Alianza Social de Trabajadores de la Industria Mexicana

sábado, 16 de febrero de 2013

Elba Esther Gordillo dice que tanto Salinas como Fox le ofrecieron la SEP pero no aceptó

Obama propone que los indocumentados obtengan la ciudadanía de Estados Unidos en ocho años

Washington, 16 feb (feb) – La Casa Blanca quiere que la nueva reforma migratoria permita a los inmigrantes indocumentados conseguir la residencia permanente legal en Estados Unidos en ocho años, según el borrador de propuesta que hoy publica USA Today.
Las dos cámaras del Congreso de Estados Unidos están trabajando en un proyecto de reforma para la que el Presidente Barack Obama propone una mayor seguridad en la frontera sur, que los empresarios comprueben el estatus migratorio de sus trabajadores en el plazo de cuatro años y que los 11 millones de inmigrantes indocumentados puedan solicitar una visa de nueva creación.
El mes pasado, cuatro senadores republicanos y cuatro demócratas anunciaron un acuerdo para hacer un borrador de reforma migratoria, una de las grandes promesas de Obama.
Ahora podría ser realidad dado el apoyo de los republicanos, que tienen la mayoría en la Cámara de Representantes y que ya ven la necesidad de sacar una reforma adelante para congraciarse con la cada vez más importante minoría latina, que mayoritariamente vota demócrata.
El Congreso trabaja en alcanzar un acuerdo bipartidista, pero Obama no quiere esperar demasiado. El martes, en el discurso sobre el estado de la Unión, pidió que le envíen un borrador de “reforma exhaustiva” en “pocos meses” para firmarlo “de inmediato”.
Pero si se retrasa, está dispuesto a llevar al Congreso su propuesta para que sea votada.
Según el borrador de la propuesta de la Casa Blanca, los inmigrantes deberían superar un control de antecedentes, suministrar información biométrica y pagar las tarifas para poder tener un nuevo visado. Si superan los requisitos, podrían residir legalmente en Estados Unidos, trabajar y dejar el país durante cortos periodos de tiempo.
Luego podrían pedir la residencia permanente, la llamada tarjeta verde, en el plazo de ocho años si aprenden inglés, “la historia y el gobierno de Estados Unidos” y pagan los impuestos atrasados. Así tendrían el camino libre para ser estadounidenses.
El principal punto de controversia es la cuestión de si la promesa de la ciudadanía es una condición ineludible en cualquier propuesta de ley, como desea Obama, o si algún tipo de garantía de residencia debería bastar.
Los republicanos reclaman mayor seguridad fronteriza y así lo prevé la propuesta de Obama, que también propone expandir los controles informáticos de estatus migratorio para la gente que busca trabajo. Los negocios con más de mil empleados deberán empezar a usarlo en dos años y todos los demás, en cuatro.

Elba Esther Gordillo dice que tanto Salinas como Fox le ofrecieron la SEP pero no aceptó

 
Ciudad de México, 16 de feb (SinEmbargo).– Elba Esther Gordillo Morales, quien es la líder vitalicia del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), declaró, en entrevista con Adela Micha, que el priista Carlos Salinas de Gortari y el panista Vicente Fox –ambos ex presidentes– le ofrecieron estar a cargo de la Secretaría de Educación Pública (SEP) durante sus respectivos sexenios.
Así lo dio a conocer durante el espacio radiofónico de Adela Micha que se transmite por Grupo Imagen. Además, dijo que no aceptó en ninguna ocasión las ofertas para ser titular de la SEP debido a que ella no puede ser “juez y parte”.
Negó que el magisterio sea el culpable del rezago educativo en el país, y exclamó: que ese tipo de descalificativos responden a campañas “muy miopes y perversas” de quienes quieren adueñarse de la educación.
Esta semana, la “Maestra” denunció a través de un documento, que publicó en su página web, titulado “¿Por qué luchamos hoy?”, que la Reforma Educativa haya sido elaborada sin la opinión del magisterio.
En la misiva denuncia que se descalificó al SNTE por impedir que sus propuestas incidan en la formulación en la “agenda educativa” en la defensa de la escuela pública, ya que el Sindicato asegura oponerse a “afanes privatizadores y a intereses mercantilistas”
“La experiencia de varios países indica que a menos que los docentes y sus representantes participen activamente en la formulación de políticas y sientan suyas las reformas, es poco probable que los cambios sustanciales se instrumenten con éxito”, señala el texto.
Gordillo sostiene que con la reforma a los Artículos 3° y 73 de la Constitución se pone en riesgo los principios de gratuidad y obligatoriedad de la educación. Por ello asegura que el magisterio defenderá los derechos de sus trabajadores, además de que procurará un acercamiento con los padres de familia para generar voces de apoyo.
Ademas asegura que “Reforma Educativa” “tiene un espíritu de mercado e intenciones privatizadoras que atentan contra la economía de los padres de familia al dejar en sus manos las responsabilidades que en materia educativa corresponden al Estado.”
Señala que el SNTE no pretende obtener privilegios, no ser obstáculo ni “arrogarse facultades que no le correspondan o evadir sus responsabilidades”, sino que promete la transformación de la educación y del sistema educativo.

Elba Esther contra la reforma

Ahora sí se enojó la maestra. Cual Júpiter tronante que descarga golpes contra las cabezas desprevenidas de los ciudadanos y los legisladores, Elba Esther Gordillo ha soltado su furia contra la reforma institucional al sistema educativo que ha comenzado con los cambios constitucionales pero que debe aterrizar en una nueva ley general de educación y en una ley orgánica del Instituto Nacional de Evaluación de la Educación.
La reforma en curso no es una reforma educativa en sentido estricto, en la medida en la que no se plantea modificar los programas, las prácticas y la pedagogía que hoy impera en las escuelas mexicanas; sin duda, la enseñanza que actualmente se imparte, los métodos con los que se hace, los objetivos y los contenidos requieren de una revisión profunda, pero para poder emprender ese cambio es necesario primero cambiar las reglas del juego –las instituciones– que actualmente rigen al sistema público de educación. Se trata de una reforma política, en tanto que implica un cambio en las relaciones de poder y en el modelo de negociación de la política educativa, pues desde la época en la que se consolidó el régimen corporativo del PRI, allá por la década de 1940, ha sido el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación la organización que ha fijado los términos de la gobernación y ha orientado el gasto público en ese ámbito.
Así las cosas, no es de extrañar que la señora Gordillo truene contra la reforma: precisamente de lo que se trata es de cambiar un marco de reglas del juego que hasta ahora han beneficiado a la cúpula sindical en detrimento de la carrera de los maestros y de la calidad de la educación. Todo conjunto de reglas tiene consecuencias distributivas y el actualmente existente ha sido ampliamente beneficioso para el cacicazgo sindical que la maestra milagrosa encabeza, como antes lo hicieron Carlos Jonguitud o, en los orígenes, Jesús Robles Martínez, cada uno de ellos operador político del régimen para controlar a los maestros y sus demandas. El método adoptado para garantizar la aquiescencia política de los profesores fue intercambiar beneficios laborales por lealtad. Con el tiempo, eso condujo a que la mayor virtud que podía tener un maestro si quería avanzar en su carrera era la disciplina sindical. Los buenos maestros tuvieron que resignarse a que sus esfuerzos en el aula no tuvieran reconocimiento alguno.
La creación de un servicio profesional docente, vinculado a un sistema nacional de evaluación que premie el buen desempeño y la mejora del logro académico de los alumnos, le quita la SNTE el poder de decidir los movimientos y las promociones de los maestros, por lo que dejaría de controlarlos y éstos ganarían en autonomía y libertad. Por eso, doña Elba no quiere que las cosas cambien y nos viene a asustar con el petate del muerto de la privatización dictada por el neoliberalismo a través de los siniestros organismos internacionales –la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico es la bestia negra– que lo que pretenden es arrebatarle a la patria la soberanía, como si México fuera una isla en el espacio y la sociedad mexicana no tuviera que desarrollar las habilidades necesarias para la competencia en la economía global.
Dice la profesora, vociferante, que la reforma constitucional aprobada contiene la amenaza de privatización de la educación porque en un transitorio incluye la cuestión de la autonomía de cada escuela, lo que, según la sempiterna líder, “tiene un espíritu de mercado e intenciones privatizadoras” pues señala que los padres de familia serán corresponsables de la gestión de cada centro escolar. Nada dice la reforma de que esa corresponsabilidad implique pago alguno –sobre todo cuando el tema queda subordinado en un transitorio y no se modifica en nada la definición constitucional de gratuidad de la educación–, pero ahí se le aparecen los moros con tranchetes a la obnubilada dirigente, furiosa ante el cambio que amenaza su poder.
La educación en México hace mucho que está privatizada. Es el SNTE el que ha controlado los derechos de propiedad del sistema educativo desde que el régimen le concedió esa parcela de rentas estatales para que la administrara en su provecho a cambio de paz política. El resultado está a la vista: aunque a doña Elba le parezca que los resultados de la prueba PISA no valen porque no toman en cuenta las condiciones de pobreza y marginación de buena parte de los estudiantes mexicanos, el hecho es que México es un país de reprobados y esos resultados no se limitan a las escuelas de las regiones más desfavorecidas: uno de los datos aterradores que arrojan los resultados de la prueba que aplica la maléfica OCDE es que en este país también las elites están mal educadas; los bajos resultados abarcan a las escuelas de todos los deciles socioeconómicos, lo que incluye a las escuelas privadas, que tampoco tienen que cumplir con estándares de calidad fijados por un sistema nacional de evaluación.
Lo interesante de el nuevo clamor de Elba Esther Gordillo es que lo hace en una carta dirigida a los legisladores. En otras ocasiones, cuando se han planteado reformas que podrían mermar el control sindical sobre los maestros la presidenta gremial ha optado por defender públicamente los cambios y ha centrado sus baterías en la negociación a puertas cerradas en la Secretaria de Educación Pública. Durante años esa estrategia le dio resultado y en corto logró detener cualquier cambio sustantivo que redujera su influencia. Ahora parece que las puertas de la SEP se han cerrado con ella afuera, por lo que se ha dirigido al Congreso, a ver si ahí todavía hay quien le haga caso. A ver si de verdad la SEP ha comenzado ya a modificar en la práctica el modelo de negociación y no cede a las presiones en la elaboración de las iniciativas de legislación secundaria de la reforma constitucional. Y a ver si los legisladores optan por llevar a término un cambio institucional indispensable para detener el desastre de la educación en México.

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