Alianza Social de Trabajadores de la Industria Mexicana

viernes, 2 de noviembre de 2012

Reforma Laboral: ¿la de FCH o la de EPN?-Televisa, el Monopolio es el Mensaje

Reforma Laboral: ¿la de FCH o la de EPN?


Por: Redacción / Sinembargo - noviembre 1 de 2012 - 0:00
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El PRI le puso frío a la minuta de la Reforma Laboral, que del Senado de la República regresó a la Cámara de Diputados.
 
Dice que no, pero sí: el tricolor ha congelado la discusión para “un mejor momento” y ha desatado las críticas de la oposición.
 
Sin embargo, ahora incluso los propios priistas se contradicen en qué reforma será la que se apruebe ya sea en éste o en el próximo periodo, ya con Enrique Peña Nieto instalado en la Presidencia de la República.
 
Y lo decimos porque un día el líder del PRI en el Senado de la República, Emilio Gamboa Patrón sale a decir que Peña Nieto enviará su propia propuesta de reforma a la Ley Federal del Trabajo y, al siguiente, Manlio Fabio Beltrones Rivera, quien encabeza a los tricolores en la Cámara de Diputados, lo desmiente y asegura que el Presidente electo está conforme con los cambios planteados originalmente por Felipe Calderón Hinojosa.
 
Ahí, evidentemente, hay un cruce de señales.
 
El 31 de octubre, Gamboa Patrón afirmó: “El presidente Enrique Peña Nieto va a tener también su iniciativa en materia de reforma laboral. Estaremos atentos a ella”.
 
Pero ayer, Beltrones Rivera aclaró que el Presidente electo está de acuerdo con la minuta de Reforma Laboral presentada por Felipe Calderón, y dijo que desconocía la intención de EPN de enviar una Reforma Laboral distinta a la que ya se discute en la Cámara de Diputados: “Que yo conozca no”, expuso.
 
También ayer, esa contradicción entre ambos legisladores del PRI provocó que los usuarios de Twitter convirtieran el tema en uno de los más comentados; incluso, la etiqueta #LacagocomoGamboa se coló al trending topic, entre los 10 más populares de la jornada del miércoles.
 
Por si fuera poco, los usuarios de esa red social revivieron el escándalo en el que se vio inmiscuido Gamboa en 2007, cuando fue revelada una conversación entre el actual coordinador priista en la Cámara de Diputados y el empresario Kamel Nacif Borge, donde este último le pide a Gamboa Patrón detener iniciativas concernientes a lugares de apuestas, a lo que el entonces senador federal contestó con la frase por la que es bien recordado y también muy criticado: “pues entonces va pa’trás papá”.
 
Total que los coordinadores priistas de las Cámaras Alta y Baja traen líneas muy diferenciadas con sus grupos de trabajo.
 
En lo que sí concuerdan es en su objetivo de no pasar la minuta con las aprobaciones del Senado, que dieron el sí a la democracia sindical, la transparencia y la rendición de cuentas de esos organizaciones.
 
El PRI ha basado su operación, durante toda su historia, justo en el corporativismo y la transacción de favores con los líderes políticos. Romper esas jetaturas parece prácticamente imposible; menos aún ahora que el tricolor volverá a Los Pinos.
 

Televisa, el Monopolio es el Mensaje

Antes de la irrupción del movimiento #YoSoy132, en plena campaña presidencial, un fenómeno agudizado en los últimos meses despertó los focos rojos al interior de Televisa: el gigante estaba perdiendo aceleradamente a las audiencias menores de 25 años, urbanas, con preparación universitaria y, lo peor de todo, de clases media y media alta.
 
En otras palabras, el Canal 2 de Televisa ya no les dice nada (o muy poco) a los adolescentes y jóvenes de ahora que serán los futuros adultos y consumidores de información y publicidad mexicanos en los siguientes diez años.
 
A pesar de iniciativas como los Espacios o los “encuentros universitarios” (perfectamente controlados y con guión previo), Televisa se encuentra ante la primera generación de audiencias que mandará a Chabelo al baúl de los recuerdos, que ya no escucha a Luis Miguel, que no está esperando hacer casting para el Big Brother y que Carlos Loret les resulta más aburrido que Werevertumorro.
 
Ni los gustos musicales ni las películas ni las modas y mucho menos la información se define en función de los contenidos de la televisión abierta mexicana para esta minoría de jóvenes que tienen acceso a otras fuentes y canales de expresión. Televisa es una referencia del establishment y TV Azteca se ve como una muestra de la vulgarización del mismo modelo.
 
Desde 2009 a la fecha, las nuevas plataformas de comunicación interactiva, especialmente Facebook, Youtube y Twitter, irrumpieron en este mismo sector como alternativa, como medio y como plataforma de información en sí mismos. Televisa ya era considerado como un monopolio con una agenda muy específica: llevar a su candidato a la presidencia de la República.
 
De pronto, los creativos de Televisa se dieron cuenta de algo más grave de lo que imaginaban: “lo de hoy” era estar en contra de Peña Nieto y de los productos del Canal de las Estrellas. La rebelión sigilosa e invisible para la pantalla comercial era en contra de la monopolización de los contenidos y la pretensión uniformadora de la agendas de cultura de masas.
 
El episodio del ex gobernador mexiquense en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, en diciembre de 2011, clarificó esta tendencia. Ocho de cada diez mensajes en Twitter y más del 70 por ciento de los videos de Youtube y de las referencias en Facebook eran una burla a la ignorancia de Peña Nieto. #SoyProle se convirtió no sólo en Trending Topic sino en definición política de una generación frente al fenómeno mercadológico.
 
Cuando irrumpió el movimiento #YoSoy132 era muy claro que, en cualquier circunstancia, la rebelión silenciosa iba a tener rostros y a tomar la calle. El equipo de Peña Nieto y Televisa nunca imaginaron que un evento en la Universidad Iberoamericana derivaría en el dolor de cabeza reciente: la exigencia de democratización de los medios de comunicación.
 
Desde que nació el movimiento #YoSoy132 se apresuraron a minimizarlo, a relativizarlo y a partidizarlo. “Son manipulados por López Obrador”, “han sido infiltrados por Atenco”, “ternuritas que no saben para qué intereses trabajan”, “son una moda”, etc.
 
A pesar de todo y sin la milésima parte de los recursos de una campaña presidencial, los integrantes del movimiento se organizaron, se fragmentaron y deliberaron, pero, sobre todo, se convirtieron en un mensaje en sí mismo, la contraparte del monopolio mediático y político.
 
El primer ensayo para debilitar y fracturar a un movimiento tan heterogéneo como la propia composición social de sus integrantes, ocurrió a través del caso de Saúl Alvídrez, uno de los creadores del concepto #YoSoy132 desde el Tec de Monterrey. El golpe fue en redes sociales y en algunos medios de comunicación masiva. Era un anuncio de lo que podía venir.
 
A pesar de eso, #YoSoy132 no abandonó el eje central a partir del cual ha construido una causa social y generacionalmente extendida: la democratización de los medios. Y como derivación de este tema, la denuncia a la concentración y al poder monopólico de Televisa, el ícono empresarial de este modelo.
 
En vísperas de la toma del poder de Peña Nieto, Televisa ha ensayado una nueva fórmula para demostrar que es un monopolio amable y hasta radical chic. Inventaron en el peor horario (domingo a las 22 horas) y en el canal de menos audiencia (Foro TV) un programa de debate con jóvenes “rebeldes” para demostrar que la empresa de Emilio Azcárraga Jean está dispuesta a la apertura.
 
El experimento fue un éxito en redes sociales por la polémica generada en torno a la figura de Antonio Attolini, ex vocero del #YoSoy132, un joven con facilidad para la polémica y el debate. “No queremos Attolini con el dedini”, twittearon infinidad de usuarios para desmarcarse del caramelo envenenado que Televisa planteaba.
 
Pronto quedó claro que no se trataba de un asunto de libertad de expresión sino de congruencia. Los caballos de Troya ensayados por Televisa han resultado ser caballitos de papel. Atractivos para quince minutos de fama efímera. Ineficaces para recuperar credibilidad.
 
La primera emisión del programa Sin Filtro prácticamente pasó desapercibido entre las mismas audiencias jóvenes que ha perdido Televisa en los últimos años. El tema fue, precisamente, la democratización de los medios. Un debate de café en cualquier universidad privada hubiera estado más coherente que esa emisión.
Parafraseando a McLuhan, el problema no es que el medio sea el mensaje sino que el monopolio quiera dar un mensaje incongruente con su naturaleza. Ahí radica la falta de credibilidad de este intento reciente por recuperar de lo perdido, lo que aparezca.
 

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