Alianza Social de Trabajadores de la Industria Mexicana

domingo, 1 de abril de 2012

Bajo la Lupa- ¿Qué será de los afganos?- El fin del mundo como oportunidad

Bajo la Lupa
Los BRICS en Nueva Delhi: audaces en geopolítica y prudentes en geofinanzas
Alfredo Jalife-Rahme
Foto
Barack Obama, el viernes pasado, en un acto de campaña en el estado de MaineFoto Ap
 
      La advertencia de los BRICS es alarmante respecto de los planes de un ataque militar a Irán, cuyas consecuencias catastróficas no son del interés de nadie (Itar-Tass, 29/3/12).
Cuando se esperaban grandes decisiones geofinancieras en la cuarta cumbre de los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) en Nueva Delhi –que hubieran creado de facto un nuevo orden financiero mundial (ver Bajo la Lupa, 28/3/12)–, el bloque pentapartito sorprendió con una jugada geopolítica de alta envergadura, que valió el cese del desdén de The Washington Post (Rama Lakshmi, 29/3/12): la condena a las amenazas militares contra Irán y Siria.
Lakshmi detectó la vigorosa postura colectiva frente a las sanciones unilaterales (sic) contra Irán, que afectarían el comercio y el crecimiento económico de los BRICS. Sin disimulo, la guerra multidimensional de la OTAN/Israel contra Irán constituye una guerra indirecta contra los BRICS.
A diferencia de las tres cumbres anteriores, ahora India y Brasil estuvieron más sueltos y se pronunciaron por el diálogo y una solución negociada en referencia a Irán y Siria.
Lakshmi cita a Lalit Mansingh, ex embajador de India en EU y connotado sinófobo, para poner en tela de juicio, fuera de su coincidencia geoeconómica, la cohesión y la efectividad de su plataforma para influir en las políticas globales. Mansingh alega que el bloque no comparte un sólido principio común, además de que todos los miembros tienen problemas con China, y juzga que hacen mucho ruido, pero que cada país tendrá que hacer sus propios cálculos sobre qué tan lejos desean llevar el desafío (sic) a EU.
Es evidente que la dupla anglosajona EU-Gran Bretaña busca(rá) balcanizar por todos los medios a los BRICS, los cuales conforme pasan las cumbres coinciden cada vez más en su complicada agenda multipolar de abordaje multidimensional.
La crítica anglosajona ha sido feroz. The Financial Times (29/3/12), portavoz de la globalización neoliberal, afirma que la cumbre reveló que existen más divisiones (sic) que unidad y amarra navajas entre sus miembros: Pekín y Nueva Delhi están enfrascados en disputas transfronterizas añejas, mientras Rusia incrementa sus inversiones militares para contrarrestar a China. Admite que se escenificaron algunas señales estimulantes, como el acuerdo sobre las facilidades de créditos en sus propias divisas, lo cual reducirá su dependencia del dólar en sus tratativas comerciales internas. Califica de logro que después de mucha demora se encuentren listos a considerar seriamente (sic) la idea de fundar un banco de desarrollo propio, cuyos beneficios potenciales pueden ser inmensos (sic), tanto para liberar el comercio entre los países en vías de desarrollo como para difundir el conocimiento adquirido por los cinco grandes a los países más pobres. ¡Para que The Financial Times lo admita!
Aduce que dicho banco será la prueba de su compromiso para hacer que la alianza funcione, lo cual se manifestará, más allá de la retórica, en el otorgamiento de sus fondos, en lo que China tendrá que sortear las sospechas (sic) persistentes sobre sus objetivos. Cabe corregir a The Financial Times en que la idea del banco no es de China, sino de India. Que China se beneficie de ello como la mayor superpotencia geofinanciera del planeta es natural, lo cual deberá moderar.
Juzga que la creación del banco tomará tiempo y asienta que,si su objetivo es contrastar la influencia de Occidente para configurar el orden global, necesitan sortear sus diferencias como la oportunidad fallida (sic) de apoyar a un solo candidato para desafiar el monopolio de Washington a la presidencia del BM.
En un abordaje simplón, asiste la razón a The Financial Times (en este tema), pero el asunto es mucho más complejo, pues el bloque es también geopolítico y, a mi juicio, fue muy prudente no presionar a Obama en un momento delicado para su relección, que conviene más que toda la fauna de candidatos bélicos del Partido Republicano. En esta ocasión, debido a la incandescente coyuntura internacional, la primacía era más geopolítica que geofinanciera.
No faltan escépticos del lado del fundamentalismo neoliberal británico, como Jeremy Warner, quien asevera que el banco de los BRICS para rivalizar con el FMI está condenado al fracaso (The Daily Telegraph, 29/3/12). Veremos.
Robert Zoellick, saliente presidente del BM, fustigó que el banco BRICS tendría mucha dificultad para despegar y batallará mucho para compararse con el conocimiento financiero del BM (Reuters, 29/3/12). ¡Ni que fueran retrasados mentales!
En otra nota disruptiva, The Financial Times (29/3/12) señala que los BRICS amenazan con retener su financiamiento al FMI, a menos que obtengan mayor poder de votación en su seno. ¡Obvio!
El blog Beyondbrics, de The Financial Times (29/3/12), afirma que el Banco de Desarrollo de China –que sólo cuenta con el doble de capital que el BM– tomó la iniciativa de reunir a los brazos financieros de todos los bancos de desarrollo del bloque para firmar el acuerdo de extender créditos en sus propias divisas entre sí. Considera que el gran triunfador resultará el renminbi (la divisa china). ¿Quién puede aplacar al dólar, si no es el renminbi?
El comercio intrapentapartito asciende a 230 mil millones de dólares, crece 28 por ciento al año y alcanzaría 500 mil millones de dólares en los próximos cuatro años, por lo que se merece una divisa sólida que no sea el dólar hegemónico.
Dilma Rousseff, presidenta de Brasil, fue muy severa contra los países occidentales, a quienes acusa de canibalismo y de crear un tsunami monetario al adoptar políticas expansionistas agresivas, como las tasas bajas de interés que hacen que las economías emergentes sean menos competitivas. Atacó las políticas monetarias de los países desarrollados que ayudan a EU y las economías de Europa al costo de causar grandes desequilibrios comerciales globales. Señaló que la crisis económica empezó en el mundo desarrollado, que ha causado una guerra de divisas y ha introducido nuevas y perversas (sic) formas de proteccionismo en el mundo (The Financial Times, 29/3/12). ¡Bravo, Dilma!
Si EU amenaza sutilmente a los BRICS con poner el pie en el freno, para China la cuarta cumbre fue todo un éxito, sin caer en el triunfalismo, en términos de cooperación y de la mentalidad ganar-ganar(Xinhua, 30/3/12).
Rossiyskaya Gazeta (30/3/12) revela que los BRICS estudian formar una alianza política (¡supersic!) y su anuncio correspondió (nota: ejercer influencia en política global) al anfitrión Manmohan Singh, primer ministro de India: la prosperidad de los BRICS está ligada a la situación geopolítica (¡supersic!), a lo cual se sumó el presidente ruso, Dmitri Medvedev, quien señaló que la transformación gradual (sic) de los BRICS en un mecanismo integral y la interacción en cuestiones de economía y política mundial podrían convertirse en objetivos estratégicos (¡supersic!).
A mi juicio, las dos colosales pruebas de fuego de los BRICS son: en geopolítica, impedir la guerra de la OTAN/Israel contra Irán, y en geofinanzas, el lanzamiento de su banco de desarrollo.
¿Qué será de los afganos?
Robert Fisk
 
      De vuelta a esa guerra sangrienta. No hablo de la de Siria –donde vamos a mantener las manos fuera– o la de Libia (donde las tenemos dentro, pero sin tocar el suelo). Tampoco la de Irak, que es una guerra de 60 bajas al día (muy semejante a la cuota mortal en Siria, aunque no podemos hacer esa comparación). No: por supuesto, hablo de la de Afganistán, la que libramos en 1842, y en 1878-80, y en 1919, y de 2001 a 2014 (o 2015 o 2016, ¿quién sabe?). Esta vez no les fallaremos, les dijimos –o les dijo lord Blair de Kut al Amara– en 2001. Oh, claro que no.
Aprendimos la lección en Irak, donde nuestra creencia en una victoria sin sangre –sin sangre para nosotros, con mucha sangre para ellos– se desbarató sin remedio: también nosotros morimos. Por eso los estadunidenses se fueron a casa. Se suponía que Vietnam sería el final de las bajas occidentales, pero no somos inmunes a la muerte, no más en Afganistán que en Irak. Así que también de allá nos retiraremos. Tal vez no dejemos detrás una democracia perfecta: los estadunidenses admitieron hace años que tal vez no dejaríamos una democracia jeffersoniana detrás. Uf, vaya que no.
Y debemos olvidar en silencio todas aquellas afirmaciones de que estábamos en Afganistán para combatir el terror –de que si no lo combatíamos allá avanzaría hacia Kent o hacia el túnel del Canal de la Mancha– porque son un montón de pamplinas. Los bombazos del 7/7 tuvieron más relación con haber estado allá que con no haber estado.
Los franceses tenían una unidad en Afganistán, pero eso no evitó los indeciblemente crueles asesinatos de la semana pasada en Francia. Debo decir que Obama empieza a asombrarme. Lleva tanto tiempo cargando sobre el Khyber que sospecho que ha olvidado sus propias palabras de prudencia.
Reconozco haber soltado una risilla amarga cuando el presidente estadunidense anunció hace algunos años que Siria no podía llevar a cabo elecciones libres y justas mientras estuviera en guerra. Tenía toda la razón. Pero luego hemos tenido que olvidar que el propio Obama aceptó los resultados de dos elecciones corruptas en Afganistán en estado de guerra –las urnas fueron rellenadas según métodos tradicionales– y luego telefoneó a Kabul para felicitar al presidente Karzai por su victoria fraudulenta. ¿Acaso nadie en Washington revisa el libreto en estos días?
Tengo que decir que cuando leí el otro día lo que Franklin D. Roosevelt tuvo que soportar durante las elecciones de 1944 –cuando el gobernador John Bricker de Ohio, compañero de fórmula de Thomas Dewey, dijo que el Nuevo Trato de Roosevelt había adoptado las doctrinas básicas del nazismo y el fascismo–, llegué a la conclusión de que Obama la tuvo muy fácil. Que lo llamaran izquierdista es una minucia comparado con aquello. Pero los estadunidenses quieren que los soldados regresen a casa (es lo que Obama prometió), y a casa regresarán.
Unos 30 mil efectivos afganos entrarán al relevo, aunque el teniente general Curtis Scaparrotti, segundo oficial en rango en Afganistán, ha dicho que sólo uno por ciento de los batallones afganos pueden combatir con independencia. No es exactamente la Guardia de Granaderos.
Michael Glackin ha escrito con gran elocuencia que la operación en Afganistán se ha redefinido tantas veces que ha perdido todo significado. Destaca que Blair nos dijo en un principio que acabar con el comercio de heroína en aquel país era un elemento clave de la guerra al terror. Antes de que fuéramos allá, en 2001, la producción de heroína era de 185 toneladas; ahora asciende a la asombrosa cantidad de 5 mil 800 toneladas, según la ONU. Hoy día el narcotráfico representa 15 por ciento del PIB afgano. Gracias a Dios por lord Blair of Kut al Amara.
Y queremos charlar con los talibanes en Qatar –ahora que nos han tomado la medida se han desinteresado del asunto–, como si les fuéramos a prometer un trato: ¡maten más soldados nuestros –Glackin de nuevo– y nos iremos en 2014! Disparen a la fuerza expedicionaria británica y partiremos hacia Dunquerque.
Desde luego, detesto las comparaciones con la Segunda Guerra Mundial, como aquella de que Saddam es Hitler, los talibanes son nazis. Pero he dicho antes que en algún lugar del trayecto perdimos la capacidad de sufrir bajas; abandonamos –correctamente, a mi ver– la enorme capacidad de sufrimiento y dolor que se esperaba de quienes toleramos dos guerras mundiales en el siglo pasado. Comparen nuestras bajas en Afganistán con los 20 mil británicos muertos en el primer día de la batalla del Somme: hemos dicho, tratándose de muertos en guerra, ya basta. Lo mismo en Corea. Y en Vietnam, por supuesto.
Pero si tenemos razón en hacer eso, ¿podemos andar por allí bombardeando a los libios, amenazando a los iraníes y medio amenazando a los sirios? Creo que tenemos que sacar al borrico de la ONU más a menudo, junto con sus pesados fardos de fracaso e inutilidad del pasado. Y apuesto que al llegar 2014 veremos a esa lastimera bestia subir paso a paso al Khyber mientras nosotros aplaudimos y nos damos palmadas en la espalda por nuestro sacrificio.
Y eso me recuerda: ¿qué pasará con los afganos? ¿Las mujeres? ¿Las escuelas? ¿Los puentes? ¿Y toda la corrupción que ha crecido en torno a nuestra fracasada misión? Ellos saben que nos vamos.
Los talibanes saben que nos vamos. Estadunideses y británicos saben que nos vamos. Obama y Cameron hacen como que no, o como que sí nos iremos, pero sólo sin en verdad creemos que hemos ganado.
© The Independent
Traducción: Jorge Anaya

El fin del mundo como oportunidad
José Antonio Rojas Nieto
 
       Una vez más comparto la escritura de esta nota con Raúl Rojas, mi compañero que coordina las investigaciones sobre inteligencia artificial en la Universidad Libre de Berlín. Y es que –junto con nuestras labores cotidianas del auto sin conductor y de la energía en México y el mundo– reflexionamos con admiración sobre la cultura maya-quiché, la de la genealogía de los hombres de maíz. Sí, la que –a decir del Popol Vuh– está destinada a trascender la vanagloria de plumas y riquezas, y adquirir una vista que observe más allá del horizonte y se extienda sobre todo el mundo.
La cultura de los hombres erguidos en el tiempo, el de hoy y el que está por venir, entre el cielo, la tierra y el vacío –a decir del admirado Miguel Ángel Asturias– destinados “a limpiar la tierra de los que brotan los árboles con hacha, de los que chamuscan el monte con las quemas, de los que atajan el agua del río que corriendo duerme y en las pozas abre los ojos y se pugre de sueño… los maiceros…”. Y es que sembrado para comer, el maíz es sagrado sustento, pero sembrado por negocio es hambre del hombre que fue hecho de maíz.
Para esta cultura, el próximo 21 de diciembre se cumplen 13 baktuns del inicio del mundo, del día cero. Habrá transcurrido un millón 872 mil días. ¡Qué oportunidad para relanzar la nueva cuenta de los días! ¡Para hacer una gran celebración e invitar al mundo a México, incluso en coordinación con Guatemala! El Jet Propulsion Laboratory (JPL), en Pasadena, ya publica un video donde intenta demostrar que el 21 de diciembre no se acabará el mundo. ¡Mucha literatura internacional habla –con admiración– de esta cultura! Pareciera que la vorágine electoral nos hace olvidar la riqueza de la celebración. Y su enorme capacidad de convocatoria internacional que, evidentemente, podría traducirse en un año de visitas y de turismo sin precedentes. ¡El calendario maya es una riqueza cultural invaluable! En el mundo se comercializa lo inventado en México. ¿Cómo celebrar –con enorme orgullo y a propósito de este fin de época– el calendario maya? Una muestra de su valor. El calendario gregoriano que nos rige es muy inferior en un sentido muy concreto: la cuenta de los días y de los meses se realiza usando números del 1 al 31, o del 1 al 12. ¿Por qué? Por la ausencia del cero en los números romanos utilizados en Europa por muchos siglos. Los mayas, por el contrario, conocían el cero. Y supieron aplicarlo al calendario. En contraste, las cuentas del gregoriano son esquizofrénicas: años en decimal; meses con base 12; días alternando base 30, 31, 28 y hasta 29 en los años bisiestos. El calendario maya cuenta los días uno por uno. Con base numérica 20, como muchos otros pueblos mesoamericanos. Por ejemplo, la fecha maya del 11 de marzo de 2012 se escribe como 12.19.19.3.17. Se lee de derecha a izquierda: 15 días, 3 grupos de 20 días, 19 grupos de 360 días, 19 de 7 mil 200 días y, finalmente, 12 baktuns de 144 mil días. Así, el numero de días en cada grupo avanza multiplicando por 20, excepto al pasar de 20 a 360 días (7 mil 200 es 20 por 360 y 144 mil 000 es 20 por 7 mil 200). Como 360 días es casi un año, la pequeña desviación de 400 (20 al cuadrado, por cierto) resulta conveniente. Del 11 de marzo al 21 de diciembre faltaban sólo 285 días para que la fecha del calendario maya se transforme en 13.0.0.0.0. Una fecha con cuatro ceros al final. A pesar de lo que dicen algunos (es como el año 2000), esto no puede suceder en los calendarios occidentales. ¿Por qué? Porque no existen ni día cero, ni mes cero, ni año cero. Los mayas, con la introducción del cero, crean un calendario basado en un sistema numérico con preminencia en dicho número. Ni siquiera los ilustrados revolucionarios franceses se atrevieron a usar el cero. El año 1792 fue declarado como año uno de la revolución en el calendario republicano. Hay que decir también que esta fecha 13.0.0.0.0 ya se dio una vez, precisamente al comenzar el tiempo. La mitología maya cuenta de un proceso de varias creaciones. El mismo Popol Vuh nos las cuenta. En la primera los animales –sin habla– fueron incapaces de alabar a los dioses. En la segunda y la tercera los hombres de barro y de madera eran muy débiles o simplemente no tenían alma. Sólo en la cuarta apareció el hombre de maíz. Con tantas facultades que hubo que recortarlas para que no se convirtiera en concurrente de los dioses. Esa es la actual creación que alcanzará la fecha clave 13.0.0.0.0. Los arqueo-astrónomos se han ocupado durante muchos años en dilucidar el calendario maya, sobre todo la correlación entre nuestro calendario y el día cero de ese calendario. Según la correlacion Goodman-Martínez-Thompson, el día cero fue el de agosto de 3 mil 114 antes de Cristo. En la concepción mesoamericana del tiempo cíclico, el 13.0.0.0.0 es también el inicio del tiempo (Avery, Skywatchers). Así, y efectivamente, el 21 de diciembre podemos darle reset al reloj. Y volver al 0.0.0.0.0. Y comenzar a contar el tiempo de nuevo. ¡No hay que hacerle caso al JPL! Y vivir de aquí al 21 de diciembre como si se nos fuera el tiempo. ¡Realizar lo pendiente! ¡Completar lo incompleto! ¡Concluir lo inconcluso! Va una modesta proposición: convertir el 21 de diciembre en una gran fiesta. En Chichén-Itza, en Mérida, en Progreso, en Valladolid, en Cancún. También en Teotihuacán. Y en todas nuestras sagradas ruinas arqueológicas. En todo México. En Guatemala. Si el mundo entero celebró la transición al primero de enero de 2000 con grandes fiestas, démonos y démosles la oportunidad de celebrar aún más estruendosamente la fecha 13.0.0.0.0. ¿Qué esperan las secretarías de Educación, Turismo, el INAH para impulsarla y valorarla como la gran oportunidad que es? En el día uno de la nueva creación podremos exclamar desde cualquier lugar de México o Guatemala el canto maya de la creación: ta tschawäschoq, ta saqiroq kâch, ulêw: que aclare, que amanezca en el cielo y en la tierra. Sin duda.
NB. A un año, un fuerte, enorme y apretado abrazo a Javier Sicilia.

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