariguana en hachís (una pasta más potente y concentrada).
En la página Mercado Libre, dedicada al comercio virtual, decenas de usuarios de distintas partes del país venden pipas de agua, bongs (una variante de ellas), trituradores y demás artefactos para facilitar la combustión de la planta.
La comercialización también tiene su propia identidad. Los puestos ambulantes donde venden pipas, papel para tabaco e inciensos muchas veces son clave para encontrar a un vendedor de hierba. Es fácil ubicarlos afuera de las estaciones del metro, mercados y en centros recurridos por jóvenes, como zonas de antros y bares.
En la ciudad de México, particularmente en las colonias Roma, Condesa, del Valle, Narvarte, Juárez y Coyoacán, los vendedores de la planta tiene un perfil muy diferente al del narcomenudista común. Andan en patines o pasean a su perro. Usan ropa holgada, tenis de moda y tienen la actitud de quien irá a un concierto de rock por la noche. No andan armados ni rodeados de golpeadores. En síntesis: son jóvenes comunes y corrientes. Venden la planta a sus amigos y a los cuates de sus amigos, en precios que van de los 100 a los mil 500 pesos, dependiendo la cantidad y la variedad. Esta actividad es más rentable que un trabajo en el subempleo.
El gran contra es que en México la posesión de la planta es un delito, de acuerdo con lo estipulado en el artículo 245 de la Ley General de Salud. El castigo varía de entre 10 meses hasta 6 años en prisión. Sólo está permitido portar menos de 5 gramos. Además, la policía recurrentemente fustiga a los jóvenes sólo por su aspecto, cayendo en la extorsión. En el sitio http://www.drogasmexico.org/ hay testimonios de personas intimidadas únicamente por poseer una pipa o despedir el olor de la hierba.
Aunque los capos de la droga la desdeñen, la mariguana continúa siendo una droga popular. Los datos duros lo evidencian. La Encuesta Nacional de Adicciones 2008 advirtió que los usuarios aumentaron en seis años de 3.5 a 4.2% de la población total de entre 12 y 65 años.
Mientras permanezca la política de prohibición, todo el círculo ligado a la mariguana (droga mucho menos riesgosa que el alcohol) estará confinado al delito. Desde todos los ángulos, es una pérdida para el país. Se va dinero en impuestos, perdemos al importar semillas extranjeras, se orilla a los comerciantes y consumidores a la marginalidad. Y, lo peor, el Estado deja que Internet sea quien eduque y oriente a los usuarios.
Twitter: @juanpabloproal
Contacto: http://juanpabloproal.com/

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