San
Lázaro, puro engaño y cinismo
Jesusa Cervantes
Jesusa Cervantes
MÉXICO, D.F., 20 de mayo (apro).- Engaño,
oportunismo y cinismo. Esa ha sido la actitud de los diputados federales de
PRI, PAN y PRD desde que concluyó el periodo ordinario de sesiones, el pasado
30 de abril. A lo largo de los poco más de 20 días que han transcurrido de
mayo, los legisladores se han dedicado a demandar por separado un periodo
extraordinario para sacar adelante las reformas pendientes.
Del Senado de la República llegaron a la Cámara de
Diputados tres reformas fundamentales para el país, debido a los tiempos
sociales, violentos y electorales que vivimos. Y ninguna ellas ha sido
aprobada.
La primera minuta en llegar a la Cámara fue la
reforma a la Ley de Seguridad Nacional, en abril de 2010. Durante meses, los
diputados federales la mantuvieron en la congeladora; luego,
la urgencia de los mandos militares y los acuerdos con el PRI hicieron que se
discutiera en ‘petit comité’.
El trabajo de quien estuvo al frente, el diputado
Alfonso Navarrete, fue impecable; sin embargo, tuvo un pequeño problema: no se
socializó entre las siete fracciones que integran la Cámara.
Lo anterior dio pie a que, al hacerse público el
documento considerado ya como la base de la minuta, recibiera duras críticas,
debido a que el resto de los partidos se sintió excluido; pero sobre todo
sirvió para que la sociedad alzara su voz, ya que nunca fue consultada sobre un
tema tan sensible como la legalización de las Fuerzas Armadas en el combate al
narcotráfico.
La polémica reforma nunca fue discutida como lo
establece el reglamento de la Cámara de Diputados: en comisiones con la
participación de todos lo partidos. En lugar de ello, el PRI intentó hacer los
cambios entre unos cuantos que fuera aprobada el 29 de abril, ¡un día antes de
que concluyera el periodo ordinario de sesiones!
Las marchas en pro de un pacto ciudadano por la paz
con justicia y dignidad, el reclamo contra la persistente violencia y el
rechazo al baño de sangre en que se ha convertido el país, fueron el acicate
para que, ahora sí, los principales partidos en la Cámara de Diputados declaren
una y otra vez que urge un periodo extra para aprobar dicha ley, y dar así un
poco de coherencia en el combate al narcotráfico.
La posición resulta ser un simple oportunismo
debido a que los posicionamientos de los partidos sólo buscan quedar bien con
la sociedad civil que los increpó duramente; un engaño, porque si no hay un
dictamen --y en este caso apenas definieron el plan de trabajo para discutir la
minuta del Senado--, no se puede convocar a un periodo extraordinario y cínico,
porque durante un mes nunca se atrevieron o propusieron sacar del cajón de la congeladora el
controvertido proyecto.
Una ley más. El lavado de dinero. Es otra minuta
que llegó del Senado, aunque ciertamente en las últimas horas del cierre del
periodo ordinario.
Lo absurdo de la actitud de los diputados federales
es que todos demandan un periodo extra para aprobar esta ley que, aunque
limitada es mejor de lo que hoy existe para intentar poner un dique al objetivo
que mueve a los grupos criminales: la obtención de la riqueza.
Es absurdo que hagan esta demanda porque, peor aún
que en el anterior caso, la comisión que tiene en su poder la minuta no se ha
reunido ni una sola vez para discutirla. Por lo tanto, tampoco hay dictamen que
discutir en un periodo extraordinario.
Y finalmente, la reforma política. Es cierto que el
Senado la aprobó en los últimos días del periodo, pero al ser un tema menos
complicado, pero no por ello de menor trascendencia para el país, e incluso, al
introducirse figuras de participación política por la que la mayoría de los
partidos han estado pugnando, resulta cínico que los priistas llamen a un
periodo extraordinario cuando han sido ellos quienes se oponen rotundamente a
la creación de estas nuevas formas de participación política.
Por todo esto resulta cínico, oportunista y un
total engaño que PRI, PAN y PRD hayan estado machacando durante los últimos 20
días que desean un periodo extraordinario cuando ni siquiera lo pueden hacer,
pues carecen de dictámenes para discutir. Y un periodo extra se establece sólo
cuando se cuenta con materia, es decir, dictámenes que aprobar.
Los diputados federales se han exhibido como unos
verdaderos oportunistas y mentirosos. Demandan algo cuando ellos mismos, en los
hechos, se niegan con empezar a trabajar. Y luego se preguntan por qué es que
los legisladores son percibidos entre la sociedad como unos mentirosos.
La posibilidad de que ocurra un periodo extraordinario
para avalar estas leyes siempre está abierta, pero para que ello ocurra se
requiere voluntad política, deseos de servir y un verdadero deseo de ayudar a
que este país y sus habitantes puedan vivir con paz y seguridad.
Comentarios: mjcervantes@proceso.com.mx
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