Alianza Social de Trabajadores de la Industria Mexicana

jueves, 21 de junio de 2012

JOSEFINA Y EL DESFONDE DEL PAN- LOS PARIENTES INCOMODOS DE JOSEFINA

De orígenes conservadores y con vínculos en el sector empresarial, Josefina Vázquez Mota, como otros políticos panistas que se han encumbrado, tiene parientes dispuestos a sacar provecho con la influencia de la candidata presidencial.
Por lo menos dos de sus hermanos se han beneficiado del poder panista, mientras que su esposo, Sergio Ocampo, y otros de sus parientes, entre ellos la propia Josefina, participan en negocios familiares que podrían crecer exponencialmente si ella se convirtiera en presidenta de México.

“Las buenas conciencias”

Josefina Vázquez Mota nació el 20 de enero de 1961, en el seno de una familia conservadora, ajena al control de la natalidad, de tal suerte que tiene otros seis hermanos: María del Carmen, Luis Antonio, Guadalupe, Margarita, Gerardo Arnulfo y Angélica (www.quien.com/espectaculos/2012/ 02/07/josefina-vazquez-mota-es-una-mujer-sin-temores).
Sus padres, Arnulfo Vázquez Cano y Josefina Mota, provienen de Teziutlán, por lo que ella comenzó las giras de su campaña presidencial en ese lugar, con acarreados de Hidalgo, Puebla y Veracruz. No fue un evento exitoso pues, a pesar de contar con familia en ese lugar, “el grueso de la población no identifica a Josefina Vázquez Mota como un personaje oriundo y destacado de la cabecera municipal en donde supuestamente nació, pero al final fue anotada en el Registro Civil de la Ciudad de México” (La Jornada de Oriente, 30 de marzo de 2012).
María Eugenia Vázquez Tejeda, prima de la candidata presidencial del Partido Acción Nacional (PAN), ha relatado que Pina pasaba sus periodos vacacionales o fines de semana en Teziutlán junto con sus parientes, y asistía al catecismo en la catedral de ese lugar.
Josefina pertenecía al grupo de devotas católicas que instalaban un puesto en la feria de Teziutlán y lo atendían como meseras (http://queretaroaldia.com/index.php/elecciones-2012/139-las-raices-de-josefina-vazquez-mota).
Estudió en la vocacional 9 del Instituto Politécnico Nacional, donde conoció a su hoy esposo, Sergio Ocampo Muñoz, quien es vendedor en el grupo Maseca .
En Facebook se ha comentado acerca de la labor de Sergio Ocampo en Maseca: “Esta empresa es la principal especuladora del precio del maíz en México y por lo tanto causante del aumento descontrolado del alimento nacional. ¿Acaso tienen temor que esta relación con Maseca afecte a los votantes? (www.facebook.com/permalink.php?id=274956065899244&story_fbid= 337856989609151).
Cursó la licenciatura en Economía en la Universidad Iberoamericana, de los jesuitas; significativamente, fueron estudiantes de esa universidad católica quienes recientemente organizaron protestas públicas contra su adversario político Enrique Peña Nieto.
A fines de la década de 1990, con el ascenso de la derecha confesional al poder, Josefina entró a la vida política, motivada por personajes como Carlos Medina Plascencia, uno de los políticos más católicos y reaccionarios dentro del PAN.

Negocios familiares

Los políticos panistas suelen ser empresarios que velan por sus propios intereses en detrimento del pueblo, por lo que aborrecen el llamado “populismo”.
Llegan al poder acompañados de una parentela que lo aprovecha para lucrar mediante empresas familiares.
En el caso de Fox, por ejemplo, la empresa familiar era su famoso rancho de San Cristóbal, en Guanajuato, y luego, a la sombra del poder presidencial prosperó la pareja Fox-Sahagún (con su seudofilantrópico Vamos México), así como los turbios negocios de los Bribiesca, hijastros de Vicente.
Con Calderón, el empresario protagónico fue Hildebrando Zavala, su cuñado incómodo, lo mismo que otros miembros de su familia política, como Juan Ignacio Zavala, mientras que Mariana Gómez del Campo aprovechó la oportunidad para imponerse como dirigente del decadente PAN capitalino.
Los negocios familiares de Josefina Vázquez Mota, en los que ella misma ha participado, están en el ramo de las pinturas para casas; su padre fue, durante muchos años, distribuidor de la empresa Comex (Compañía Mexicana de Pinturas, fundada en 1952).
“Al menos dos de los siete hermanos Vázquez Mota han logrado mejorar su estatu económico gracias a que su hermana Josefina Eugenia se convirtió en una persona influyente en los gobiernos panistas desde 2000 y tal vez un poco antes” (www.sinembargo.mx/09-05-2012/229113).
Uno de ellos es Luis Antonio Vázquez Mota, director general de uno de los mayores distribuidores de Comex, Pinturerías de México, una empresa del Grupo Vázquez Mota y de la cual Josefina Eugenia es accionista.
Fue precisamente Comex –donde Josefina trabajó varios años al frente del Centro de Desarrollo Integral Comex– la empresa que le pagó el diplomado del curso básico de Alta Dirección en el Instituto Panamericano de Alta Dirección de Empresas.
La candidata presidencial del PAN fue directiva de la Comercializadora Arcota, empresa que, junto con su esposo, fundó en la ciudad de Chihuahua en la calle de Vallarta, 6107 A, durante el gobierno del panista Francisco Barrio, en la época de Salinas.
En 2009, Pinturerías y Recubrimientos de México –otra empresa del Grupo Vázquez Mota, con el mismo teléfono y dirección que Pinturerías de México– recibió de Diconsa, SA de CV, el contrato SUR-03-03-09 por 90 mil 315 pesos, y según el rotativo La Jornada de Oriente también obtuvo un contrato con el sistema para el Desarrollo Integral de la Familia de Puebla.
Dándole Color a Puebla es un proyecto que promueve la fundación Corazón Urbano. Ésta, a su vez, pertenece al consorcio de pinturas Comex, cuyo director general es Luis Antonio Vázquez Mota (La Jornada de Oriente, 22 de julio de 2011).
Corazón Urbano obtuvo la concesión para pintar más de 32 mil viviendas en colonias pobres de todo el país.
En febrero de 2011, Gerardo Vázquez Mota participó, como gerente comercial de Comex, en el acto inaugural del programa Corazón Urbano en la ciudad de Puebla, y afirmó que el objetivo de la empresa es que “no haya más ciudades grises y colonias sin pintar”.
Gerardo ha colaborado en las actividades políticas de Josefina, ayudándola a pasar la charola a empresarios en Puebla.
En mayo de 2009, según se reportó en una nota de prensa: “La coordinadora nacional de campaña de los diputados panistas, Josefina Vázquez Mota, cenó ayer por la noche en total sigilo con la cúpula empresarial y los panistas locales, para recolectar recursos para la campaña de diputados federales.
“La candidata plurinominal a diputada federal del PAN acudió a la casa de su hermano Gerardo Vázquez Mota para cenar y pasar la charola entre los empresarios” (www.quintacolumna.com.mx/2009/mayo/politica/pol_130509_jor_mota_pasa_charola.html).

La hermana incómoda

Silvia Margarita Vázquez Mota fue gerente administrativa de Pinturas y Derivados del Caribe (otra de las empresas familiares) en Benito Juárez, Quintana Roo, entre 1995 y 2000.
En 2000, cuando Josefina Eugenia llegó a la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol), su hermana Margarita se trasladó a la Ciudad de México como directora general de Practicaribe, empresa que vende materiales de construcción y entre cuyos clientes se encuentran, precisamente, contratistas de la Sedesol.
Años después, obtuvo empleo en la ciudad de México en la Procuraduría General de la República (PGR), y en 2011 fue ascendida a coordinadora de Formación y Políticas Públicas.
Renunció a ese puesto forzada por el escándalo suscitado cuando en algunos medios de comunicación se dio a conocer que la hermana de la candidata presidencial del PAN “tiene un salario nominal superior a los 170 mil pesos mensuales, es el brazo derecho de Angélica Herrera Rivero, fiscal especial para los Delitos de Violencia contra las Mujeres y Trata de Personas de la PGR y, en ocasiones, firma en su ausencia violando la ley al no contar con título profesional ni ser abogada como exige la norma” (www.sinembargo.mx/09-05-2012/229113).

La hija incómoda

Las hijas de Josefina y Sergio Ocampo son María José, de 25 años; Celia María, de 21, y Monserrat, de 18.
Las tres se han formado en escuelas confesionales: María José estudió derecho en la Universidad Iberoamericana; Celia María estudia Medicina en la Anáhuac, de los Legionarios de Cristo, y Monserrat en el Colegio Irlandés.
María José ha participado en la campaña de su madre, de forma tan intrusiva y protagónica, que ha despertado muchas críticas.
Ella maneja la organización Jóvenes Viviendo México (www.jovenesviviendomexico.com), que apoya la campaña de Josefina y de otros candidatos panistas. Entre sus proyectos está el llamado Coloreando México, sospechosamente vinculado a los negocios de la familia, y que consiste en pintar las fachadas de las casas como una actividad proselitista.
Por ejemplo, a fines de 2011 promovieron esa labor dentro de la campaña de la entonces candidata al gobierno de Michoacán, Luisa María Calderón, hermana de Felipe Calderón: “iban por los barrios pintando las fachadas para limpiar y dar color a sus calles. En todas estas actividades, obviamente, son bien visibles los colores de la campaña” (www.xavierpeytibi. com/2012/05/21/en-busca-del-voto-joven-en-mexico/).
En febrero de 2012 se comentó en internet el hecho de que en la portada de la revista Quién donde se exhibía Vázquez Mota con su familia no estuviera su hija Celia María, presumiblemente a causa de que su obesidad le restara aún más popularidad a su poco carismática madre.
*Maestro en filosofía; especialista en estudios acerca de la derecha política en México
Fuente: Contralínea 289
Buena salida tuvo Josefina Vázquez Mota en la Universidad Iberoamericana donde estudió y de la cual, irónicamente, había renegado. A pesar de las mantas en contra, los reclamos por la tragedia de la guardería ABC –a tres años del siniestro–, las descalificaciones de que trataba de satisfacer a sus públicos con discursos entrecruzados –según María José López, una de las que organizaron el acto contra Peña Nieto– y que aceptó los reclamos de varios, la candidata blanquiazul salió incluso entre porras de sus seguidoras.
El costo, empero, fue alto: despedir de su equipo a Juan Molinar Horcasitas, a quien había negado anteriormente (pero el sábado 2 de junio todavía aparecía en sus actos) y señalar que Juan Manuel Oliva, exgobernador de Guanajuato y alto miembro de El Yunque, no era de su equipo de campaña sino alguien ligado a Gustavo Madero. Curiosa forma de deslindarse.
Pocas horas después le nombraron como vocero a Juan Ignacio Zavala, hermano de Margarita (ella ha estado en varios actos de la abanderada panista), y en seguida a Maximiliano Cortázar, el que trabajó en Comunicación de la Presidencia de la República. Esas dos adiciones tienen que ver seguramente con el apoyo que le dará, muy tarde, Felipe Calderón luego de las terribles declaraciones de Vicente Fox.
Calderón, que no había aparecido en estas lides desde que expresó en una reunión de Bancomer que Josefina estaba a un dígito de Peña Nieto, seguramente hará un esfuerzo último para evitar que triunfen los dos que están en la pelea: Enrique, el mexiquense, y Andrés Manuel. Algo que para el hijo de Luis Calderón, fundador del PAN, resultaría la pesadilla más atroz: entregarle el poder a uno de quienes han atacado a los hijos de Gómez Morín. Y tal vez haya algunos ases bajo la manga de Los Pinos, los cuales puedan hacer variar la tendencia negativa que lleva desde hace un rato Vázquez Mota.
Hasta el momento, en todas las encuestas, la señora va en tercer lugar y a la baja. Y no encuentra cómo variar esa tendencia. Más bien se acentúa y cada golpe de timón, lejos de corregir el rumbo, pareciera que hace desequilibrar más al barco. Actualmente casi ha llegado al porcentaje más bajo del panismo. Y de no hacerlo, subir un poco, quedará en el fondo, ya que muchos de los adherentes están pensando en el voto útil. El cual, a decir de estudios, favorecería más a López Obrador que a Peña Nieto.
Es por ello que para muchos de los tricolores resultó una “bendición” lo dicho por el exbotudo: un apoyo abierto, aunque en lenguaje sibilino, a quien ha enviado adoctrinarse a sus correligionarios y le ha dado lana en diversas ocasiones al Centro Fox, es decir, al candidato del tricolor. A saber, Vicente, el esquizoide, no piensa en actos políticos, sino en operaciones matemáticas y de beneficio, algo que fue claro en los años de su gestión, favoreciendo a amigos, negocios de quienes lo apoyaron –las televisoras, por cierto– y a los hijos de Marta Sahagún, uno de ellos acusado de malversación de fondos en Estados Unidos.
Bien lo describió Salvador Camarena (La Crónica, 4 de junio) cuando Manuel Clohutier invitó a participar en elecciones a Vicente y éste dijo que sí, pero tenía miedo a que le embargaran el rancho. Hoy está fuera de duda esa cuestión, ya que el apoyo a su emporio es por parte de las víboras prietas, tepocatas y alimañas que él mismo sacaría de Palacio Nacional: el partidazo que se impuso por todos los medios durante más de 70 años.
Aunque hoy el impulso foxista lejos de ayudar a Peña Nieto, le puede costar en votación. Así como el apoyo de sus nuevos aliados, Manuel Espino, el que cayó en el torito por manejar beodo, y los antiguos izquierdistas, desde los hermanos René Arce y Víctor Hugo Círigo hasta las señoras Rosario Robles y Ruth Zavaleta. La exjefa del Distrito Federal ahora no podrá echarle porras a Cuauhtémoc Cárdenas, su antiguo protector, ya que éste ha optado por aliarse con el llamado Peje.
Pero en el caso de Josefina, la verdad es que hay más bajas. Fernando Gómez Mont, exsecretario de Gobernación, dijo recientemente que “a la campaña de Vázquez Mota le ha faltado consistencia”, algo que le han reclamado incluso sus aliados empresariales y no una, sino en varias ocasiones. Otros más la han instado a que sea más crítica que el que presume la república amorosa, pues señalan que no es atacando a Peña Nieto como logrará crecer.
Como sea, la dama que mal utiliza el lenguaje –ya que dice será presidenta, palabra inexistente en el castellano– no ha sabido trazar con claridad su ruta, la que modifica constantemente. Y sobre todo, nadie entiende en qué se diferencia de sus antecesores Fox y Felipe. Por lo que se advierte una continuidad a los gobiernos que no han dado los resultados esperados ni en democracia, justicia o economía.
Recientemente una evaluación mostró que Felipe Calderón llegó a los más bajos niveles de aceptación. Actualmente tiene 48 por ciento de opiniones positivas, 10 por ciento menos que en febrero. Y eso que ha llevado a cabo un activismo desenfrenado, presumiendo como siempre logros que únicamente están en su cabeza. Aunque tal vez por eso ya nadie le cree, algo que repercutirá en Vázquez Mota.
Por cierto, ante la nueva baja del peso a niveles históricos, la confusión entre panistas es de antología. No entienden qué pasa o no saben lidiar con el problema. En tanto Agustín Carstens dice que es obra de la crisis europea, José Antonio Meade le echa la culpa a la desestabilización financiera en otras partes y el antes muy visible Ernesto Cordero dice que todo se debe a que López Obrador subió en las encuestas y en el extranjero lo ven como un peligro para la economía (sic financiero).
Esto es una muestra de que no hay orden, concierto ni visión en el calderonismo, lo que pone cada vez más nerviosa a Josefina Vázquez Mota.
*Periodista
Fuente: Contralínea 289

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