domingo, 21 de julio de 2013

Venganza de Hank, concertacesión de Peña o error de Camacho

21. julio, 2013 Álvaro Cepeda Neri * Conjeturas

Con o sin el conteo rápido de salida del Programa de Resultados Electorales Preliminares –que tuvo enredos fundamentales y decisivos para sancionarla–, todo indicaba que el vencedor de las elecciones para gobernador en Baja California era Francisco Vega, Kiko, para continuar el reinado del Partido Acción Nacional (PAN) que va por los 30 años en el cargo. Catorce días después de las elecciones, el Consejo Electoral de la entidad confirmó y ratificó esa victoria. El candidato del Partido Revolucionario Institucional, Castro Trenti se rindió, pero no tuvo se atrevió a ir al campamento del panista y alzarle el brazo como muestra de civilidad política después de hacer el ridículo de haberse declarado triunfador unas horas después del cierre de las casillas. Igual hizo el panista adelantando vísperas. Empero, en esas elecciones, al parecer, hubo mano negra de Los Pinos-Peña y mano negra de Jorge Hank, el millonario casi dueño de Baja California; obligado por Peña a deponer sus ansias de “torero” y dejar el paso a Castro Trenti, a quien sí se le podía manipular.

Peña quería salvar el Pacto por… Peña, para seguir cocinando sus reformas y contrarreformas, mismas que tendrán efecto allá para fines de su sexenio (si le apuramos mucho y si su contrarreforma privatizadora en Petróleos Mexicanos no le causa problemas, cuyos fantasmas danzan en la inseguridad y violencia social). Y para lograrlo, los biznietos de Gómez Morín deberían quedarse, a como diera lugar, con la parte superior de la península bajacaliforniana. César Camacho y los priístas querían quitarles ese trono a sus adversarios, aunque Castro Trenti no era el indicado, pues Jorge Hank era el único con el que podían vencer.

A éste le entregaron Tijuana, el municipio clave de ese estado y donde se asienta el imperio de ese pillo priísta, quien con una barba larga en protesta puso en marcha su venganza que de paso servía a la concertacesión de Peña. Así, sus cuadros económicos movieron a los electores para votar por Francisco Vega y entró en vigor la venganza del dueño de un zoológico que parece sucursal del mejor de África. Millonario y dueño también de casinos intocables, del hipódromo y el galgódromo; y hermano menor del otro junior de los Hank que es mitad dueño del Estado de México. Ambos peñistas, aunque el bajacaliforniano a regañadientes.

A Peña le convino que, desplazado de la candidatura, Hank moviera a los electores (igual que César Camacho) para votar por el PAN, en una elección que resultó reñida. Camacho cometió un error o se prestó al juego de la concertacesión de su jefe Peña e hizo como que no había un arreglo previo para que ganara el PAN de Gustavo Madero, alias el Greta Garbo (porque ésta se retiró de la actuación a tiempo y Madero dice que se va tras haber dado la pelea contra los calderonistas). Así que en la elección de Baja California hubo el error de Camacho, la venganza de Hank y la concertacesión de Peña para, como escribió Giuseppe Tomassi di Lampedusa, en su genial obra El Gatopardo, “cambiarlo todo de tal manera que todo siga igual”. Y para salvar el Pacto por Peña, para que todo siga peor.

*Periodista