Bravo por Encinas
Enrique
Calderón Alzati
En el contexto de tragedia y desazón en el que
venimos viviendo, como resultado de las políticas neoliberales que hemos
padecido ya por tres décadas y de la guerra fratricida en la que nos ha sumido
el actual gobierno, sordo y ciego ante los reclamos populares, el encabezado y
la fotografía de La Jornada del martes pasado me causaron una profunda
emoción, como seguramente les sucedió a otros miles de mexicanos, que
quisiéramos ver el fin de la pesadilla actual.
El hecho al que se hacía referencia, constituyó una
grata noticia de esperanza por el significado que ese titular y esa foto
implican para el futuro de nuestro país, en momentos en los que la sociedad
civil vuelve a mostrar la capacidad y voluntad de organización, en torno a la
búsqueda de soluciones serias para los problemas de la nación.
Por ello, quiero resaltar la dimensión del esfuerzo
y la visión política de Alejandro Encinas para lograr que esa foto fuese
posible, a partir primero de su negación a aceptar una alianza con las fuerzas
que representan hoy el retroceso, la ineptitud, la cerrazón y la complicidad
con los intereses más oscuros que amenazan y actúan en contra de México, y
después con el innegable esfuerzo de concertación realizado para lograr algo
que no había sido posible en el pasado reciente, mostrando con ello una capacidad
política que, por sí misma, constituye una lección para todas las fuerzas
políticas identificadas con la izquierda, mostrando con claridad lo que se
puede y debe hacer para cambiar el rumbo del país, tal como ha sucedido en los
mejores momentos de nuestra historia.
He leído análisis aparentemente serios en torno a
este encuentro, en los que se intenta disminuir su importancia, afirmando que
se trató de un acto simulado y convenenciero y, por lo tanto, sin
trascendencia, que pronto quedará en el olvido ante las luchas internas
venideras. No estoy de acuerdo con ello. Alguien ha dicho sabiamente que en
política la forma es fondo, y aquí la foto muestra con claridad la presencia de
las tres figuras que conforman hoy el liderazgo actual de la izquierda mexicana,
señalando a la nación su decisión de respaldar la candidatura de quien con este
acto se convierte de hecho en el eje de la estrategia nacional para obtener el
triunfo en las elecciones presidenciales de 2012; por ello, me parece
impensable un cambio de actitud a lo largo de esta campaña, en la que se ha
establecido de facto una posibilidad real de triunfo.
Con el mayor número de votantes entre las entidades
del país, y la concentración de una porción importante de sus recursos
económicos, el estado de México es hoy como nunca el eslabón principal de la
cadena de acceso al puesto de mando nacional, una cabeza de playa con la mayor
importancia estratégica. ¿Por qué habría alguno de estos tres personajes
referidos, rectificar la postura inicial que han dejado establecida en el acto
político del lunes pasado? o ¿qué razones tendría alguno de ellos para tratar
de hacer alguno de los otros dos a un lado, luego de la experiencia de 2006?
Pensemos por un momento las implicaciones de un
triunfo contundente del PRD en las elecciones del estado de México al final del
presente año, luego de las campañas mediocres que realizó en las elecciones de
1999 y 2005. El mensaje sería muy claro para la población de todo el país, que
necesariamente voltearía a observar con interés las propuestas de la izquierda:
¿se arriesgaría la televisión nacional a seguir ignorando a la izquierda
mexicana, como lo hizo el lunes pasado? Difícilmente esas cadenas no se
atreverían a hacer otra cosa que buscar un acercamiento ante sus posibilidades
de un triunfo nacional.
Luego, para la siguiente etapa de ese escenario,
sería necesario considerar las simpatías que cada uno de estos personajes
representa; me parece claro que los tres tienen un amplio espectro de
simpatizantes en las diferentes regiones del país, aunque quizás no los
suficientes para garantizar un triunfo nacional. Aquí es donde la reunión del
lunes pasado conforma un nuevo escenario con una correlación de fuerzas, que
sin duda favorece a la izquierda.
Sería absurdo ignorar las diferencias que han
existido en los años recientes, luego del nacimiento del PRD como una
aglutinación de los diversos grupos que constituían una izquierda segmentada
desde tiempo atrás; tampoco podemos hacerlo con los sentimientos de rivalidad
que puedan existir ahora; sin embargo, el gesto que hizo posible el inicio de
la campaña de Encinas, marca el deseo de superar todo esto para lograr un
objetivo superior: nada más, pero tampoco nada menos, que instrumentar un
proyecto de país que nos permita retomar el rumbo perdido de la soberanía
nacional, la justicia social, el crecimiento económico y la seguridad pública.
La definición de una estrategia nacional clara,
incluyente y con reglas de colaboración y valores que puedan ser aceptables
para todos los participantes debe constituir ahora una actividad adicional a la
campaña electoral del estado de México. Espero y deseo, como seguramente muchos
miles de mexicanos más, que la izquierda toda pueda replicar este gesto de sus
líderes, dejando las diferencias a un lado, pues de no hacerlo habremos fallado
y el país habrá de esperar hasta que una generación nueva de mexicanos haga lo
que nosotros no pudimos o no quisimos hacer. Por todo esto mi felicitación y
deseos de éxito para Alejandro Encinas.
Desfiladero
Violetita o la humedad
Jaime
Avilés
Violetita lavaba copas en un bar de Chicago donde
todos los empleados eran hondureños e ilegales. Un día la Migraña los
arrestó y los deportó a Tegucigalpa con todo y Violetita. Como pudo, la pobre
llegó a Guatemala, cruzó a México y se subió al Tren de la Muerte para
regresar a su natal Guanajuato. Pero entonces le empezó a ir peor.
Fue detenida por Migración y vendida por ésta a la
Mara Salvatrucha en Oaxaca; en Guanajuato, saltó del tren pero la caída le
provocó un aborto. Cuando un médico la revisó, la acusó de asesina y la metió
presa. Un juez la condenó a 29 años de cárcel por homicidio en razón de
parentesco.
Gracias a la presión de la sociedad civil, recobró
su libertad y volvió al Tren de la Muerte, donde un pollero le
agarró cariño. Al pasar por San Luis Potosí, el pollero le contó que la
Minera San Xavier destruyó el Cerro de San Pedro, para sacarle 15 kilos de oro
al día, que al cabo de cinco años redituaron utilidades por más de mil millones
de dólares, mismos que no dejaron ningún beneficio en México.
Por último, al atravesar Tamaulipas, muy cerca ya
de Texas, la Policía Federal la detuvo, y a cambio de un poco de polvo
colombiano, la entregó a un cártel, que optó por matarla, cuando vio que
ella no podría conseguir los 5 mil dólares del rescate.
Violetita es un personaje ficticio; en cambio, las
desgracias que le ocurrieron son reales y las han padecido, y en este momento
las padecen, miles y miles de hombres y mujeres, víctimas de la política
migratoria de Felipe Calderón.
Pero Violetita es también el nombre de un
espectáculo teatral, nacido a raíz de una pregunta que en agosto del año pasado
formularon, en Montevideo, Eduardo Galeano y Helena Villagra, cuando supieron
que 72 migrantes habían sido asesinados en San Fernando, Tamaulipas.
La pregunta consistía de sólo dos palabras, que
Eduardo y Helena repitieron atónitos e indignados una y otra vez. ¿Por qué? La
respuesta es Violetita, una historia lista para ser contada por actores
y músicos, profesionales o aficionados; que se puede representar en teatros o
plazas públicas, transmitir como serie radiofónica, grabar como video,
etcétera.
Sin embargo, y ante todo, Violetita aspira a
ser un juego de mesa. Un pretexto para acercar a los padres con los hijos, y a
los amigos con las amigas, a fin de repartirse entre todas y todos los
múltiples y variados personajes y actuar las 10 escenas del libreto, que
termina, eso sí, con un final tan feliz que la tragedia se convierte en un
karaoke (por lo que se recomienda contar siempre con un guitarrista, un
acordeonista o una pianista, y si ésta es además fotógrafa, mejor que mejor).
Quienes preparamos el montaje de Violetita
en el formato más clásico del teatro de cabaret, sostenemos que el objetivo
central es lograr que nuestro pequeño y divertido juguete llegue a las familias
que viven en tantas ciudades del país donde ya no es posible representar
espectáculos en espacios públicos. Estamos convencidos de que Violetita
se puede usar y disfrutar en el confort de la vida doméstica.
¿Qué pretende Violetita, además de hacer
reír? Casi nada: discutir con nuestros vecinos, amigos y compañeros de trabajo,
deporte o desempleo, por qué está pasando lo que está pasando, y por qué
deberíamos organizarnos, casa por casa y casilla por casilla, a fin de luchar
pacíficamente para expulsar de nuestras vidas este régimen sanguinario y
putrefacto.
Por todo esto, quienes formamos el núcleo inicial
de Violetita hemos decidido fundar la Compañía Nacional del Teatro de
Mesa, a la que cualquiera puede afiliarse desde hoy, escribiendo al correo
electrónico de esta página, pues queremos que Violetita se meta, como la
humedad, por todas partes. Empezando por los cinco municipios claves del estado
de México, donde se decidirán las elecciones del próximo 3 de julio. Ecatepec,
Tlalnepantla, Neza, Chalco y Chimalhuacán.
Encinas: 10 puntos
No en el cielo, sino algo más arriba de la
estratósfera pusieron el grito los levantacejas cuando Alejandro Encinas, tras
el arrranque de su campaña electoral, y en compañía de Andrés Manuel López
Obrador, asumió 10 compromisos a favor de los mexiquenses. A uno lo acusaron de
tirano, a otro de títere, pero ninguno dijo qué ofreció Alejandro si el voto
mayoritario lo eleva al poder.
Pues bien, lo que propuso es lo siguiente... “1. Su
gobierno dará créditos ‘a la palabra’ para ayudar a crear empresas familiares.
2. Establecerá un seguro de desempleo. 3. Apoyará a los productores del campo.
4. Abrirá comedores populares en las colonias de más bajos recursos. 5.
Otorgará, como en el DF, una pensión a todos los adultos mayores.
6. Respaldará con becas a madres solteras y con una
pensión mensual a personas con discapacidad. 7. Brindará atención médica y
medicinas gratis a todos. 8. Entregará uniformes escolares y desayunos
gratuitos a los alumnos de las primarias y secundarias públicas, y no rechazará
a ningún aspirante a la prepa ni a la universidad, cubriendo 100 por 100 la
demanda estudiantil. 9. Pondrá en marcha un programa de salud urbana para que
nadie carezca de agua potable y drenaje. 10. Ofrecerá empleo digno a todos los
miembros del SME que fueron despedidos por Calderón.
El candidato priísta, Eruviel Ávila, quien fue dos
veces presidente municipal de Ecatepec y está considerado como hijo putativo
del obispo Onésimo Cepeda, pues tiene con él una relación similar a la que en
Jalisco cultivan Etilio González Márquez y el cavernal Sandoval Íñiguez,
perdió 2.5 puntos porcentuales de la todavía amplia ventaja que le lleva a
Encinas, cuando éste hizo públicos sus 10 compromisos.
Éstos buscan la restauración del estado de
bienestar social, para proporcionar fuentes de subsistencia honesta a las familias
de la clase media caídas en desgracia, que son la mayoría; rescatar del
desamparo económico a los campesinos, a quienes el TLC les prohibió recibir
subsidios oficiales; alimentar y vestir a los niños de las escuelas públicas
que cursan los primeros ciclos de la enseñanza, y no excluir a ningún joven de
la educación superior, para quitarle agua al pez del crimen organizado.
La plataforma de Encinas, inspirada en el Nuevo
Proyecto de Nación que impulsa el Movimiento Regeneración Nacional (Morena),
está diseñada para reconstruir el tejido social de uno de los estados del país
más castigados por la desigualdad económica, la violencia de los traficantes de
drogas, de personas, de armas y de órganos humanos; la legendaria brutalidad de
la policía estatal, la corrupción de la burocracia copetona, el flagelo de los feminicidios
y los grandes negocios de Peña Nieto con empresas españolas (algunas de ellas,
por cierto, también trabajan para Marcelo Ebrard) las cuales, con tan fabulosas
ganancias, reciben una probadita de las fortunas que obtendrán si su empleador
llega a Los Pinos en 2012.
Pero no olvidemos la geopolítica. El estado de
México está entre dos bastiones de Morena: Michoacán y el Distrito Federal. A
quienes militan en ambas entidades, nada les impide sumarse a la campaña de
Encinas, para formar comités de defensa del voto casilla por casilla. La
derrota de Peña Nieto en su propia cancha se antoja difícil, no imposible. Por
su parte, los jóvenes cada día más entusiastas y numerosos del movimiento que lucha
contra la guerra de Hillary Clinton y Calderón, observan atentamente la
rebelión de sus hermanos españoles, inflamada por los vientos del norte de
África, que podrían empezar a soplar hacia acá. Si ganan los Pumas, salgamos a
festejar al grito de ¡No más sangre!
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