Alianza Social de Trabajadores de la Industria Mexicana

sábado, 6 de octubre de 2012

Casino Royale: Historias de una tragedia- Casinos: Gobernación nunca pierde

Casino Royale: Historias de una tragedia


Casino Royale. Memorial de la tragedia. Foto: Germán Canseco
Casino Royale. Memorial de la tragedia.
Foto: Germán Canseco
MONTERREY, N.L. (apro).- Después de más de un año del peor ataque contra un establecimiento mercantil en México, los deudos del Casino Royale no hallan cómo curar sus heridas.
El 25 de agosto de 2011, día de la masacre ocurrida en el número 205 de la avenida San Jerónimo, en la colonia del mismo nombre, Javier Hiram Treviño González –coordinador de agentes del Ministerio Púbico Especializado en delitos contra la Vida e Integridad Física de las personas– y Sergio Manuel Sandate Rodríguez, delegado del MP adscrito a la agencia número 4, levantaron en la escena del siniestro un acta de fe e inspección cadavérica.
Los funcionarios llegaron al centro de apuestas cuando todavía las llamas seguían encendidas. El primer parte rendido en relación con el ataque fue proporcionado por el detective, quien informó que varias personas entraron por la parte frontal del edificio, amenazaron con armas de fuego a personal y clientela, rociaron gasolina y provocaron el incendio.
Cuando el humo se disipó, las historias de dolor comenzaron a surgir tras la tragedia.
“Me dan ganas de seguirlo”
Alejandro Morales Ángeles perdió todo cuando su hijo Rubén murió en el incendio del Casino Royale.
Originario de Querétaro, Morales Ángeles fungió como capitán de meseros durante mucho tiempo. Su hijo, con apenas 19 años, comenzaba a trabajar en la casa de apuestas, deseoso de convertirse en sommelier (especialista en vinos). Era su primer día en el Royale.
El padre se encuentra literalmente despedazado. A un año de la tragedia, no se ha recuperado por la pérdida de su hijo mayor y soporte económico de la familia.
“Perdí dos gentes en una. Mi hijo era mi mejor amigo, porque convivimos mucho. En Querétaro tomo apoyo psicológico, pero ya no quiero ir a las terapias. Hablar de mi hijo me lastima y, en lugar de salir reconfortado, muchas veces he pensado acompañarlo”.
La desgracia es absoluta para Alejandro Morales, quien a sus 59 años ya no encuentra trabajo: este año fue diagnosticado con diabetes y ha sobrevivido a tres infartos. Además, sufrió la perdida de varias piezas dentales y siente que su apariencia física no es la óptima para atender a la clientela si alguien se interesara en contratarlo.
El día de los hechos, Rubén –quien residía con su padre en el municipio de san Nicolás– empezaba su turno a las 15:00 horas. Salió de su casa con una hora de anticipación para llegar temprano al Casino, propiedad de Raúl Rocha Cantú
“Las expectativas de mi niño eran ir a España para hacer carrera de sommelier. Trabajó en el Papa Bill durante un año, se salió, y uno de los gerentes le ofreció trabajo en el Royale. Un día antes le dieron un recorrido por el casino y empezó a trabajar de mesero, le pidieron toda su papelería”, recuerda.
A las 15:40 horas don Alejandro vio por televisión las noticias del incendio en el Casino Royale. Las imágenes de televisión mostraban la entrada del sitio en llamas. Inicialmente se reportaron cuatro fallecidos.
Preocupado, tomó un taxi y llegó al lugar de la tragedia, donde encontró el fuego casi controlado. Nadie le dio noticias del muchacho. Sus sobrinos emprendieron una búsqueda y encontraron el cadáver en el Hospital Universitario.
A don Alejandro se le quiebra la voz: “Ahí estaba (Rubén) fallecido, lo reconocí, estaba muy lacerado su cuerpo, su cara. La última vez que lo vi con vida fue cuando salió a trabajar. Era el sostén de su mamá, de su hermano menor, Mauricio, de 17 años”.
Lo recuerda como un estudiante saludable y alto. Un muchacho que, de acuerdo con testimonios, tuvo la oportunidad de salvarse, pero en lugar de ello regresó para auxiliar a los atrapados y ya dentro del lugar murió asfixiado.
“Él se puso para que salieran algunas gentes. Una señora embarazada se comunicó al noticiero para decir que un jovencito moreno se puso de banquito para que subiera al mezanine del Casino. Murió por aspiración de monóxido de carbono”.
En el primer aniversario luctuoso de la tragedia, Morales Ángeles asegura que no hay odio en su corazón contra los responsables. Y, aunque hay detenidos, cree que no han pagado todos los responsables.
Considera que la investigación ha sido deficiente, pues los peritajes no han arrojado luz sobre los hechos. Además, se queja de que el procurador de Justicia de Nuevo León, Adrián de la Garza, les diga que ya han sido detenidas varias personas, “pero el responsable principal –dice– es el dueño del casino, por no tener condiciones de seguridad hacia sus clientes y empleados (…) Pero mi corazón y mi mente están llenos de amor hacia mi niño, no me importa lo que ocurra con esas gentes”.
Tras la muerte de Rubén, la vida de la familia se desmoronó. Don Alejandro dice que por su edad ya no le dan trabajo, pese a que tiene experiencia de muchos años en el área de meseros.
“Tengo una experiencia tremenda, fui capitán de meseros, conozco mucho de gastronomía. Pese a ello, no hay quien me dé trabajo, por mi edad”.
Asegura que el DIF estatal le ayudó con los gastos funerarios para cremar al muchacho y el gobierno de Nuevo León le dio un apoyo de 20 mil pesos. No obstante, agrega, “cualquier dinero que me den no va a pagar la vida de mi hijo. Eso es definitivo, y es lo mismo para los familiares de todas las víctimas”.
Alejandro dice que del gobierno federal le ofrecieron una vivienda, un trabajo y una beca para Mauricio, pero hasta ahora no le han cumplido nada. Su contacto ha sido Lilia Valdez, de Atención a Víctimas de la Procuraduría General de la República, quien se ha comunicado con él a Querétaro.
A Rubén no lo reconocen como trabajador del Casino y por eso no hay pensión para los deudos. Los familiares presentaron una demanda aboral, pero la Secretaría del Trabajo alega que ya no hay a quien entregarle notificaciones, debido a que el corporativo propietario de la empresa se desintegró.
No nacido
Irma Idalia Álvarez Fabela se identifica y, con una sonrisa triste, aclara antes de la entrevista: “Pero ya no quiero llorar, oiga”.
En el incendio perdió a su hija Irma Sofía Vélez Álvarez, quien tenía seis meses de embarazo y un niño: Antonio Emmanuel, que quedó bajo la custodia de Irma Idalia.
Evocar a su hija, su sustento, le hace entrar en desesperación. Aún no puede creer que la haya perdido en el incendio.
“Esto es muy triste porque el niño ya va para un año sin ver a su mamá. ¡Imagínese! Si con dos o tres días que no me hablaba, yo le andaba hable y hable, pues un años se me ha hecho eterno. No lo puedo asimilar, para mí son horas que no la he visto, pero ya sé que son muchos días”.
La mujer mantiene una esperanza que sabe imposible: que su hija regrese un día. Sabe que no ocurrirá, porque ella verificó su muerte. Pero se consuela con la idea.
“Le digo al niño: mira, y qué tal que un día llegara uno de mis sobrinos y me dijera: ‘tía, te tengo una sorpresa’. Lo he pensado, que va a regresar y que me diga que se escapó, que la raptaron. Que me lo dicen poco a poco, para no agarrarme de sorpresa, es mi único pensar. Pero sé que no va a pasar porque ya la vi en el sepelio. Para mí esto es todavía una pesadilla y (quiero creer) que nada de lo que está pasando es cierto”, suspira.
Junto con Irma Sofía pereció su amiga Caro, quien ese día la invitó a jugar al casino Royale. Era la primera vez que acudía al lugar.
Como muchos de los deudos, la adolorida madre supo de la tragedia a través de la televisión. Cuando vio en el noticiero el inmueble siniestrado, se comunicó con Irma Sofía y con un hijo que trabaja en el casino New York, en la colonia Vista Hermosa, por la misma zona.
Irma Sofía no le respondió, y su hijo le aseguró que estaba a salvo, encerrado en el casino donde trabaja, y le dijo que “los malitos”, después de atacar al Royale, pasaron por ese centro de apuestas para ordenarle a los trabajadores que no dejaran el lugar.
Cuando comenzó a indagar sobre el paradero de su hija y de la amiga de ésta, supo que irían al Casino Red, ubicado a una cuadra del Royale, pero como estaba clausurado decidieron cambiar de destino. La casualidad fue trágica.
Irma Idalia se desplazó en taxi a la casa de su hija, localizada en la colonia Álvaro Obregón de esta capital. Ahí encontró a quien era la pareja de la muchacha. Él salió hacia el Royale y preguntó por las dos jóvenes.
Al no encontrarlas, alguien le recomendó que acudiera a las instalaciones de la Agencia Estatal de Investigaciones, donde se estaba concentrando la información de los fallecidos.
Alrededor de las 21:00 horas llegó al edificio, que a esa hora estaba atestado de personas. Siempre mantuvo la esperanza de encontrar con vida a Irma Sofía.
Irma Idalia recuerda que en las transmisiones televisivas vio a una mujer que era transportada en camilla y pensó que tenía el cabello como el de Irma Sofía, pero de inmediato desechó los malos pensamientos.
A la media noche se comunicó con un sobrino y con su hijo para que acudieran al Hospital Universitario. No la encontraron entre los lesionados. A las una de la mañana, los muchachos le avisaron que irían al anfiteatro, ubicado en el mismo nosocomio.
“Yo les dije que no fueran, pero ellos insistieron. Yo les dije que como quiera no estaría ahí. Mucho rato después apareció mi sobrino en la puerta, estaba con mi hijo, los dos agachados. Lloré y lloré. Ya la hallamos, me dijeron. Yo les dije que si estaba hospitalizada yo la iba a cuidar”.
Irma Idalia no puede continuar porque el llanto se lo impide.
“Le dije: no puede ser. Haga de cuenta que yo no estaba pisando en algo duro, estaba pisando agua, como nadando. Yo le decía a mi sobrino que no era cierto, que estaba jugando conmigo, porque es muy bromista, y le dije: no andes jugando con eso, y me dijo: ‘No, tía, está muerta’. Yo le decía que no podía ser”.
En ese momento comprendió que sí era su hija la que había visto en la televisión.
Apenas un día antes de morir, Irma Sofía supo que su bebé era una niña.
“Se había hecho el eco y me dijo que andaba bien contenta por que ella quería una niña, y eso es lo que venía, porque quería hacerle chonguitos. Ella tenía como ocho perritos peludos y a todos los arreglaba. Llevaba como seis meses de embarazo.
Junto a ella falleció otra señora embarazada, por eso decimos que son 54 los muertos”, dice Irma Idalia, que actualmente acude a terapia psicológica y consume antidepresivos.
El gobierno del estado le regaló un remolque para que estableciera un negocio de tamales, y el gobierno federal le prometió un apoyo de 50 mil pesos para arrancarlo, pero hasta ahora no ha recibido el dinero.
Supuestamente Lilia Valdez, de Atención a Víctimas de la PGR, le iba a entregar el cheque. “No me han hablado y luego que se atravesaron las elecciones, menos”, subraya.
Debido a la falta de dinero, considera seriamente vender el local donde vende los tamales que prepara, pues ya va para un año y, dice, no ha podido utilizarlo.
“Pero la verdad yo no quiero nada, quiero que me la regresen (a mi hija). Me hace mucha falta”, suelta Irma Idalia, mientras Antonio Emmanuel mira llorar a su abuela.
Agonía de 13 minutos
“Si uno pudo salir, todos debieron haber salidos”, concluye Edmundo Jiménez Ramírez.
En el incendio, el abogado laboral jubilado perdió a su esposa Rosa María Ramírez Jiménez.
Por los testimonios de sobrevivientes, don Edmundo sabe que algunos pudieron salir por puertas a las que no era muy fácil acceder, pero no hubo forma de conducir hacia la salvación a los clientes del Royal que quedaron a salvo.
Los empleados no sabían qué hacer, no había regulación en las instalaciones y nadie se percató de ello. La negligencia criminal no ha sido castigada, lamenta.
Jiménez Ramírez afirma que los exalcaldes panistas de Monterrey, Adalberto Madero y Fernando Larrázabal, actual diputado federal, dieron permisos irregulares para el funcionamiento del casino, pero no hubo una revisión adecuada por parte del director de Protección Civil, Jorge Camacho Rincón.
La tarde de la tragedia, don Edmundo dejó en el lugar a su esposa para que jugara maquinitas y se retiró con el compromiso de regresar por ella más tarde. La encontró muerta muerta en el Hospital Civil.
A las 15:50 horas recibió una llamada de su hija, quien le notificó que había un problema en el casino, “quizás un bombazo”.
Al llegar al sitio encontró ambulancias, patrullas, socorristas y policías.
“A los bomberos les faltaba equipo, y Protección Civil no conocía el lugar. A los ocho minutos decían que salía gente por atrás y yo se los dije, pero me sacaron los ministeriales, no me dejaron ayudar”.
Supo que una persona que estaba atrapada en los baños se colocó la camisa húmeda sobre nariz y boca para respirar, y localizó una puerta. Ya afuera, esa persona aseguró que había gente en los baños, pero los rescatistas no pudieron entrar por falta de equipo.
La esposa de don Edmundo pereció en uno de los baños, junto con unas 30 personas que quedaron atrapadas.
“Hubo margen de maniobra ahí. Son 13 minutos en los que se marca la asfixia de mi mujer. Eran minutos suficientes para buscar una salida de emergencia”, subraya.
Y recuerda el caso de Samara Pérez, quien estuvo dentro del incendio siete minutos y se salvo porque siguió a los trabajadores del casino que buscaban la puerta de entrada de empleados. Su esposa no lo consiguió.
 

Casinos: Gobernación nunca pierde

Los casinos de Juan José Rojas Cardona. Foto: Rafael del Río
Los casinos de Juan José Rojas Cardona.
Foto: Rafael del Río
El lodo que invade el mundo de los casinos cubre por igual a quienes otorgan los permisos y a quienes los explotan, pero hay signos de que incluso su cancelación obedece a una lógica corrupta. Un caso: Si bien la Secretaría de Gobernación inició el proceso para revocar el de Emex, propiedad del Zar de los casinos –vinculado a la cúpula del PAN-, presuntamente lo hizo para beneficiar al fondo de inversión británico BlueCrest. Esto es lo que cree el empresario de origen argentino Rubén Horacio Pryluk, a quien Emex le adeuda 299 millones de dólares.
MÉXICO, D.F. (Proceso).- A tres meses de finalizar el sexenio, el gobierno de Felipe Calderón inició el procedimiento para cancelar el permiso de operación de centros de apuestas a Juan José Rojas Cardona, El Zar de los casinos, quien lo obtuvo en la administración de Vicente Fox.
El 13 de agosto el titular de la Unidad de Gobierno de la Secretaría de Gobernación, Carlos Armando Reynoso Nuño, envió un oficio al apoderado legal de Entretenimiento de México, S.A. de C.V. (Emex), Arturo Rojas Cardona –hermano de Juan José–, para enterarlo del inicio del procedimiento administrativo.
Sin embargo, esta decisión es ilegal e infundada, asegura el apoderado legal de la empresa Cellular Networks Solutions Mexico, S. de R.L. de C.V., Rubén Horacio Pryluk, a la que Emex adeuda 299 millones de dólares, que podría no cobrar si se revoca el permiso.
Más aún, afirma, la Secretaría de Gobernación busca beneficiar a BlueCrest, el fondo de inversión británico que a su vez reclama a los Rojas Cardona el pago de 63 millones de dólares, pese a que se trata de un “crédito inexistente”, como él lo denunció ante la Procuraduría General de la República (PGR).
En lo que es el más reciente episodio de la truculenta historia del Zar de los casinos, vinculado a prominentes políticos y legisladores del Partido Acción Nacional (PAN), Pryluk afirma que la Secretaría de Gobernación inició la revocación del permiso a Emex “a petición expresa” del apoderado de BlueCrest, Santiago García Luque.
Esto a pesar de que existe impedimento legal para proceder administrativamente, debido a que Emex se encuentra en concurso mercantil, promovido también por BlueCrest, y la ley protege la conservación de la empresa y a los acreedores, como él.
Precisamente por ello presentó una denuncia penal ante la PGR contra Reynoso Nuño –hermano del vocero del CEN del PAN– y García Luque, que se suma a otra que formuló contra este último por falsear documentos.
Empresario de origen argentino, quien firmó con Emex un contrato para proveerlo de tecnología –ajena a centros de apuestas, aclara–, Pryluk afirma que la revocación del permiso lo perjudica a él, quien además, denuncia, ha sido víctima de amenazas y de obstáculos para impedir su naturalización.
“Bluecrest Special Situations, Bluecrest Special Situation Master Fund Limited y la Secretaría de Gobernación violan la legislación aplicable en forma impune y en perjuicio de mi patrimonio empresarial inventando un proceso administrativo totalmente ilegal e infundado en contra de mi deudor, Entretenimiento de México, y de igual forma por debajo de la mesa bloquean mi naturalización como mexicano, así como la de toda mi familia.”
En breve entrevista con el reportero, la tarde del jueves 27, Pryluk adelanta que, “en caso de no terminar este acoso legal y personal”, presentará otra denuncia contra Reynoso Nuño y contra los apoderados legales de BlueCrest, entre ellos García Luque.
–¿Qué gana BlueCrest si le quitan el permiso a Emex?
–¡Por favor! ¡Se queda con el permiso, se queda con todo!
Panistas “casineros”
La revocación del permiso a Emex, que obtuvo en mayo de 2005 –cuando el secretario de Gobernación era Santiago Creel–, representaría el derrumbe de los hermanos Rojas Cardona, involucrados en numerosos escándalos financieros, judiciales y políticos, sobre todo Juan José.
En agosto del año pasado, tras la muerte de 52 personas en el casino Royale en Monterrey, Nuevo León, emergió la red de complicidades de autoridades, políticos y operadores de casinos, entre ellos prominentes panistas.
De hecho, este semanario publicó un informe elaborado por panistas que documenta que Gustavo Madero recibió financiamiento, “en efectivo y en especie”, del Zar de los casinos para su campaña por la presidencia del PAN (Proceso 1860).
Los apoyos de Rojas Cardona a Madero se hicieron a través del secretario particular de éste, Jorge Villalobos Seañez, actual vicecoordinador de la diputación del PAN, y del que fue coordinador de campaña, Rodolfo Dorador, también diputado federal.
De hecho, un personaje de Nuevo León, identificado como empleado de Rojas Cardona, Paul Iván Garza Téllez, fue designado por Madero director del Registro Nacional de Miembros (RNM) del PAN, y allegado a Margarita Arellanes, alcaldesa electa de Monterrey, quien sustituyó a Fernando Larrazabal, también diputado federal.
Además de estos dos personajes, el coordinador de la bancada del PAN, Luis Alberto Villarreal, y su hermano Ricardo, también diputado, están vinculados con los casinos, lo mismo que otro miembro de la diputación, Guillermo Anaya, compadre de Calderón.
El tema cobró relevancia luego de que el equipo de campaña por la relección de Barack Obama, presidente de Estados Unidos, devolvió donativos por 200 mil dólares a Carlos y Alberto Rojas Cardona, hermanos de Juan José, quien fue encontrado culpable de tráfico de drogas en 1994, luego violó su libertad bajo fianza en Iowa y se instaló en México en el negocio de los casinos.
La investigación en el PAN se inició a raíz de que Madero designó a Garza Téllez como director general del RNM –el padrón del PAN–, miembro del grupo que en Nuevo León es conocido como “La santísima trinidad”. El informe dice:
A mediados del mes de diciembre de 2010 y después de conocerse la noticia del nuevo director del RNM del PAN, la senadora Judith Díaz trató de hablar con el presidente del partido, Gustavo Madero, para advertir de las relaciones públicas y privadas de Iván Garza, pero como ha sucedido en otras ocasiones no habló con Madero porque su secretario, Jorge Villalobos, sistemáticamente debe enterarse a fondo del tema a tratar y si él puede responder por el senador pues no se da la entrevista.
Él le explicó que no había ningún problema con la contratación del nuevo director, ya que él (Iván Garza) se había peleado con los consejeros nacionales de Nuevo León que apoyaron a Roberto Gil, refiriéndose a que Garza Téllez ya no pertenecía al poderoso grupo San Nicolás, hoy llamado en medios públicos y panistas como La santísima trinidad –Fernando Larrazabal, Zeferino Salgado y Raúl Gracia–.
También le argumentó Judith Díaz la relación con Juan José Rojas Cardona, a lo que contestó Villalobos que tampoco había problema, porque había apoyado la campaña del senador Madero a la presidencia del partido, en efectivo y en especie, comentando que José Serrano tenía control de esa relación.
Truculencias
Ajeno a estas truculencias, el ciudadano de origen argentino Rubén Horacio Pryluk trabó relación con Emex en 2010, con el fin de proveerlo de tecnología para implementar un sistema informático “inteligente de procesamiento de datos, transacciones y operaciones on line” en puntos de venta en el país para, por ejemplo, la recarga de teléfonos celulares.
El 30 de abril de 2010 firmó un contrato de provisión de capacidad con Emex, representada por Víctor Hugo González Montemayor, pero la empresa de los Rojas Cardona incumplió a raíz de la demanda de concurso mercantil de BlueCrest y él quebró.
Ahora Pryluk reclama a Emex el pago de 299 millones de dólares, que no podrá cobrar si la Secretaría de Gobernación revoca el permiso, algo para lo que esa dependencia está jurídicamente impedida, como se lo hizo saber, el 18 de septiembre, a la Dirección General de Juegos y Sorteos.
De hecho, el propio juez Tercero de Distrito en materia civil y de trabajo de Nuevo León le dio a Pryluk la calidad de “acreedor mayoritario”, según la “Sentencia de reconocimiento, graduación y prelación de créditos”, que dictó el 24 de agosto, y por eso impugna el procedimiento para revocar el permiso.
La Secretaría de Gobernación argumenta que inició el procedimiento con base en el artículo 34, fracción 4 del reglamento de la Ley Federal de Juegos y Sorteos, que establece que el permiso se extinguirá cuando el permisionario se encuentre, entre otras hipótesis, en “concurso mercantil”.
Sin embargo, no es el reglamento de esa ley la aplicable, sino la Ley de Concursos Mercantiles, que persigue la conservación de la empresa como una cuestión de interés público.
Pero además, recuerda, la sentencia de concurso mercantil no está firme, sino sujeta a apelación, por lo que tampoco la Secretaría de Gobernación puede aplicar el reglamento de la Ley Federal de Juegos y Sorteos.
“En virtud de lo anterior y en estricto apego a lo dispuesto por la Ley de Concursos Mercantiles, queda claro que no puede llevarse a cabo ningún acto que tenga por objeto o finalidad revocar, extinguir y/o limitar el permiso número DGJS/SCEVF/P-06/2005 conferido a la empresa Entretenimiento de México, S.A. de C.V., sin que implique quebrantar las disposiciones de la Ley Concursal y por supuesto el interés público que reviste el procedimiento de concurso mercantil.”
En la denuncia que presentó ante la PGR contra Reynoso Nuño, Pryluk ratifica que el funcionario conoció de un asunto para el cual tiene un impedimento legal, petición que le hizo el apoderado legal de BlueCrest, Santiago García Luque, contra quien también procedió por alegar “hechos falsos” ante la Secretaría de Gobernación.
“El Lic. Carlos Armando Reynoso Nuño, titular de la Unidad de Gobierno de la Subsecretaría de Gobierno de la Dirección General Adjunta de Juegos y Sorteos (sic) de la Secretaría de Gobernación teniendo impedimento legal expreso de atender la petición del Lic. Santiago García Luque accionó un procedimiento administrativo violando preceptos terminantes de la Ley de Concursos Mercantiles en que todo comerciante que sea declarado en concurso podrá y deberá continuar con las operaciones de su empresa hasta llegar a la última etapa del concurso (la quiebra), amén de poder lograr la mejor utilización de sus recursos y así lograr el pago de sus obligaciones e incluso llegar a la conciliación de los mismos con sus acreedores evitando la quiebra y disolución de la empresa, ya que con el actuar de este servidor público NUNCA PODRÉ COBRAR UN PESO de lo que me adeuda Entretenimiento de México, ya que la causa de lo causado para poder generar dinero para pagar sus obligaciones mercantiles lo es la explotación del permiso.”
Esta es la segunda denuncia que Pryluk presenta contra García Luque. El 9 de mayo pasado lo acusó de reclamar a Emex el pago de 63 millones de dólares, “exhibiendo como documento base para tal reconocimiento, entre otros, un contrato de Asunción de Deuda y Préstamo de fecha 3 de julio de 2007”.
Según la denuncia, con la que se inició la averiguación previa AP/PGR/DDF/SPE/XVIII/2813/12-05, este contrato es “jurídicamente inexistente, dado que en el documento no aparece la firma de quien supuestamente participó reconociendo el adeudo y cediéndolo a un tercero”.
Esta averiguación previa se está integrando: hace un mes, el 29 de agosto, la agente del Ministerio Público Elsa García Badillo solicitó al director general de Juegos y Sorteos de la Secretaría de Gobernación “copias certificadas de todos y cada uno de los escritos” de las dos entidades de BlueCrest relacionadas con el permiso de los Rojas Cardona.
En este contexto es que se han presentado, desde hace cuatro meses, llamadas amenazantes a Pryluk y se ha entorpecido el trámite en el Instituto Nacional de Migración para su naturalización como mexicano, afirma su abogado, Rodolfo Reus Medina.
–¿Hay un contubernio Secretaría de Gobernación-BlueCrest?
–Sí lo hay, claro. La revocación del permiso, el bloqueo en Gobernación para naturalizarse, el estarle hablando por teléfono. Claro que lo hay.
Reus Medina insiste en que la revocación del permiso a Emex es totalmente improcedente por el estado procesal que guarda el concurso mercantil, y la Ley de Concursos Mercantiles protege a la empresa para que siga funcionando y pueda pagar a todos sus acreedores.
“En un concurso mercantil se dan varias sentencias. Estamos donde ya los créditos son reconocidos. A veces se llega a una conciliación, se puede abrir la empresa del concurso mercantil y si no hasta que un juez declare la quiebra y las circunstancias serían otras. Pero ahora no se puede revocar el permiso.”
Entretenimiento de México, de los Rojas Cardona, le debe a la empresa de Pryluk 299 millones de dólares, derivado de la quiebra que sufrió tras el incumplimiento del contrato, y se han impuesto penas convencionales.
“Quebró porque el contrato no se pudo llevar a cabo. Quebró, pero se está recuperando. Él es judío y los judíos son de lucha, se apoyan y se levantan”, dice el litigante.
Concluye: “Para mi cliente es mejor que Emex siga trabajando para que pague. Es un asunto de negocios…”.

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